Alan Gaskell (Clark Gable) es el capitán de un barco experto en cruzar los mares de China. Es un hombre experimentado, fuerte y aguerrido, al parecer de vuelta de todo. En cierta ocasión, el barco debe transportar un importante cargamento de oro desde Hong Kong hasta Singapur. Gaskell teme algo más peligroso que un tifón; el ataque, frecuente en la zona, de los piratas para hacerse con el botín.
La cinta es —insistimos—una de las más notables de cuantas nos han sido presentadas esta temporada. Estos mares lejanos, cuajados de piratas y de bandidos, en los que la aventura es siempre un riesgo y un riesgo peligroso, han sido reflejados con toda la belleza de sus juncos y el abigarramiento de sus marinerías. La parte puramente sentimental de la cinta ha sido tratada con un acierto innegable, porque no llega a imponerse nunca por si sola y, en cambio siempre aparece estrechamente relacionada con la acción. La actriz es Jean Harlow. y no tenemos inconveniente alguno en reconocer que su labor, en esta cinta, es de lo mejor de su carrera. (Alberto Gracián en La Vanguardia del 14 de marzo de 1936)
Mares de China pudo ser una gran película, pero se ha quedado
en intento por la poca habilidad de los escenaristas; Furthman y
McGuiness, atentos sólo al interés de episodio y a la velocidad,
han dejado sin resolver muchos de los problemas que se plantean en un
escenario que quiere conseguir el ritmo a justificar la continuidad.
Con todo, Tay Garnett logra bellos fotogramas cuando depende
exclusivamente de él la conducción de la cámara, (…) Pero cuando
el escenario vuelve a imponerse y dicta el camino a seguir Tay
Garnett no es más que un realizador discreto. Dentro del mismo tono
de discreción que envuelve casi continuamente a la película, salvo
en los momentos señalados, por parte del animador, o en los que se
deben a la iniciativa personal de los magníficos intérpretes.
(Antonio Barbero en ABC del 12 de abril de 1936)
En su afán por complacer, la película incluye todo lo que hay en el repertorio en su descripción del viaje del carguero desde Hong Kong a Singapur. Se puede recomendar como un espectáculo ruidoso y alborotador, que convierte en una distracción pasable temas bastante familiares. (...) Pero "China Seas" contiene tal abundancia de comedia y melodrama que sigue siendo entretenida incluso después de haber señalado sus defectos. (André Sennwald en The New York Times del 10 de agosto de 1935)
Todos parecen estar disfrutando enormemente haciendo esta película llena de diálogos chispeantes y acción ingeniosa, gracias al ágil guión de Jules Furthman y James Kevin McGuinness (basado en la novela de Crosbie Garstin) y la habitual producción de MGM de los años treinta. El productor Irving Thalberg quería una película que generara dinero y ésta lo era. (Derek Winnert)
Las escenas de acción abundan, incluido el obligatorio tifón que se precipita sobre el barco y envía olas que se estrellan contra la cubierta, lo que permite episodios de heroísmo y cobardía. Los piratas atacan y disparan y buscan el oro en la caja fuerte mientras Wallace Beery juega sutilmente con ambos bandos. Y estos efectos, debo admitirlo, me recuerdan cuánto prefiero el viento y la lluvia artificiales al viento y la lluvia creados por el ordenador. El material generado por el ordenador parece real. El material creado por el hombre se siente real. No es que importe tanto, ya que los efectos son meramente relleno entre las bromas de Harlow, Gable y Beery, que, como sabemos, triunfan sobre cualquier tempestad. (Nick Prigge en Cinema romántico)
Si bien esta película en su conjunto sigue siendo menor, tiene especialmente el mérito de confrontar a tres figuras clave del Hollywood de los años 30: Clark Gable, un exigente capitán con un corazón de oro; Wallace Beery, una cara increíble para hacer de embaucador; y Jean Harlow, cuya carrera fue demasiado corta, que aparece como descarada, buena chica y siempre vestida con atuendos increíbles. (À voir, à lire)
Fue en 1935, tras regresar de un viaje de dos años alrededor del mundo en su barco, cuando Tay Garnett firmó China Seas. Mezclando hábilmente romance y aventura, comedia y melodrama, se lanza a esta increíble historia de piratas en el Mar de China, interpretada por magníficos actores, Clark Gable, Jean Harlow y Wallace Beery. Aquí encontramos felizmente al mismo cineasta que filmó para la televisión a principios de los 70 de forma subrepticia, casi de contrabando, algunos capítulos maravillosos de Los Intocables, Caravana o Bonanza. (Louis Skorecki en Libération)
Esta es una de las últimas películas de Jean Harlow: la Rubia Platino interpreta a China Doll, una aventurera que se enamora de Clark Gable, mientras viaja en un barco cargado de oro. La película es bonita, el exotismo perfectamente falso y la dirección de Tay Garnett es cuidada. Pero es evidentemente Jean Harlow quien llama la atención. (François Forestier en Le Nouvel Obs)
Esta exótica aventura en el Mar de China es divertida, dramática y bastante improbable. Jean Harlow, la chica celosa y mal educada y Clark Gable, el capitán gruñón, son los pilares de la película. El barco lleva una apisonadora que espera a caer por la borda durante una tormenta y también un cargamento de oro. Vivimos un tifón y la nave es secuestrado por piratas malayos. Los papeles secundarios están esbozados con humor. Encontramos al eterno borracho que no se da cuenta de nada y las posturas afectadas de las mujeres de la alta sociedad. En definitiva, una buena peli para disfrutar en paz. (L'Oeil sur l'Ecran)
Estrenada en Barcelona el 13 de marzo de 1936 en el cine Fémina; en Madrid, el 11 de abril de 1936 en el cine Callao.
Reparto: Clark Gable, Jean Harlow, Wallace Beery, Lewis Stone, Rosalind Russell, Cecil Aubrey Smith, Robert Benchley, Dudley Digges.
Quizá la mejor película para que, quien no la conozca, descubra a Jean Harlow que aquí parece estar en su salsa.
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