viernes, 26 de mayo de 2023

Camila (1984). María Luisa Bemberg


Un filme basado en hechos reales que narra la historia de amor que mantuvieron, en el siglo XIX, la aristócrata Camila O'Gorman y el sacerdote Ladislao Gutiérrez. Una relación que provocó el escándalo entre la iglesia y la sociedad de la época.

María Luisa Bemberg muestra una cierta soltura narrativa, aunque caiga en ingenuidades para subrayar un feminismo que debía desprenderse, por sí mismo, del relato y de la acción de la protagonita, Camila. La película es, en algun pasaje, torpemente melodramàtica, complaciéndose su realitzadora en la prolongación, absolutamente innecesaria, de algunas secuencias de aparente “lucimiento” de su heroína. El abuso de los contrastes lastra, con un preciosisme que dificulta la sencillez de la narración, las imágenes, correctamente fabricadas por Fernando Arribas. Algunas complacencias eróticas, facilonas y con claros antecedentes, resultan una evidente concesión a la comercialidad. Pero, con todo, “Camila” se deja ver sin mayores complicaciones. (Pedro Crespo en ABC del 29 de mayo de 1985)

Esto es quizá lo mejor del filme, la decoración y el escenario del Buenos Aires del diecinueve está muy bien evocado. El problema comienza con la propia fotografía, unas imágenes de “flous”, con luces en contraste que iluminan parcialment las escenes y crean un ambiente de “spot” publicitario. La romántica aventura amorosa de estos amantes crucificados, pierde toda la fuerza interna que tiene en sí misma al ser puesta en imágenes de una manera blanda y sin consistencia. (Nuria Vidal en La Vanguardia del 21 de junio de 1985)

La película cuenta con uno de los diálogos más famosos del cine argentino. “Ladislao, ¿estás ahí?”, pregunta Camila, con los ojos vendados, ante el pelotón de fusilamiento. Y él responde: “A tu lado, Camila”. Después, en la última escena, el mismo diálogo se escucha en off mientras se ven los cadáveres de los amantes, juntos para siempre. Fue una decisión tomada entre Bemberg y la productora Lita Stantic. Algunos dicen que la sugerencia partió de la productora; otros, que sólo se limitó a aprobar la idea de la directora. Siempre, según la leyenda, con el mismo argumento: ese final aseguraría la venta de miles de entradas más. Pero Bemberg se arrepentía de ese final cursi: “Detesto el sentimentalismo. Esa es una escena tramposa. Yo tendría que hacer lo que me gusta, no lo que dice la boletería”, decía tiempo después en una entrevista con La Nación. (Gaspar Zimerman en Clarín)

La grandeza del largometraje se encuentra en trascender la tragedia romántica para convertirla en un desafío a la moral imperante, a la par que delata los mecanismos del poder que convierten cualquier asunto íntimo en moneda de cambio al servicio de sus intereses. En este sentido, Camila O’Gorman se enfrenta al poder patriarcal encarnado en su padre, en la Iglesia y en un sistema político opresor (su final, con la ejecución, cuenta con una lectura claramente política de lo que implica un régimen dictatorial). (Atmosferacine)

Su tratamiento fotográfico proporciona calidez, incluso magia a esta apasionada historia de amor clandestina, aunque Fernando Arribas no es precisamente un director de fotografía al que estime como maestro artesano de la luz, sobre todo por el uso cegador y saturado que proporciona a las imágenes y a la atmósfera creada, en muchas ocasiones desequilibrado y de resultado infructuoso. (La aldea de los molinos de agua)

La cineasta, que empezó tarde en el mundo del cine y cuya vida familiar tuvo bastantes similitudes con situaciones planteadas en la película, dirigió un elegante y sensible melodrama romántico sobre la trágica historia de la joven aristócrata Camila O’Gorman y el sacerdote Ladislao Gutiérrez. Pero Bemberg lo que hace en este largometraje es convertir a Camila en la absoluta protagonista y la presenta como una mujer que lucha por su libertad y se rebela contra su padre, la sociedad, el gobierno y la iglesia. Todo por encontrar la libertad y defender su amor por Ladislado. (El blog de Hildy Johnson)

Película estrenada en Madrid el 27 de mayo de 1985 en el cine Avenida; en Barcelona, el 17 de junio de 1985 en el cine Tívoli.

Reparto: Susú Pecoraro, Imanol Arias, Héctor Alterio, Elena Tasisto, Carlos Muñoz, Héctor Pellegrini, Mona Maris, 

1 comentario:

  1. María Luisa Bemberg, una mujer muy comprometida con el feminismo militante, lleva a la ficción genealogías femeninas con actitudes rebeldes, de mujeres que, de algún modo, viven en una época que no les corresponde, son adelantadas, pioneras en un mundo patriarcal donde todo lo que suene a independencia de la mujer, está vetado y considerado prácticamente como pecaminoso, una ofensa a la razón y al orden establecido.

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