jueves, 4 de enero de 2024

El discurso del rey (The King's Speech, 2010). Tom Hooper


El duque de York se convirtió en rey de Inglaterra con el nombre de Jorge VI (1936-1952), tras la abdicación de su hermano mayor, Eduardo VIII. Su tartamudez, que constituía un gran inconveniente para el ejercicio de sus funciones, lo llevó a buscar la ayuda de Lionel Logue, un experto logopeda que intentó, empleando una serie de técnicas poco ortodoxas, eliminar este defecto en el habla del monarca.

Más que insistir en lo bien que viste y peina estas películas sobre su monarquía el cine británico, habría que fijar una vez más la condición il·lusionista de cualquier gran cine, pues nadie como él te invita a mirar la mano que no es. “El discurso del rey” está magníficamente vestido y peinado para un grandioso número de prestidigitación: la forma y no el fondo del discurso. El director, Tom Hooper, consigue que su película traslade de una mano a otra el interés de la historia, o mejor dicho, de la Historia... la intriga, el drama, la angustia no estarà en el significado de las palabras de ese crucial discurso (...), sino, sencillamente, en si pudo o no decirlo sin tartamudear. El tránsito de lo esencial a lo circunstancial hecho arte. (E. Rodríguez Marchante en ABC del 22 de octubre de 2010)

Una película sólida, de momentos excelsos, que descansa en los hombros, los gestos y el alma que mira para dentro de Colin Firth. Un filme que trascurre entre pasillos, túneles y rincones oscuros, como los momentos que vivía entonces Gran Bretaña. Una película soberanamente monárquica. (Salvador Llopart en La Vanguardia del 22 de octubre de 2010)

Brillante ejercicio de solemnidad, cercanía y emotividad flemática británica, 'El discurso del Rey' (ejemplo del inimitable regio cine inglés) aprovecha una de esas anécdotas de la Historia real, en su doble significado, para engalanar el estilo de Alexander Korda y sus bambalinas monárquicas, mezclarlo con el academicismo clasicón de la lucha (entendimiento) de clases del 'Pygmalion' de George Bernard Shaw, y la pompa y circunstancia de Anthony Asquith. (Fausto Fernández en Fotogramas)

El producto está muy medido, y hay momentos propicios para todo tipo de expresiones emocionales aunque elude, con acierto, las más bajas formas del melodrama gracias a la solemnidad de su propuesta. Solidez, armonía. Pero quizá habría necesitado de un poco más de nervio, de riesgo. (Israel Paredes en Sensacine)

El discurso del rey es todo lo que debería ser una buena película. Cuando expire el tiempo de proyección de dos horas, muchos desearán que hubiera más minutos. Con su drama engañosamente complejo, dirección hábil, guión pulido y actuación de primer nivel, El discurso del rey ilustra con el ejemplo cuán decepcionantemente deficientes han sido tantos posibles dramas recientes. Esta es una historia profundamente humana que toca el corazón e inspira a la audiencia no sólo en relación con los personajes y sus circunstancias, sino también como un recordatorio de que, en el lúgubre caos de la mediocridad de 2010, una película como ésta todavía puede llegar a los cines. (James Berardinelli en Reel Views)

El director Tom Hooper toma una decisión interesante con sus decorados y efectos visuales. La película está rodada principalmente en interiores, y la mayoría de esos espacios son largos y estrechos. Esto es inusual en los dramas históricos, que enfatizan la amplitud y la majestuosidad, etc. Aquí tenemos largos pasillos, una profunda y estrecha sala de control principal de la BBC, salas que parecen peculiarmente oblongas. Sospecho que puede estar evocando las estrechas y apretadas paredes de la garganta de Albert mientras lucha por pronunciar las palabras. (Roger Ebert)

Esta es una película de momentos pequeños, precisos y perfectamente juzgados: si bien el trasfondo histórico fácilmente podría haber dado lugar a una exageración épica y un melodrama angustioso, la decisión del guionista Seidler y el director Hooper de centrar su atención en los personajes y en sus relaciones e inseguridades, hace que El discurso del rey resulte un film íntimo y totalmente convincente. Al estructurar la trama como una película de deportes, con el Jorge VI de Firth como el valiente novato empujado de mala gana al ring y el Lionel Logue de Rush como el entrenador inconformista que lo convence para que se suba a éste, el realizador y el guionista presionan todos los botones emocionales y edificantes a los que responde el público. (Dave Calhoun en Time Out)

En el género de las máquinas de los Oscar, "El discurso del rey" destaca por el academicismo de su trabajo de reconstrucción histórica, su intriga para desmayar a los presentadores de la Gala (...) y su reparto fuertemente teatral. Sin embargo, es a todos estos elementos a los que la película debe su mínimo indispensable. (Vincent Malausa en Cahiers du Cinéma)

La elegancia clásica de la puesta en escena y la atención al detalle en las escenas de masas demuestran el mismo tipo de ósmosis que se crea entre el casting, el director y el personal técnico que pudimos ver en "Capote" de Bennett Miller, por ejemplo. (Didier Péron en Libération)

Esta historia es un cuento de hadas para adultos y no es necesario creerlo para disfrutarlo. (Thomas Sotinel en Le Monde)

Tiene lo que constituye la esencia del espectáculo: la originalidad, la inteligencia y el humor excepcionalmente estimulante del guión. (Bernard Achour en Première)

Película estrenada en España el 22 de octubre de 2010.

Reparto: Colin Firth, Geoffrey Rush, Helena Bonham Carter, Michael Gambon, Guy Pearce, Timothy Spall, Derek Jacobi, Jennifer Ehle, Claire Bloom.


1 comentario:

  1. Una película entretenida, muy bien hecha, que si bien manipula interesadamente la historia, consigue convertir un hecho anecdótico en una verdadera obra de arte.

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