viernes, 2 de junio de 2023

Ese oscuro objeto del deseo (Cet obscur objet du désir, 1977). Luis Buñuel

Durante un viaje en tren, de Sevilla a Madrid, el otoñal caballero Mathieu cuenta a sus compañeros de vagón la historia de sus infortunios amorosos con la bailarina Conchita. A partir de su primer encuentro en París, Conchita juega con la obsesión de Mathieu, haciéndolo pasar del deseo a la frustración y del amor al odio más furibundo.

Esta película tal vez no sea la mejor de Buñuel (muchos creen que sí) pero sin disputa sí es la más original, la más intrigante, la que atrae el interés del espectador más vivamente. Y es también, a nuestro juicio, la más divertida, la más fosforescente. En ella Buñuel se muestra más travieso que en sus últimos filmes, casi con un afán juvenil de bromear y divertirnos, como siguiendo las tapas de un juego picaresco y sutil. Algo así como una sátira que fuese también a la vez, un análisis psíquico, pero sin tomarlo nunca demasiado en serio. (A. Martínez Tomás en La Vanguardia del 9 de marzo de 1978) 

No cabe considerar “Ese oscuro objeto del deseo” como un Buñuel menor. Sus pretensiones son las de divertir, sin traicionar todo el complejo universo moral y social de Buñuel. Y eso lo consigue plenamente, insistiendo de otra manera en los temas habituales del realizador aragonés: en su visión de la burguesía, en su interpretación del poder, del dinero y de la justicia, burlándose de la vejez y de la impotencia, acaso conjurándolas. (Pedro Crespo en ABC del 19 de abril de 1978)

La última realización de Buñuel significó la plasmación de un viejo proyecto del director aragonés: la adaptación de la novela de Pierre Louys "La femme et le pantin". El resultado, que podría ser considerado como el testamento cinematográfico de su autor, viene a ser un compendio de sus obsesiones recurrentes, que ligan coherentemente con las del texto adaptado. (Fotogramas)

El surrealismo y el simbolismo con el que impregna siempre el autor aragonés sus historias dota de mayor impacto y extrañeza a la fascinante relación que motoriza el film, en esencia una comedia negra en donde se dan la mano la obsesión, el deseo, la frustración sexual, el fetichismo o el masoquismo emocional, que aleja al masoca en su autodestrucción de todo lo que le rodea, a pesar de que la normalidad sea alterada por ruidosas bombas. (Antonio Méndez en AlohaCriticón)

"Ese oscuro objeto del deseo" es mucho más abierta y surrealista de lo que he indicado, pero estos son placeres que uno debe descubrir por sí mismo. Intentar interpretarlos en este tipo de revisión sería tan grosero como revelar el final de un film de suspense. Sin embargo, le sugiero que tenga cuidado con un accesorio en particular. Es un saco de arpillera ordinario, pero aparentemente bien relleno, que el siempre bien arreglado Mathieu lleva consigo. Con una falta de esfuerzo no igualada por otro director actual, Buñuel crea una visión de un mundo tan lógica como un teorema, tan misteriosa como un sueño y tan divertida como una broma de vodevil. (Vincent Canby en The New York Times del 9 de octubre de 1977)

Y Buñuel, por supuesto, está ejerciendo su propio ingenio seco y totalmente original. Su película está llena de pequeños toques divertidos, con diminutas peculiaridades de comportamiento, con anarquía moral, con un cinismo sobre la naturaleza humana que de alguna manera parece, en sus manos, casi alegre. Su toque más obvio es quizás el mejor: para dramatizar la elusividad tentadora de Conchita, ha elegido a dos actrices para que la interpreten. De modo que justo cuando el pobre Mathieu casi ha seducido a una Conchita, la otra emerge del camerino. ¿Verter un balde de agua sobre su cabeza? Sí, imaginamos a Buñuel asintiendo sabiamente, un hombre fácilmente podría ser llevado a tal extremo. (Roger Ebert)

La historia que cuenta el personaje de Mathieu a través de esta puesta en abismo cinematográfica y el mundo que describe son manipulados por Conchita: el héroe es verdaderamente el “pelele” de esta mujer. Mathieu se desvanece cada vez más del mundo "real", especialmente desde el punto de vista físico: su cabello se vuelve gris, su tez se vuelve pálida. Todo se descompone a su alrededor, ya sea por efecto de las bombas o por la simple caída de un jarrón. Pero este derrumbe progresivo es finalmente contrarrestado por la secuencia que cierra la película: a través de los gestos de esta mujer que cose un tejido desgarrado, es el propio cineasta quien intenta, en un último gesto cinematográfico, reparar un mundo que estalla y que encuentra cada vez más difícil de entender. (Premiers plans Angers)

Último trabajo del cineasta, Cet Obscur Objet du Désir resulta ser la última película de una inmensa filmografía, que convoca la reflexión política, la comedia negra contra la burguesía y la jerarquía de las normas sociales, el surrealismo y el absurdo. Al evocar de nuevo la desacralización del amor y las relaciones afectivas (recordemos la terrible Viridiana de 1961), Buñuel regocija y divierte. Del suave sol que se proyecta sobre los troncos de las palmeras, sólo queda un deseo inalcanzable. (William Carlier en C'est quoi le cinéma?)

La idea del doble casting para un único papel chocó a mucha gente cuando se estrenó la película en 1977 (e incluso sirvió como argumento publicitario). Puede ser tanto un rasgo surrealista como una invitación a la interpretación que ofrece al espectador. Pero también podemos pensar que está destinado al mismísimo Mathieu. Porque lo más sorprendente, cuando se descubre la película, no es ver que un personaje cambia de intérprete de una escena a otra, sino que Mathieu nunca le presta atención, que su actitud, frente a la fría Bouquet o la sulfurosa Molina, no varía. Entonces quizás no sean tanto las mujeres las que son dobles como los ojos de los hombres que se niegan obstinadamente a ver su singularidad. Lo que dice mucho sobre su incapacidad para amarlas. (Matthieu Santelli en Critikat)

Película estrenada en Barcelona, el 6 de marzo de 1978 en el cine Alexandra; en Madrid, el 17 de abril de 1978 en los cines Paz y Richmond.

Reparto: Fernando Rey, Carole Bouquet, Angela Molina, Julien Bertheau, André Weber, Milena Vukotic, María Asquerino, Ellen Bahl, David Rocha.



1 comentario:

  1. Con muchos de los elementos que marcaron las obsesiones e inquietudes del maestro aragonés a lo largo de su carrera.

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