A Ramiro Forteza, un portero de Primera División, los rigores de la Guerra Civil (1936-1939) y de la postguerra lo han obligado a ganarse la vida por los pueblos, desafiando a los lugareños a que le marquen goles de penalti. Una noche, llega a un pueblo asturiano y conoce a Manuela, una joven viuda con un hijo, que sobrevive cosiendo para Úrsula, la esposa de Andrade, el sargento de la Guardia Civil. Pero las exhibiciones de Forteza y su relación con Manuela atraen la atención de Andrade, que le hará una propuesta relacionada con los maquis que implicará al portero en el conflicto entre los dos bandos.
Una peculiar tragicomedia a la que se yuxtaponen diversos
subgéneros, desde el cine político en absoluto didáctico al drama rural,
pasando por el alegato antirracista sin un solo latiguillo, el melodrama
romántico y la fábula surrealista, que desemboca en la brillante secuencia
final, nunca disparatada pese a los en apariencia incoherentes elementos que la
configuran y que, al parecer, no hicieron sino complicar, técnica y
organizativamente el rodaje. Considerada, con razón, como un canto a la
libertad sin soflamas, a la par intimista y coral, El portero es, muy
posiblemente, la mejor película de Gonzalo Suárez... (César Santos Fontenla en
ABC del 8 de septiembre de 2000)
Dos de las grandes pasiones del director, pues, el cine del
Oeste y el deporte (¿hace falta recordar sus crónicas deportivas, en el “Ciero”
por ejemplo, bajo el seudónimo de Martín Girard?), hermanadas en una comedia
que, como “La vaquilla” de Berlanga o “La hora de los valientes” de Mercero,
toma nuestra historia reciente más negra y la baña con un humor cándido, amén
de darle un acento de comedia costumbrista que recuerda las irónicas perlas de la
factoría Ealing, cuna de la mejor comedia británica. “El portero” se atasca en la
tanda de penaltis final, escena sin duda demasiado larga, pero todo cuanto la
precede está cuajado de diálogos inspirados, momentos chispeantes y caricaturas
sobresalientes. (Jordi Batlle Caminal en La Vanguardia del 10 de septiembre de
2000)
Amor al fútbol, amor al mar, amor al monte que sirve de refugio y al camino que permitirá la huida.La nueva película de Gonzalo Suárez, fruto probablemente de una sucesión de compromisos, más directa y sencilla que la mayoría de las suyas, íntegramente asumida y perfectamente dominada, supone un cambio de registro sin alterar los principios que han regido su obra anterior. Es divertida, burlona, tierna y romántica. Está llena de momentos felices, de conversaciones trabadas con el humor tan característico de su autor, de personajes que te atrapan aunque la mirada que los contempla sea diferente para cada uno de ellos. La historia tiene un quiebro en el desenlace demasiado traído por los pelos. Pero hasta que los maquis se presentan en la playa de los goles, Gonzalo Suárez ha rematado a puerta todas las jugadas. (Fotogramas)
Se agradece el esfuerzo del guión por encontrar un tono relativamente amable y ponderado -evidente sobre todo en el divertido personaje del sacerdote-, que acerca el film a las comedias costumbristas españolas de los años 50. Por otra parte, la ligereza de la trama se enriquece un poco gracias a la alta calidad artística -no exenta a veces de un cierto esteticismo- de la puesta en escena de Gonzalo Suárez (Remando al viento, Don Juan de los Infiernos, Mi nombre es sombra), de la fotografía de Carlos Suárez y de la música de Carles Cases. (Jerónimo José Martín en Aceprensa)
Una película liviana y un fresco de personajes de gran poder simbólico que desembocan en una escena final esplendorosa artística y técnicamente: veinte minutos de batalla deportiva que encarna entre el esperpento y la ironía punzante la herida abierta entre los dos frentes de la batalla de la guerra, la más atroz. Tal vez el film carece de una mayor descripción de caracteres sucumbiendo al concepto de 'dos frentes divididos' (en El portero hay, por desgracia, poco espacio para la duda o el matiz), y aunque el esquema se antoja fácil funciona por la dureza soterrada del paisaje exterior y humano de sus criaturas, todas simpáticas y miserables a su manera. Un cuento bien ejecutado que suma otra amable en apariencia pero crudísima en sus adentros crónica de la España de posguerra. (Cinoscar & Rarities)
El director abandona por un momento su cine sesudo, y nos cuenta una pequeña fábula, donde el enfrentamiento entre maquis y guardia civil en el tramo final se revela hermosa metáfora de cómo las diferencias deberían procurar resolverse por medios pacíficos. Suárez ha definido su film como un western. Y algo de eso hay en una película que él mismo califica como "la más amable que he hecho". (Decine21)
Película estrenada en España el 8 de septiembre de 2000.
Reparto: Carmelo Gómez, Maribel Verdú, Antonio Resines, Roberto Alvarez, Eduard Fernández, Elvira Mínguez, Abel Vitón, Adrián Martínez, Carolina Bona.
Curiosa película.
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