El capitán de un barco mercante (John Wayne) ayuda a los habitantes de un poblado de la China comunista a llegar hasta Hong Kong para alcanzar la libertad.
La realización de este film data de algunos años, circunstancia que no deja de advertirse con bastantes detalles. Sin embargo, es correcta y, en general, mantiene el clima de tensión que se ha propuesto. (M. Planas en La Vanguardia del 12 de noviembre de 1965)
Se trata de un típico film de propaganda anticomunista, discursivo e ingenuo, premioso en su desarrollo, con lagunas argumentales que no sabemos si obedecen a un "peinado" de la versión original o a un fallo ostensible de guión. (...)Las ingenuidades en el diálogo se complementan con evidentes fallos en la dirección de los intérpretes que llegan a lograr una caricatura de sus personajes. (Martínez Redondo en ABC del 15 de marzo de 1966)
Un tebeo de aventuras construido a la medida de John Wayne, que se lo pasó en grande masacrando a innumerables chinos (comunistas, naturalmente), en una trepidante huida hacia Hong Kong. Al margen de las consideraciones políticas que pueda suscitar, bastante insignificantes por cierto, cabe destacar el pulso narrativo con que se desarrolla la acción. Es una obra menor pero decididamente simpática. (Fotogramas)
Al menos, cuando comienza verdaderamente la aventura marina, estás caracterizaciones se diluyen en una acción ligera y efectiva, narrada con pulso y gusto por un William A. Wellman alejado de sus mejores obras. Aquí, la limitación de los decorados se suple en parte con una bonita fotografía. (El crítico abúlico)
Un espectador puede tener la incómoda sensación de que el Sr. Wayne ha pasado por este tipo de prueba antes y que "Blood Alley", a pesar de su exótica ambientación oriental, es un melodrama estándar de persecución modelado sobre un plano familiar. Pero nuestro duro héroe, instigado por Lauren Bacall, cuyos fríos y esculturales encantos obviamente no puede ignorar, y el director William A. Wellman, un conocido especialista en películas de acción enérgica, han hecho de "Blood Alley" una animada aventura, aunque no de altos vuelos. (The New York Times del 6 de octubre de 1955)
Blood Alley es un film a veces peculiar y vergonzante, pero bien producido y razonablemente lleno de suspense. (Stuart Galbraith en DVDTalk)
La cámara de Wellman sabe exactamente cómo posicionarse para dar lo mejor de lo que la secuencia tiene para ofrecer, a veces milimetrada (la cara de Lauren Bacall entre dos radios del timón), a veces cómica (Wayne gritando por la tubería de comunicación con las máquinas de la sala, sin que nos demos cuenta nada de lo que dice, ya que estamos afuera). En una secuencia de acción tan original como compleja, William Wellman demuestra el alcance de su talento y hace que sea más fácil de entender para el espectador con códigos visuales nítidos pero no toscos, que contrastan literalmente con la estructura clásica habitual de este tipo de reyertas. Y de hecho es aquí donde está la máxima aportación del director, pues de una película al principio completamente predecible entrega una versión final pulcra, de alta gama, rechazando la mayoría de las facilidades del género y llenando la historia de ideas notables. Blood Alley es simplemente la demostración perfecta del saber hacer del Hollywood de una cierta época en el cine de aventuras y emociones. Sin ningún efecto especial sintético y gracias a una energía salvadora en todos los instantes, este colorido entretenimiento se saborea como un caramelo de varios sabores y que deja un regusto terriblemente agradable. Algunos historiadores del cine dirían "común y corriente", otros dirían "históricamente menor", pero de innegable calidad para el deleite de todos. (Julien Léonard en DVDClassik)
La carga anticomunista, como era de esperar, es un poco pesada. Pero es la aventura humana lo que interesa a Wellman, ofreciendo buenos papeles a sus actores. Para los hombres de todos modos, porque la pobre Lauren Bacall es la sacrificada de la historia, reducida la mayor parte del tiempo a una bonita figuración. Excepto en dos o tres escenas, incluida una hermosa persecución a través de los devastados muelles de un antiguo puerto. Relativamente parca en grandes escenas de acción, la película favorece los momentos de intimidad. Pero cuando estalla la violencia es fulminante: el asesinato del oficial comunista es particularmente violento, y la pelea en la cabina del piloto es igual de brutal, pero sólo se ve a través de la ventana barrida por la lluvia y cubierta por el sonido de la tormenta. Una de las escenas de violencia más grandes del cine de Wellman. (Play It Again, Sam)
Película estrenada en Barcelona el 11 de noviembre de 1965 en el cine Excelsior; en Madrid, el 14 de marzo de 1966 en los cines Carlos III, Consulado y Roxy A.
Reparto: John Wayne, Lauren Bacall, Paul Fix, Mike Mazurki, Berry Kroeger, Anita Ekberg, Chester Gan, James Hong.
Creo que la carga ideológica que tiene lastra bastante la historia y la película.
ResponderEliminar