lunes, 20 de abril de 2020

Todos queremos algo (Everybody wants some, 2016). Richard Linklater



Jake llega a la Universidad de Texas en su deportivo, con las ventanillas bajadas y la música a todo volumen. Quedan sólo unos días para que arranque el curso, pero piensa aprovecharlos conociendo chicas, yendo a fiestas y haciendo amigos. Secuela espiritual de Dazed and Confused, ambientada en los años 80. Los protagonistas, un grupo de jugadores de béisbol a punto de ingresar en la Universidad, son conscientes de que las obligaciones de la edad adulta son ya ineludibles.

Linklater filma con una inaudita autenticidad su carta de amor a la música, a los futbolines y a las pinballs, al chiste basto de colegio mayor y a los marcianitos; como si el cine no hubiera evolucionado en casi 30 años, como si realmente estuviéramos ante una película de 1980, con su cámara lenta de chicas en fila de a cuatro, sus particiones de pantalla en las llamadas telefónicas y semejante fotografía. (Javier Ocaña en El País de 1 de julio de 2016)

Entre una película y otra, el cineasta ha fortalecido su transparencia narrativa sin perder su capacidad de observación para el detalle revelador y su habilidad para construir personajes con trazo eficaz y conciso. Su poder de seducción es altísimo, pero es inevitable pensar que algo se ha perdido por el camino. (Jordi Costa en Fotogramas)

Una obra maestra furiosamente intemporal. Y gozosa. (Luis Martínez en El Mundo de 30 de junio de 2016)

Tan dorada que deslumbra, tan fe­liz que empalaga. La juventud que retrata Linklater en Todos quere­mos algo tiene el encanto de los re­cuerdos con cariño: dicen que la pe­lícula es muy autobiográfica. Estamos ante una mirada hacia atrás sin asomo de ira. Realizada desde el optimismo, y eso siempre se agradece. (Salvador Llopart en La Vanguardia del 1 de julio de 2016)

El Linklater pop, por otro lado, aflora esplendoroso en tres secuencias en las que los atletas dejan de retarse entre sí -al ping pong, fumándose, o como sea- y salen de cacería: la música disco, el country hortera y la incipiente escena punk le permiten construir, con rigor de historiador, tres tours de force que le hacen a uno relamerse de gusto. No es tanto, «tal como éramos», que aquí había otras claves y otras tribus; es el placer de apreciar lo que Linklater muestra como algo que pasó realmente, la marca de un buen relato histórico. Lástima que su protagonista, un clon del joven Matt Dillon, resulte poco expresivo. (Antonio Weinrichter en ABC del 5 de julio de 2016)

viernes, 10 de abril de 2020

OSS 117: El Cairo, nido de espías (OSS 117: Le Caire nid d'espions, 2006). Michel Hazanavicius


Egipto, 1955. El Cairo es un verdadero nido de espías. Nadie confía en nadie, todos conspiran contra todos: ingleses, franceses, soviéticos, la familia del rey Farouk que quiere recuperar el trono, las Águilas de Keops, una secta religiosa que también quiere hacerse con el poder. Para acabar con esta caótica situación, René Coty, el Presidente de la República francesa, envía al mejor agente francés: Hubert Bonisseur de la Bath, conocido como OSS 117 (Jean Dujardin).

De los Bond tomados a guasa saca su modelo esta comedia francesa que sabe ser tan entrañable e idiota en sus chistes autárquicos como sagaz en sus concesiones al choteo post-Austin Powers. (Fausto Fernández en Fotogramas)

Un milagro es lo que explica el éxito de la película (...) Precisa, dibujada con un pincel fino, "OSS 117" revive una categoría desaparecida aquí, la del entretenimiento de alta gama. (Emmanuel Burdeau en Cahiers du Cinéma)

Es informal, de segundo grado, con un toque incorrecto (...), bellamente abierta. (Fabien Baumann en Positif)

Extravagante, kitsch, a menudo muy divertida, llena de chistes hilarantes, una comedia retro y activa que realmente no merece ser tenida en menos. (Alain Spira en Paris Match)

Esta ingeniosa parodia de espías juega a la política y a las convenciones cinematográficas para reírse y presenta un gran giro de Jean Dujardin como un nuevo Bond muy zalamero. (Rotten Tomatoes)

Nunca he sido un admirador particular de James Bond o Austin Powers, y difícilmente podría esperarse que me alegrara un "cruce entre ellos". Por lo tanto, apenas me sorprendí cuando no esbocé una sonrisa por las payasadas del Sr. Jean Dujardin. (Andrew Sarris)

La película de fabricación francesa recorre un terreno familiar, con un guiño también a Aterriza como puedas, Top Secret y todo ese género. Incluso en comparación con ellas, lleva las cosas un poco más, no demasiado lejos, hacia la locura. (Roger Ebert)

La trama es floja y casi sin sentido, por no decir que apenas despierta interés, pero 'OSS 117: El Cairo, nido de espías' resulta endiabladamente divertida mediante un humor tanto explícito como implícito elogiable, aunque a primera vista, y sin reflexionar demasiado sobre lo que se está viendo, se tenga la sensación de que el cineasta apuesta por un humor infantil. Lejos de ser verdad, en el fondo se trata de una película bastante más seria de lo que parece pero sin dejar la diversión de lado. (Israel Paredes en Sensacine)

Película estrenada en España el 28 de enero de 2008.

Reparto: Jean Dujardin, Bérénice Bejo, Aure Atika, Philippe Lefebvre, Richard Sammel.



sábado, 4 de abril de 2020

Monsieur Fabre (1951). Henri Diamant-Berger


Avignon, 1861. Jean-Henri Fabre es profesor en un colegio y un apasionado de los insectos. Sus obras, editadas por el parisino Charles Delagrave, comienzan a tener importancia. Sin embargo, el director y el censor del centro no ven con buenos ojos a este maestro que quiere reformar la enseñanza y hacer sus clases al aire libre. Pero Fabre recibirá el apoyo inesperado del ministro Victor Duruy que lo visita acompañado por Delagrave. El ministro habla de su proyecto de escuelas nocturnas abiertas a todos y Fabre acepta poner a prueba esta experiencia en Avignon.

Película sobre la vida del entomólogo Jean-Henri Fabre (1823-1915), completamente dedicada al estudio apasionado de las costumbres de los insectos. De Aviñón a París, de París a Sérignan, donde terminará sus días, y honrado por Raymond Poincaré, entonces presidente de la República. Su paciencia, su obstinación, su conocimiento serán reconocidos por Napoleón III, el editor Delagrave, el filósofo Stuart Mill y encontrarán su culminación en sus Recuerdos entomológicos.

Monsieur Fabre no aporta nada, en el orden cinematográfico –si no es la parte documental, realmente interesante–; pero rinde tributo a un hombre que merece ser conocido y admirado. (Universidad de Zaragoza. Cultura y patrimonio)

Uno de los principales atractivos de la película es mostrar a Fabre en el trabajo, en su laboratorio y en el campo. Ciertas partes de su vida se pasan por alto en silencio o simplemente se rozan. El guión no es especialmente cautivador, pero puede fascinar a todos los amantes de la entomología. La puesta en escena es corriente, excepto las escenas directamente relacionadas con insectos, rara vez filmadas en el cine. (Sens critique)

Película no estrenada en España.

Reparto: Pierre Fresnay, Elina Labourdette, André Randall, Georges Tabet, Elisabeth Hardy, Pierre Bertin.