viernes, 31 de mayo de 2019

El viaje a ninguna parte (1986). Fernando Fernán Gómez


Franquismo, años cuarenta. En una compañía de cómicos de la legua medio emparentados entre sí, aunque no recuerdan con precisión cuál es su parentesco, surgen amores y desamores. Hay separaciones dolorosas y encuentros felices; el trabajo se entremezcla con el amor, los problemas económicos con los familiares, y el hambre con el sueño de alcanzar el triunfo.

El filme lo ha escrito y dirigido un actor, lo han interpretado una veintena de actores, lo han producido dos actores, lo ha musicalizado un noctámbulo actor del saxo y lo ha fotografiado un maestro indagador de rostros de actores. No podía ser de otra manera. Sólo el actor puede llorar así su apagamiento, decir cómo lamento que allí donde él muere, muere el teatro. Esa es la triste, oscura condición testamentaria de está bellísima obra. (Ángel Fernández Santos en El País del 17 de octubre de 1986)

Con todo, en el difícil equilibrio entre los dos primeros tercios y el último, «El viaje aninguna parte» es la mejor película de Fernando Fernán-Gómez director-guionista. (...) El estilo de la realización es funcional, sin ningún tipo de florituras, sin que la sintaxis cinematográfica merezca ningún subrayado por su calidad o sus hallazgos, simple vehículo de sinceridades agnósticas. (Pedro Crespo en ABC del 19 de octubre de 1986).

No parece exagerado ver en "El viaje a ninguna parte", la mejor película española de este año hasta el momento, su obra maestra, la culminación feliz de una carrera de actor, escritor y director absolutamente fuera de lo común. (José Luis Guarner en La Vanguardia del 13 de noviembre de 1986)

El mejor film de Fernán Gómez desde su memorable "El extraño viaje", donde fija su mirada en el mundo de los cómicos ambulantes. Con un espíritu cercano al Bardem de "Cómicos", contempla este entrañable universo con una acertada mezcla de ternura y sarcasmo. Estructurada con gran habilidad, y con un reparto de lujo, supera felizmente su larga duración sin que el cansancio haga presa en el espectador. (Fotogramas)

Quizá el único (y pequeño) defecto de esta obra clave de nuestro cine radique en su compleja estructura de flashbacks, en cierta ruptura rítmica un tanto caótica que no desmerece la, en su conjunto inquietante, profunda e impagable visión de la vida de este genial director, guionista e imponente actor que es parte fundamental de la historia cultural de nuestro país, de aquella idiosincrasia irrepetible del cine que hoy, algunos, miramos con nostalgia. (Los lunes seriéfilos)

La dirección fotográfica de Alcaine quiso recordar lo que había visto en su infancia, cuando en muchas casas españolas de la posguerra la luz era un bien de pudientes y el calor en el hogar esquivaba a la mayoría. Su fotografía, poco dada a artificios, quiso captar la tristeza de la pobreza en uno de los rodajes en los que, según confiesa, más ha disfrutado. Si a eso le sumamos el acierto de una espléndida banda sonora de un talento musical como Pedro Iturralde y las nostálgicas canciones de Los Panchos y Alberto Pérez, el homenaje a estos cómicos de la legua que viajan por tascas de mala muerte mientras luchan contra su propia extinción resulta sobrecogedor. (Jorge B. Montañés y Daniel Izeddin en El Mundo)

Pero nada funcionaría si no fuera por José Sacristán. El actor presenta una exquisita actuación. No sólo la mejor de su carrera, sino una de las mejores del cine español. Invoca casi cuatro décadas de una vida, en varios planos de realidad, y es persuasivo hasta el momento de la muerte. Fernán Gomez lo despide con un minuto de silencio a lo largo de los lugares que le sirvieron de escenario, reales e imaginarios – o más bien, todos imaginarios, porque sabemos que estamos viendo una construcción cinematográfica. Pero el impacto emocional es innegable, especialmente cuando la cámara repasa el legendario Cafe Gijón, lleno de veteranos, aspirantes, diletantes y soñadores. En el fondo, todos queremos creer en lo imposible. Esta carte de amor a los actores toma medida del sueño y la pesadilla, convencida de que pase lo que pase, la lucha vale la pena. La película ganó tres premios Goyas: Mejor Película, Mejor Dirección y Mejor Guión Adaptado. (Juan Carlos Ampié en Cine Qua Non)

Película estrenada el 16 de octubre de 1986.

Reparto: José Sacristán, Fernando Fernán Gómez, Juan Diego, María Luisa Ponte, Nuria Gallardo, Gabino Diego, Laura del Sol, Agustín González, Óscar Ladoire, Queta Claver, Simón Andreu, Carlos Lemos, Carmelo Gómez

 

viernes, 24 de mayo de 2019

Cuando éramos soldados (We Were Soldiers, 2002). Randall Wallace


En plena guerra del Vietnam, el coronel Hal Moore (Mel Gibson) y sus soldados (unos 400 hombres) aterrizaron en noviembre de 1965 en una región conocida como "El valle de la muerte". Allí fueron recibidos por más de 2.000 soldados del Vietcong, desencadenándose una de las batallas más feroces de la guerra.

Junto a la indecencia de su belicismo encubierto, está la incapacidad del guionista y el director del engendro para poner en movimiento el flujo de tensión y acción que pide un género tan complejo como el bélico, que exige altísima precisión en las definiciones rítmicas y en los desarrollos espaciales (recordemos La delgada línea roja, donde Terrence Malick acota con alta precisión el espacio de un campo de batalla). Pero nada remotamente parecido a esto hay en la amorfa inexpresividad de esta ofensa al cine. (Ángel Fernández-Santos en El País del 28 de junio de 2002)

El resultado es un indigesto cóctel de integrismo religioso y soflama militarista. Aunque abuse de la imagen ralentizada como subrayado dramático, Wallace imprime notable brillantez visual a las escenas de guerra, en especial las nocturnas.Pero diálogos como el de Gibson diciendo: “Ser buen soldado te hace ser mejor padre” propiciaron que el cronista se pellizcara en la penumbra de la sala, creyéndose en sueños y víctima de alucinante pesadilla. (Lluís Bonet Mojica en La Vanguardia del 30 de junio de 2002)

Todo exagerado hasta lo grotesco y lo paródico, con un sentido esperpéntico y demasiado calculado de lo que sería el estilo clásico. Una película caduca y falsa que quiere copiar a los modelos clásicos del cine bélico de Hollywood, pero a la que le pierde su tendencia al gigantismo dramático. (Miguel Blanco en Sensacine)

Aparte de la brillantez de algunas de sus secuencias bélicas (salvo las nocturnas, demasiado estereo-tipadas), Wallace expone con acierto la angustia de aquéllos que parten a combatir y la de sus familias. (Joaquín R. Fernández en La butaca)

No aportan nada nuevo las particularidades psicológicas frecuentadas miles de veces en el personaje heroico y los recursos técnicos de realismo y crudeza guerrera ya cargantes por su reiteración en el contexto tras el éxito de “Salvar Al Soldado Ryan”. (AlohaCriticón)

Los clichés de guerra se imponen un poco, pero la película logra poner un rostro humano a los soldados de ambos bandos en la guerra de Vietnam. (Rotten tomatoes)

Cuando me metí en mis recuerdos de la Segunda Guerra Mundial, me encontré extrañamente conmovido incluso por los artificios más cursis y trillados. (Andrew Sarris)

Las secuencias de batalla en We Were Soldiers no son tan complicadas como en Black Hawk Down, pero esta película hace un trabajo mucho mejor para establecer a los personajes antes de que se lancen a la batalla. (Richard Roeper)

Durante gran parte de su duración, la película consiste en escenas de batalla. No son tan lúcidas y fáciles de seguir como los eventos en 'Black Hawk Down', pero el terreno es diferente, el lienzo es más grande y no hay ojos en el cielo para rastrear los movimientos de las tropas. (Roger Ebert)


Tiene un impacto que trasciende la política y una dramatización excesiva a cargo del escritor y director Randall Wallace. (Peter Travers en Rolling Stone)


A este espectáculo se agrega un rito, relativamente nuevo en relación con las películas dedicadas a la Guerra de Vietnam: el homenaje al adversario. (...) El comandante de las tropas vietnamitas se presenta como un sabio valiente (no tanto como Mel Gibson, aún así, él no va a disparar). Este deseo de falsa simetría, esta ingenua puesta en escena de la guerra evoca irresistiblemente las grandes máquinas cinematográficas y militares de la década de 1960, cuyo arquetipo sigue siendo El día más largo. (Thomas Sotinel en Le Monde)

Cuando el fuego ya está en el frente, la paciencia ha de extenderse a hora y media de acción, asedios, despanzurramientos y sacrificio; un tramo de cine aceptablemente bien confeccionado pero exento de fascinación y salpicado, como el precedente, por frases (Me alegra morir por mi país) que al espectador juicioso le duelen tanto como a los personajes de ficción sus múltiples heridas abiertas. Decididamente, esta es otra de esas películas que en un mundo ideal no existirían ni en sueños. (Jordi Batlle Caminal en Fotogramas)

Película estrenada en España el 28 de junio de 2002.

Reparto: Mel Gibson, Madeleine Stowe, Sam Elliott, Greg Kinnear, Chris Klein, Barry Pepper.


lunes, 20 de mayo de 2019

Corrupción en Miami (Miami Vice, 2006). Michael Mann


Los detectives Sonny Crockett (Colin Farrell) y Ricardo Tubbs (Jamie Foxx) trabajan en la unidad antivicio del Departamento de Policía de Miami. En medio de una operación menor reciben un "soplo" sobre los posibles culpables de la muerte de dos agentes federales y la masacre de una familia. En el caso están implicados miembros del propio departamento. Autorizados por el teniente Castillo (Barry Shabaka Henley), y con la ayuda del agente federal John Fujima (Ciarán Hinds), los dos detectives se infiltran bajo una nueva identidad en una red de tráfico de drogas para averiguar quiénes son los responsables de la muerte de sus amigos e investigar el Nuevo Orden del Crimen Organizado.

Una tarea pues, como mínimo, arriesgada. Pero es Michael Mann, objeto de culto, una garantía de cine de acción bien hecho y un tipo con un sello especial del que algo siempre queda. En este caso concreto, él y su trabajo en cámara, que del resto hay poco que rascar. Una historia policial corriente y moliente, como tantas otras que se han venido haciendo (...) Sólo que aquí hay sello Mann, mucho detalle, mucho lujo, mucho dólar y muy, pero que muy buena fotografía. Un envoltorio de primer orden con un contenido sin sorpresas, sin nada nuevo que decir:(José Manuel Cuéllar en ABC del 8 de septiembre de 2006)

En Corrupción en Miami, la película, Mann se desmarca casi por completo del cine de acción espectacular, lo que acaso decepcione al público mayoritario, para filmar un thriller, notable y a ratos absorbente, que pretende desentrañar las intrincadas redes de connivencias y corrupciones existentes en el tráfico de drogas a gran escala. El metraje es ciertamente desmesurado, pero la inclusión de Gong Li, gran fetiche del cine chino (aquí habla incluso en español), como la amante del capo y encargada de controlar el blanqueo de dinero, y su relación con el policía encarnado por Colin Farrell, elevan poderosamente la función. (Lluís Bonet Mojica en La Vanguardia del 10 de septiembre de 2006)

El estilo visual de 'Corrupción en Miami' (la película), combinación de imagen digital y unas pocas tomas en Super 35, es portentoso y fascinante. La vistosa geografía urbana enfocada en todos sus estratos y el curioso efecto de hiperrealismo estilizado que consigue la imagen digital proporcionan una inmediatez inédita y convierten algunas secuencias (como el trayecto en lancha hasta La Habana y toda la estancia de Sonny e Isabella allí) en deliciosas digresiones llenas de goce sensorial. Frente a lo alambicado de otras piezas emblemáticas de Mann, como 'Heat' o 'El dilema', esta propuesta se erige liberada de las inercias argumentales del género criminal para dar lugar a una narración poliédrica, incompleta y en crisis constante. No está renovando el thriller policiaco, sino toda una forma de narrar. (Diana Albizu en Sensacine)

La película no es mala, pues tiene todo el buen hacer del señor Michael Mann. Digo “decepcionante” porque me esperaba bastante de este film, no porque esté lejos de cumplir las expectativas de cualquiera. ‘Corrupción en Miami’ no está a la altura de ‘Collateral’ o de ‘Heat’, pero merece la pena verla. Las escenas de acción tienen fuerza y están muy bien rodadas y especialmente bien montadas. El ritmo y el tono habituales en Mann, que probablemente son lo que le convierte en un autor dentro del cine de acción, están presentes también aquí. Sin embargo, el guión deja mucho que desear, especialmente en cuanto a los personajes se refiere.(Beatriz Maldivia en Espinof)

En esta ocasión esa penetración no existe y la trama, en especial en sus primeros actos, pierde eficacia a causa de un exceso de palabrería farfullada, de la nula conexión emocional entre la pareja protagonista que repite tics de interpretaciones previas, y de un trémulo trabajo de cámara realmente enojoso y propio más de un inmaduro estudiante de una mala academia de cine que de un veterano que tendría que olvidarse ya de florituras temblorosas que no aportan nada de nada a la narración y que más que crear atmósfera termina ahogando todo el conjunto en engañifas visuales vendidas como presunto estilo megacoolguay. (Antonio Méndez en AlohaCriticón)

Miami Vice está muy bien filmada, pero los personajes principales carecen del carisma de sus homólogos de la serie de televisión, y la historia poco desarrollada está muy por debajo de los estándares de las mejores películas de Michael Mann. (Rotten Tomatoes)

Disfruté del nuevo Miami Vice del Sr. Mann desde su primer fotograma deslumbrante hasta el último, aunque no puedo decir que gran parte de él tuviera sentido, pero tampoco los titulares diarios. (Andrew Sarris)

El ritmo y la proporción de Heat (1995) y la sensación de lugar y carácter evidentes en Collateral (2004) se han desechado para una trama de rutina en la que los policías Colin Farrell y Jamie Foxx se hacen pasar por narcotraficantes. (Jonathan Rosenbaum)

Mann es el maestro de la fotografía digital nocturna, y llena la pantalla con imágenes asombrosas y algunas escenas tan intrincadamente coreografiadas que me encantaron. (Richard Roeper)

Desconcertante, seductor, confuso, Miami Vice es lo opuesto al entretenimiento gratuito dañado por su fetichismo consumista. Mann da testimonio de una ambición muy rara vez asignada al cine: la de utilizar la técnica para su propia revelación y la del mundo a medida que lo cambia. (Cyril Neyrat en Cahiers du Cinéma)

La brillantez de una realización que hace funcionar una máquina narrativa, que construye un clima, le da un color a la película en su conjunto. (Hubert Niogret en Positif)

Hay episodios de la teleserie original más sorprendentes y ambiciosos narrativamente que esta encorsetada y ceñuda versión fílmica, cuya cercanía temática al corazón de la obra de Mann (la dualidad moral, los independientes contra el sistema, los opuestos que se atraen...) acaba sirviendo de mero contrapunto fallido a otras cintas suyas de similares mimbres audiovisuales, pero mucho más consistentes (y entretenidas) hechuras dramáticas. (Antonio Trashorras en Fotogramas)

Película estrenada en España el 8 de septiembre de 2006.

Reparto: Colin Farrell, Jamie Foxx, Gong Li, Luis Tosar, Naomie Harris, Justin Theroux, Ciaran Hinds, Barry Shabaka Henley, John Ortiz.


jueves, 9 de mayo de 2019

Charlie Chan en Egipto (Charlie Chan in Egypt, 1935). Louis King


Charlie Chan investiga la misteriosa desaparición de un arqueólogo mientras excavaba en busca de un tesoro del antiguo Egipto. Charlie deberá poner orden en los relatos del equipo arqueológico, tratar con el hijo enloquecido del científico desaparecido, averiguar por qué los valiosos tesoros están cayendo en manos de coleccionistas privados y luchar contra eventos aparentemente sobrenaturales.

La aventura de Charlie Chan esta vez incluye el horror mientras descubre, con la ayuda de una máquina de rayos X, el cuerpo de un arqueólogo asesinado en un sarcófago. Añádase a esto las travesuras del hilarante Stepin Fetchit y sus increíbles reacciones ante cualquier cosa relacionada con los muertos. El relato acumula horror y múltiples sospechas a medida que avanza hacia una solución hábilmente confeccionada. Rita Hayworth aparece en su primera película de "serie" durante sus días de aprendizaje. (TVGuide)

Charlie Chan en Egipto combina el concepto de drama suavemente sostenido y otra segura interpretación como protagonista de Warner Oland. (Variety)

No tan rápida como Charlie Chan en París, el misterio sigue siendo tal que casi todos los personajes son sospechosos. El viaje en el que Chan va a desentrañar el misterio está lleno de imágenes espeluznantes que realzan aún más la narrativa. (...) El elemento cómico en estas películas se volvió inevitable, y esta vez es presentado por el comediante afroamericano Stepin Fetchit. Fetchit virtualmente inventó el estereotipo negro lento, tartamudo y que arrastraba los pies, y su éxito lo convirtió en el primer actor de cine afroamericano en recibir una remuneración estelar y el primero en convertirse en millonario. Tan dócil y servil como Fetchit aparecía en la pantalla, era todo lo contrario en la vida real. (...) Rita Cansino más tarde pasaría a llamarse Rita Hayworth y se convertiría en una de las estrellas más glamourosas de Hollywood. (...) El director Louis King era un veterano de la serie B pero no un estilista, y su enfoque consistía simplemente en contar la historia. Al igual que muchas de las películas de Charlie Chan de este período, las imágenes alternan la atmósfera del cine negro con la de las películas de detectives estándar, pero lo hacen sin chocar. (James L. Neibaur)

Vas a ver esta película por una razón, y la razón es un joven actor negro llamado Stepin Fetchit. Deambulando por las escenas, hablando con un acento lento y completamente extraño, mientras mira a todos los personajes con los ojos entornados, el personaje no tiene comparación en ninguna película de los últimos cincuenta años. Demasiado racista para ser gracioso, pero demasiado interesante como para ignorarlo, Stepin interpreta el papel de Snowshoes, el criado perezoso y cobarde, como si la película fuera realmente sobre él y su deseo de no hacer nada. Es algo curioso de ver: en cada escena en la que aparece, murmura en voz baja, y sus compañeros de reparto lo reconocen sólo cuando se le da una orden. Además de eso, hay una trama secundaria totalmente inacabada en la que participan Snowshoes y un estafador local que es, para ser absolutamente honesto, más interesante que los asesinatos que está investigando Chan. (The Factual Opinion)

Reparto: Warner Oland, Pat Paterson, Thomas Beck, Rita Cansino, Stepin Fetchit, Jameson Thomas, Frank Conroy, Nigel de Brulier, James Eagles.