viernes, 29 de enero de 2021

La casa Rusia (The Russia House, 1990). Fred Schepisi


Adaptación de la novela homónima de John Le Carré, ambientada en la época de la Guerra Fría. Barley Scott Blair (Sean Connery), un editor británico que se encuentra en Lisboa, se dedica más a la bebida que a atender a los distribuidores rusos de sus libros. Un día lo aborda un agente de la CIA que le pide que sirva de enlace con una bella espía (Michelle Pfeiffer) que puede proporcionarle unos importantes manuscritos de un disidente ruso. La misión de Scott consistirá en intentar averiguar la veracidad y las claves de esas notas sobre el servicio de inteligencia ruso, pero se trata de una misión que puede poner en peligro sus vidas.

La casa Rusia, filme rutinario, bonito a causa de los incomparables paisajes urbanos donde fue rodado y de sus intérpretes, pero que se derrumba una vez visto. No deja ni una huella en la memoria. (Ángel Fernández-Santos en El País del 18 de marzo de 1991)

No hay villanos -sería además impolítico que los hubiera-, no hay tensión dramática, no hay sentimiento de peligro real, sólo disquisiciones éticas y un puñado de frases ingeniosas. Es curioso observar que una de las más consistentes cartas de triunfo de "La casa Rusia" se vuelve en su contra. El hecho de ser la primera gran producción norteamericana filmada enteramente en la Unión Soviética le permite explotar extraordinarias localizaciones en Moscú y Leningrado, que contribuyen a su veracidad. Pero su empleo decorativo, relamido, acaba creando una fastidiosa atmósfera de postal turís-tica.(José Luis Guarner en La Vanguardia del 31 de marzo de 1991) 

La adaptación que Tom Stoppard ha hecho de la novela, con acomodaticio final feliz sustituyendo al original, es, además de artificiosa, confusa, lo que no ha faci-litado las cosas al tan pretencioso como inhábil realizador Fred Schepisi, que se pierde entre los esteticistas alardes de puesta en escena y el poco menos que documental turístico en que se convierten las secuencias de exteriores, posiblemente fascinado por el hecho de ser el primero en rodar en calle y plazas de, sobre todo, Moscú y Leningrado con toda libertad, aunque dada la escasa en-tidad del filme en sí mismo, acabe, con todo, por ser este aspecto visual uno de sus pocos alicientes. (César Santos Fontenla en ABC del 6 de abril de 1991) 

A juzgar por esta película, la vida de un espía de la Guerra Fría consiste en sentarse durante horas interminables en salas insonorizadas con gente que no te agrada especialmente, esperando que suceda algo. Es como ser un crítico de cine. (Roger Ebert)

La novela de espionaje de la era glasnost de John le Carre se ha convertido en un entretenimiento inteligente para adultos, pero el tono sombrío, la falta total de acción y sexo y la complejidad de la trama le inclinan principalmente hacia la audiencia de alto nivel. (Variety)

Hay evidencia del ingenio del Sr. Stoppard en el diálogo, pero sus frases no son fáciles de pronunciar, lo que no quiere decir que sean inpronunciables. Son torpes. A veces incluso resultan demasiado maduras, como cuando el personaje de Pfeiffer, recordando una historia de amor, le dice a Barley que perdió su inocencia la misma noche que los tanques soviéticos entraron en Praga. La estructura narrativa es un desastre. Si es responsabilidad del Sr. Stoppard, del Sr. Schepisi o de los montadores de la película, que trabajan de forma independiente, no tengo ni idea. Con frecuencia es inescrutable. (Vincent Canby en The New York Times)

La trama se vuelve innecesariamente compleja al mantener las cosas confusas y el final color de rosa es un poco exagerado. Pero a pesar de todos sus puntos bajos, es un film entretenido e insiste en cómo los burócratas de sangre fría con trajes grises mantienen la carrera armamentista por encima del clamor de aquéllos que quieren que el mundo actúe de forma más racional cuando se trata de armas de destrucción masiva. (Dennis Schwartz)

Película estrenada en Madrid el 15 de marzo y en Barcelona el 20 de marzo de 1991. 

Reparto: Sean Connery, Michelle Pfeiffer, Roy Scheider, James Fox, John Mahoney, Michael Kitchen, J.T. Walsh, Ken Russell.


lunes, 25 de enero de 2021

La cosa más dulce (The Sweetest Thing, 2002). Roger Kumble

 

La atractiva Christina Walters (Cameron Diaz), inesperadamente y tras años evitando relaciones serias con los hombres, una noche de fiesta conoce al que parece ser su media naranja, Pete (Thomas Jane). Pero cuando a la mañana siguiente Christina se entera de que Pete ha dejado la ciudad, Christina y su mejor amiga, Courtney (Christina Applegate), salen en su búsqueda y se encuentran con una serie de contratiempos durante su viaje.

Una especie de tosco episodio más de la tradicional comedia televisiva de situaciones, pero donde se han incluido cuantas groserías sobre sexo y escatología se le han pasado por la cabeza a la guionista Nancy M. Pimentel y que la censura de televisión nunca habría admitido en una de sus producciones. (...) Una sucesión de largas situaciones que intentan ser subidas de tono, pero resultan un tanto ridículas en cuanto lo que se dice, todo, no guarda relación con lo que se ve, nada, que además están mal realizadas y peor interpretadas, con una más que discutible gracia. (Augusto Martínez Torres en El País del 19 de julio de 2002)

La cosa más dulce” esuna comedia políticamente incorrecta, de humor grosero y descarado, con fugas hacia la escatología y el disparate soez (...) una función desmelenada que pasa no sólo por el aludido humor grueso, sino también por el“slapstick” y la inesperada presencia de canciones y bailes de un mal gusto muy apropiado para la entidad gamberra del producto. La suma de tanto dislate arroja un saldo irregular aunque propenso a la sana diversión. (Jordi Batlle Caminal en La Vanguardia del 21 de julio de 2002)

Lo interesante del film que nos ocupa, es que, siendo una comedia romántica: A) está enfocado desde el punto de vista de la mujer y B) rompe buena parte de los tópicos «merengues» que se presuponen en el sexo femenino. (...) El film tiene momentos verdaderamente delirantes, que recuerdan muchos «gags» sacados del mejor humor escatológico de los Farrelly, y dinamita buena parte de la imagen «rosa» de su protagonista Cameron Díaz, que a pesar de ir de gazmoña por el film, en otros no lo es tanto. En definitiva, no es que sea ninguna maravilla, tiene carencias en el ritmo y en el arranque, pero en definitiva, es un film divertido, fácil de ver. (Federico Casado en ABC Sevilla del 3 de agosto de 2002)

'The Sweetest Thing' se limita a hilvanar una serie de sketches supuestamente subidos de tono sin llegar a ser irreverente en ningún momento. Y, lo que es peor, sin ni tan siquiera resultar divertida. La película explota mucho más el exhibicionismo físico de las protagonistas que su vena cómica. Sin llegar a encontrar un punto autoparódico intermedio. (Eulàlia Iglesias en Sensacine)

Una colección de gags de acertar o fallar unidos por una delgada trama. (Rotten Tomatoes)

Está profundamente obsesionada con catalogar cada gag sobre fluidos corporales de Algo pasa con Mary e idear un gag de clonación paralela. (Roger Ebert) 

Podemos adivinar aquí los efectos de la iluminación en un productor alucinado por la visión de un American Pie en femenino. El negocio se lleva a cabo con un cinismo tranquilo: bajo bromas lascivas, una intriga (chico rico y chica acomodada casándose de blanco en el fondo) de un conformismo descarado. (Thomas Sotinel en Le Monde)

Un embolado digerible por la energía explosiva de estas tres chicas que sólo quieren divertirse. Encabezando la lista: Christina Applegate, que no sólo es la mejor del show, sino que se lo roba a Cameron Diaz al ser la verdadera bomba cómica de la película. (Stéphanie Lamome en Première) 

Película estrenada en España el 19 de julio de 2002.

Reparto: Cameron Díaz, Christina Applegate, Selma Blair, Thomas Jane, Parker Posey, Jason Bateman.


jueves, 21 de enero de 2021

Ocean's Eleven (2001). Steven Soderbergh


Danny Ocean es un carismático ladrón que, tan sólo 24 horas después de cumplir una larga condena en prisión, ya está planeando su próximo delito. Su objetivo: realizar el mayor atraco de casinos de la historia. Para ello formará un equipo de once hombres, cada uno de ellos el mejor en su campo. Sin embargo surgirá un problema inesperado: el dueño de los locales, Terry Benedict, está saliendo con Tess, su exmujer.

El buenísimo guionista Ted Griffin pone en bandeja a Soderbergh una pera en dulce que éste convierte en un despliegue de preciosa mecánica cinematográfica. El resultado es una película desalmada en sentido literal, un filme sin alma, una fría ecuación visual que va al grano -cada toma es una cosa; cada plano, un hecho; cada escena, un suceso; cada secuencia, un filme dentro del filme- con pasmosa y despiadada exactitud, además de con una funcionalidad sin fisuras, que se percibe en el encaje milimétrico, sin la menor holgura entre pieza y pieza, del aparatoso puzzle argumental, un juego, o una jugarreta, de intriga y de acción que no tiene rellanos ni desperdicios, y que se respira de una vez, de un trago. (...) Un alarde de montaje de alta precisión analítica, que teje y enlaza un complicado, pero transparente, tejido de acciones paralelas que saltan sobre gozosas detenciones en guindas cinéfilas de la enjundia de El golpe, Rififí y el primer gran mecano de Misión: imposible. Y se recupera el limpio gozo de jugar al cine y volar sobre los lomos de la oscura quietud de una butaca. (Ángel Fernández-Santos en El País del 18 de enero de 2002)

Un decoroso y ocasionalmente inspirado ejercicio de cine comercial, dotado de humor y suspense, con actores estrellas realmente espléndidos (Lluís Bonet Mojica en La Vanguardia del 20 de enero de 2002)

No nos llamemos a engaño: lo verdaderamente importante de esta divertida y entretenidísima película es la memorable galería de los once personajes que perpetran el robo —desde un contorsionista oriental, hasta un carterista sacado del metro o un egregio timador convertido en magnate ruso— y sus relaciones, que están enmarcados en una narración tan ágil que no permite ni un segundo de distracción. (Federico Casado en ABC Sevilla del 21 de enero de 2002) 

En el fondo, parece que a Soderbergh le interesa poco la historia de estos ladrones y él prefiere centrarse en filmar los casinos, esos monumentos del derroche capitalista llenos de colores chillones, luces de neón y jugadores compulsivos. Por eso, su guión va saltando de una escena a otra sin mucha convicción. El recuerdo de los acontecimientos se borra rápido de la memoria, quedando solo las magníficas imágenes filmadas por Soderbergh, más cerca de un anuncio de tendencias que de una película. (MIguel Blanco en Sensacine)

Lejos de la mafiosa endogamia del original, la película de Soderbergh prefiere dispersar sus afectos por un reparto excepcional, que funciona a la vez como bonito conjunto decorativo y como eficaz intérprete coral. Es cierto que en el retrato de grupo se pierde la chispa individual "hay personajes que ni siquiera existen, son únicamente pretextos argumentales: a saber, Julia Roberts", pero la química del azar los cruza y los separa con la astucia narrativa de "Traffic". Es cierto, también, que la aproximación de Soderbergh al thriller setentero está tan obcecada en alejarse de la vulgaridad que toma demasiada distancia, que congela la identificación del público con los personajes. En ese sentido, si hay algo de qué acusar a "Ocean's Eleven" es de ser excesivamente fría y premeditada. Por poner un ejemplo ludópata, esta película debería haberse parecido más a una timba de póquer que a una partida de ajedrez. (Fotogramas)

Tan rápida, ingeniosa y entretenida como repleta de estrellas y con un estilo fresco, Ocean's Eleven ofrece una ración bien sazonada de entretenimiento de palomitas de maíz. (Rotten Tomatoes)

Una broma para todos los interesados, incluida la audiencia. (Todd McCarthy en Variety)

No me conmovió y no me involucré mucho, pero me gustó como un ejercicio para cinco dedos. (Roger Ebert)

Un juego divertido y cuidadosamente elaborado. (Rita Kempley en Washington Post)

Todo está bien engrasado y, si no tienes mucho cuidado con las increíbles libertades que se permite el guión, puedes disfrutarla. (Didier Péron en Libération)

Al contrario de lo que cabría esperar, Ocean's Eleven, como "película coral", no esconde sorpresas, mientras que los interludios románticos son formidables (...). De hecho, es en la comedia romántica donde Soderbergh es más convincente aquí. (Olivier Père en Les Inrockuptibles)

Película estrenada en España el 18 de enero de 2002.

Reparto: George Clooney, Brad Pitt, Julia Roberts, Matt Damon, Andy García, Don Cheadle, Casey Affleck, Scott Caan.


martes, 12 de enero de 2021

Ghost World (2001). Terry Zwigoff

 

Enid y Rebecca, dos rebeldes adolescentes amigas desde hace años, no saben cómo pasar el rato ahora que ya han acabado los estudios de secundaria. Pese a sus tímidos esfuerzos por encontrar trabajo, a menudo acaban deambulando por las calles, escrutando el comportamiento de la gente que les rodea. Atraídas por los personajes excéntricos, suelen mirar los anuncios personales del periódico local. Enid llama al autor del anuncio más lamentable, un hombre solitario de cuarenta años, coleccionista de discos, y le invita a una cita a ciegas. Ambas acudirán al restaurante convenido para espiarle y saber cómo es su vida...

Prodigio miniaturista, Ghost World está llena de pasos perdidos, de fugaces roces, de presencias efímeras, de aladas minucias que van conformando, en acumulación invisible, una visión de la desesperanza que crece en la vida herida por la inutilidad, la falta de horizonte y la melancolía. Hay pocas exploraciones tan veraces como ésta de los estados de indefinición del carácter o, si se quiere, del espíritu, que es la tierra movediza por donde se mueve el lado trágico de la adolescencia. (Ángel Fernández-Santos en El País del 4 de enero de 2002) 

Nunca el celuloide “teenager” había horadado como aquí, hasta el mismísimo tuétano, esa desasosegadora sensación de no tener nada (tal vez no querer tener nada) por lo que luchar o, si se quiere, tener la nada, en su sentido más sartriano, pegada al estómago.(...) Una película de tono desangelado, imágenes apesadumbradas y de acento naturalista, con algún punto de fuga onírico, como ese autobús espectral y luminoso, donde los tiempos muertos adquieren una intensidad casi antonioniana. No crean, por lo dicho, que es una obra aburrida: “Ghost world” es, sí, un filme triste, poéticamente triste, si pensamos en el magnífico personaje del coleccionista de viejos vinilos que encarna un pletórico Steve Buscemi, pero admirablemente vivo, esculpido con milimétrica precisión y fértil en su capacidad de observar, de frente y despedazándolo, el “american way of life”.(Jordi Batlle Caminal en La Vanguardia del 6 de enero de 2002)

Una película de verdad abrumadora y apocalíptica sobre nuestro mundo, nuestro ombligo, nuestro presente y nuestro futuro. (E. Rodríguez Marchante)

Hay películas que quedan marcadas en la historia por reflejar a la perfección el momento en el que se realizaron. Por dejar constancia de una manera fiel de un hecho determinado. Podemos decir que 'Ghost World' entra en esa categoría, pues esta cinta independiente donde dos amigas, entre lo freak y lo nerd muestran su desconfianza hacia el mundo puede ser la historia de muchos espectadores de aquella época, criada en la cultura del comic y los videoclubs. (Miguel Blanco en Sensacine)

Esta película, que observa las neurosis de la pubertad con mirada severa pero comprensiva, no elude ninguno de los grandes temas del angst teenager: la cobardía que esconde el misántropo; la metamorfosis que sufre una amistad íntima cuando una de las partes teme comprometerse con la evolución de la otra; el miedo a la muerte, que siempre llega con retraso. Pero, por encima de todo, Ghost World es: 1) Una de las más hermosas historias de amor del cine reciente; y 2) Una vehemente reivindicación del arte entendido como expresión íntima, auténtica y desprejuiciada. (Sergi Sánchez en Fotogramas)

Con ingenio mordaz, Terry Zwigoff convierte la novela gráfica de Daniel Clowes en un viaje inteligente y cómico a través de la inexpresiva angustia adolescente. (Rotten Tomatoes)

La mayor distinción de "Ghost World" es su espíritu singular. Es una comedia oscura y inexpresiva sobre chicas alienadas que logra ser inteligente, extraordinariamente extraña, extremadamente divertida y misteriosamente entrañable al mismo tiempo. (Joe Morgenstern en Wall Street Journal) 

Nunca predecible, esta película a menudo es hilarante y conmovedora, adaptando sutilmente la puesta en escena del original de Clowes sin ser elegante ni entrometida al respecto. (Jonathan Rosenbaum)

No esperaba a Rebecca de Sunnybrook Farm, pero hay un límite para la mezquindad que uno puede soportar en un personaje que se supone que encuentra encantador. (Andrew Sarris)

Quería abrazar a esta película. Emprende un viaje tan arriesgado y nunca se equivoca. (Roger Ebert) 

Ghost World es la gota de ácido sobre la herida de la clase media estadounidense. (Lise Bellynck en Cahiers du Cinéma)

Que una primera película se atreva hoy a denunciar un sistema de explotación inicuo, que se ha convertido en mayoritario y pese a todo vital para la carrera de esta producción, demuestra coraje y una gran conciencia social. (Pierre Eisenreich en Positif) 

Película estrenada en España el 4 de enero de 2002 .

Reparto: Thora Birch, Scarlett Johansson, Steve Buscemi, Brad Renfro, Ileana Douglas.

jueves, 7 de enero de 2021

Beau Brummell (1954). Curtis Bernhardt


El capitán George Bryan Brummell (Stewart Granger) es un soldado británico que aprecia la ropa fina y la vestimenta innovadora. Aunque al principio se burla del Príncipe de Gales (Peter Ustinov) con comentarios insultantes sobre los diseños del uniforme del príncipe, finalmente se convierte en su confidente más cercano. Brummell también se enamora de la hermosa Lady Patricia Belham (Elizabeth Taylor). Sin embargo, su franqueza finalmente lo lleva al exilio a Francia.

El propósito  de lograr  una obra  de ambiente se cumple,  pero  que  hay algo más en el  relato  que presenciamos: las  escenas  finales  cobran  verdadera intensidad  dramática que  se comunica  al espectador,  quizá  por la magnífica  interpretación de Stewart Granger en  esos pasajes,  la  mejor de cuantas  conocemos del actor,  y  de  Peter   Ustinov,  que hace en toda  la película una labor admirable.Se ha tenido en el guión de la cinta la habilidad de  resaltar  la  figura del "dandy",  de idealizarla  sin exagerarla   demasiado y de no tergiversarla  en sus rasgos esenciales.  Al diálogo  se le ha  dotado de agudeza  y se han tomado frases  auténticas  del personaje. Por  otra  parte,  los escenarios,  muestran el buen  gusto  del realizador,  que ha sabido  elegirlos,  disponerlos  y  animarlos. En efecto, la  evocación  es convincente  y así tenemos la  impresión  de vivir  un trozo de la  vida  de la  época  en Inglaterra;  que es donde casi  toda  la acción  se desarrolla. (Donald en ABC del 21 de diciembre de 1955)

Los intérpretes, el colorido, la espectacularidad y la excelente realización de Curtis Bernhardt, piezas todas éstas, incluido el propio argumento, de un mecanismo cinematográfico y dramático perfecto, de una precisión exquisita e infalible. Nada, pues, se ha escapado al cálculo de los efectos pretendidos para cuya consecución se han empleado los mejores y más lucidos recursos del cinema norteamericano, ora en la suntuosa gracia de los escenarios, ora en el movimiento y la armonía de los exteriores, ora en el seguro pulso de los fugaces detalles que resumen tantas palabras. Se trata, así, de una encuadernación de lujo inimitable que ha sido capaz por su sola riqueza de valorar su hondo contenido. (…) Por si todo ello fuera poco, Beau Brummell ofrece un doblaje técnica y literariamente impecable y una excelente música de Richard Addinsell, tal vez la mejor partitura cinematográfica de estos últimos tiempos. (Horacio Saenz Guerrero en La Vanguardia del 23 de diciembre de 1955)

De todas las influencias de la moda masculina creadas durante el siglo XIX, ninguna se comparó con los destellos de inspiración establecidos por George Bryan Brummell. Esta película titulada "Beau Brummell" es una mirada superficial al hombre y sus declaraciones sobre la vida y la moda. Nacido en Londres, educado en Eton y durante un tiempo amigo íntimo del rey Jorge IV, Brummell se codeó con los ricos y poderosos, a pesar de que, lamentablemente, tampoco lo era. Stewart Granger interpreta a Beau Brummell con una actitud despreocupada pero superior y con el estilo engreído del prometedor hombre mundano. Aunque, no en su vida real, Elizabeth Taylor interpreta a Lady Patricia Belham, una mujer de cultura, crianza y estatura social, que sigue siendo tan esquiva como las aspiraciones financieras de Brummell. Peter Ustinov interpreta al Príncipe de Gales y futuro Rey de Inglaterra con un estilo y una facilidad convincentes. Robert Morley, James Donald y James Hayter como Mortimer se suman al excelente elenco al igual que Noel Willman, que interpreta a Lord Byron. Como resultado, esta película puede no reflejar la verdad exacta del gran dandy de Inglaterra, pero establece el escenario real al que estaba acostumbrado el verdadero Beau Brummell. Una excelente adaptación recomendada a todos los que deseen estudiar al hombre, los tiempos y las increíbles influencias que tuvo en su día. (Internet Movie Database)

La película es hermosa, y esa es la única palabra: hermosa en los escenarios, en el vestuario y en la fotografía. Fue producida en Inglaterra, de modo que cosas como los húsares en desfile, el mobiliario de palacios y mansiones y una secuencia de una caza del zorro tienen una riqueza poco común, un sello genuino. Pero principalmente es en el gusto y el ingenio del diseño, en las exquisitas combinaciones de colores y en los suaves efectos logrados mediante el uso superlativo de la cámara que "Beau Brummell" se convierte en una película encantadora. Puede haber un ligero movimiento de vergüenza cuando se vea en el Royal Command Performance en Londres el próximo mes, pero nadie podrá decir con justicia que no ha visto un espectáculo atractivo y brillante. (Bosley Crowther en The New York Times del 21 de octubre de 1954)

Drama elegante y lujoso que se acerca un poco más a la historia real que la mayoría de las películas históricas de la época. Con hermosos trajes, Elizabeth Taylor está deslumbrante y el elenco incluye a una asombrosamente joven Rosemary Harris. Granger está bien como protagonista, pero la mejor actuación proviene de Peter Ustinov. (Rotten Tomatoes)

Película estrenada en Madrid el 19 de diciembre de 1955 en el cine Avenida; estrenada en Barcelona el 22 de diciembre de 1955 en los cines Aristos y Niza.

Reparto: Stewart Granger, Elizabeth Taylor, Peter Ustinov, Robert Morley, James Donald, James Hayter, Rosemary Harris, Paul Rogers, Noel Willman.

viernes, 1 de enero de 2021

La guerra privada del mayor Benson (The Private War of Major Benson, 1955). Jerry Hopper


El mayor Benson (Charlton Heston) es instructor en una escuela militar. Sus métodos son demasiado duros, por lo que sus superiores deciden trasladarle a otra escuela. Los cadetes que Benson entrenará allí son especiales, son niños.

La dirección de Jerry Hopper, a quien descubrimos en este film, es una lección de soltura y de precisión. Nada le falta y nada le sobra a «La guerra privada del Mayor Benson». Es decir, si algo le sobra sería gracia, la gracia que convierte en una sonrisa permanente la contemplación de los apuros del comandante Benson enfrentado a los reclutas de su West Point en miniatura. (Horacio Saenz Guerrero en La Vanguardia del 17 de diciembre de 1955)

La película tiene algún momento feliz—apenas un par de ellos— y un que otro chispazo de humor. La transformación del rígido ordenancista nos pesó de tal manera, que nos pareció experimentarla a lo largo de meses en nosotros mismos. (Donald en ABC del 23 de febrero de 1956)

El resultado es una película familiar floja, a la que le falta inventiva y mayor enloquecimiento.
A destacar cierta comicidad inusual de Charlton Heston en humor físico, la música de Henry Mancini, y la presencia de un bisoño Sal Mineo pre-“Rebelde Sin Causa”. (Antonio Méndez en AlohaCriticón)

Discreta comedia de ambiente militar que ilustra los problemas de un rudo oficial destinado a una academia y enfrentado tanto con sus jóvenes alumnos como con las monjitas encargadas de la intendencia. Pese a que su argumento tuvo una nominación al Oscar, la tontería es su tónica. La realización es apenas funcional, desaprovechando los momentos más prometedores de la trama. (Fotogramas)

Una comedia tímida y moderadamente divertida sobre un rudo soldado (Charlton Heston) en una escuela para niños. Tim Hovey, como soldado raso de seis años, destaca entre los cadetes. (Clyde Gilmour en Maclean's Magazine)

Heston muestra un sorprendente talento para la comedia. (Dennis Schwartz)

Película estrenada el 16 de diciembre de 1955 en Barcelona en el cine Windsor y el 20 de febrero de 1956 en Madrid en el cine Palacio de la Prensa.

Reparto: Charlton Heston, Julie Adams, William Demarest, Tim Considine, Sal Mineo, Tim Hovey, Nana Bryant, Milburn Stone, Mary Field.