Danny Ocean es un carismático ladrón que, tan sólo 24 horas después de cumplir una larga condena en prisión, ya está planeando su próximo delito. Su objetivo: realizar el mayor atraco de casinos de la historia. Para ello formará un equipo de once hombres, cada uno de ellos el mejor en su campo. Sin embargo surgirá un problema inesperado: el dueño de los locales, Terry Benedict, está saliendo con Tess, su exmujer.
El buenísimo guionista Ted Griffin pone en bandeja a Soderbergh una pera en dulce que éste convierte en un despliegue de preciosa mecánica cinematográfica. El resultado es una película desalmada en sentido literal, un filme sin alma, una fría ecuación visual que va al grano -cada toma es una cosa; cada plano, un hecho; cada escena, un suceso; cada secuencia, un filme dentro del filme- con pasmosa y despiadada exactitud, además de con una funcionalidad sin fisuras, que se percibe en el encaje milimétrico, sin la menor holgura entre pieza y pieza, del aparatoso puzzle argumental, un juego, o una jugarreta, de intriga y de acción que no tiene rellanos ni desperdicios, y que se respira de una vez, de un trago. (...) Un alarde de montaje de alta precisión analítica, que teje y enlaza un complicado, pero transparente, tejido de acciones paralelas que saltan sobre gozosas detenciones en guindas cinéfilas de la enjundia de El golpe, Rififí y el primer gran mecano de Misión: imposible. Y se recupera el limpio gozo de jugar al cine y volar sobre los lomos de la oscura quietud de una butaca. (Ángel Fernández-Santos en El País del 18 de enero de 2002)
Un decoroso y ocasionalmente inspirado ejercicio de cine comercial, dotado de humor y suspense, con actores estrellas realmente espléndidos (Lluís Bonet Mojica en La Vanguardia del 20 de enero de 2002)
No nos llamemos a engaño: lo verdaderamente importante de esta divertida y entretenidísima película es la memorable galería de los once personajes que perpetran el robo —desde un contorsionista oriental, hasta un carterista sacado del metro o un egregio timador convertido en magnate ruso— y sus relaciones, que están enmarcados en una narración tan ágil que no permite ni un segundo de distracción. (Federico Casado en ABC Sevilla del 21 de enero de 2002)
En el fondo, parece que a Soderbergh le interesa poco la historia de estos ladrones y él prefiere centrarse en filmar los casinos, esos monumentos del derroche capitalista llenos de colores chillones, luces de neón y jugadores compulsivos. Por eso, su guión va saltando de una escena a otra sin mucha convicción. El recuerdo de los acontecimientos se borra rápido de la memoria, quedando solo las magníficas imágenes filmadas por Soderbergh, más cerca de un anuncio de tendencias que de una película. (MIguel Blanco en Sensacine)
Lejos de la mafiosa endogamia del original, la película de Soderbergh prefiere dispersar sus afectos por un reparto excepcional, que funciona a la vez como bonito conjunto decorativo y como eficaz intérprete coral. Es cierto que en el retrato de grupo se pierde la chispa individual "hay personajes que ni siquiera existen, son únicamente pretextos argumentales: a saber, Julia Roberts", pero la química del azar los cruza y los separa con la astucia narrativa de "Traffic". Es cierto, también, que la aproximación de Soderbergh al thriller setentero está tan obcecada en alejarse de la vulgaridad que toma demasiada distancia, que congela la identificación del público con los personajes. En ese sentido, si hay algo de qué acusar a "Ocean's Eleven" es de ser excesivamente fría y premeditada. Por poner un ejemplo ludópata, esta película debería haberse parecido más a una timba de póquer que a una partida de ajedrez. (Fotogramas)
Tan rápida, ingeniosa y entretenida como repleta de estrellas y con un estilo fresco, Ocean's Eleven ofrece una ración bien sazonada de entretenimiento de palomitas de maíz. (Rotten Tomatoes)
Una broma para todos los interesados, incluida la audiencia. (Todd McCarthy en Variety)
No me conmovió y no me involucré mucho, pero me gustó como un ejercicio para cinco dedos. (Roger Ebert)
Un juego divertido y cuidadosamente elaborado. (Rita Kempley en Washington Post)
Todo está bien engrasado y, si no tienes mucho cuidado con las increíbles libertades que se permite el guión, puedes disfrutarla. (Didier Péron en Libération)
Al contrario de lo que cabría esperar, Ocean's Eleven, como "película coral", no esconde sorpresas, mientras que los interludios románticos son formidables (...). De hecho, es en la comedia romántica donde Soderbergh es más convincente aquí. (Olivier Père en Les Inrockuptibles)
Película estrenada en España el 18 de enero de 2002.
Reparto: George Clooney, Brad Pitt, Julia Roberts, Matt Damon, Andy García, Don Cheadle, Casey Affleck, Scott Caan.
Recuerdo el buen guión y lo entretenida que resulta.
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