viernes, 28 de abril de 2023

La extraña pasajera (Now, Voyager, 1942). Irving Rapper


Charlotte Vale (Bette Davis), una mujer de mediana edad que pertenece a una familia acomodada de Boston, vive reprimida y totalmente controlada por su dominante e insensible madre (Cooper). Gracias a la ayuda de un amable psiquiatra (Rains), Charlotte consigue recuperar la autoestima y superar sus miedos. Además, se vuelve mucho más extrovertida y empieza a sentirse incluso atractiva. Dispuesta a disfrutar de su nueva vida, hace un crucero por América del Sur y en el barco conocerá a un apuesto arquitecto (Heinrid) infelizmente casado.

El tino del director Irving Rapper, estriba, a nuestro parecer, en que con personajes con su anormalidad histèrica caen de lleno en el campo de las teorías freudianas, no ha necesitado recurrir a los experimentos psicoanalíticos, siempre enrevesados y desagradables, para lograr una película altamente humana, interesante, emotiva y ejemplar por las enseñanzas que encierra en cuanto se refiere al tacto que los padres deben de tener con respecto a la educación de los hijos. (Miguel Ródenas en ABC del 23 de septiembre de 1947)

«La extraña pasajera»  es un superior y excepcional film. (...) Irving Rapper ha sabido recoger todo el variado ambiente en que se va desarrollando el argumento, para enseñarnos cómo, sin forzar ninguna situación, se puede conseguir una película en la que la psicología y la psiquiatría, jueguen un importante papel, sin que exista ninguna escena terrorífica, sin que se llegue al miedo; es decir, que no se exprime el tema para retorcerlo buceando en complejidades absurdas. (Pazos en La Vanguardia del 25 de septiembre de 1947)

Celebrado melodrama, basado en una oscura novela de Olive Higgins Prouty, que jugaba hábilmente con los tics del psicoanálisis. Las frustraciones de una solterona se articulan en un relato que combina la ensoñación romántica con la frialdad analítica. La realización resulta algo apagada, aunque cuenta con varios momentos de mágica intensidad. (Fotogramas)

Psicoterapia y romance, con un fondo psicológico notable, y una exposición elegante, con estilo, con gusto por el detalle. (Antonio Méndez en Aloha Criticón)

Aunque tiene un estilo profesional, "Now, Voyager", la última tribulación de Bette Davis en Hollywood, contiene no poca charlatanería. Durante dos horas de angustia y reiteradas renuncias, Miss Davis pone al descubierto las morbilidades de un patito feo reprimido que finalmente se encuentra a sí misma como una mujer completa. A partir de la novela original, Casey Robinson ha creado un guión meditado y profesional que más de una vez llega a emociones conflictivas. El director Irving Rapper lo ha trasladado a la pantalla con frecuente efectividad. Pero "Now, Voyager", ya sea por el código de Hays o por su propia lógica espúrea, complica infinitamente un tema muy simple. A pesar de todas sus sutilezas emocionales, no logra resolver sus problemas con la veracidad que pretende. De hecho, un poco más de verdad habría hecho la película mucho más corta. (The New York Times del 23 de octubre de 1942)

Todo es mucho más complicado de lo que debe ser, y en dos horas, la historia podría soportar un recorte o dos. Por otra parte, ¿qué tendría que cortarse? La telenovela de las escenas iniciales prepara el escenario para todo lo que sigue, y lo que sigue es tan encantador que no podemos soportar perderlo. La película es famosa por la escena en la que Henreid enciende dos cigarrillos a la vez, pero más atractivos son los momentos entre Bette Davis y  Janis Wilson, dos chicas rotas que salen juntas de sus caparazones. (David Cornelius en DVD Talk)

Now, Voyager tiene el peso de tres o cuatro películas, pero con la hábil dirección de Rapper uniendo las escenas, el film tiene todo el peso emocional que una película de este calibre necesita para triunfar. La transformación de Davis de una solterona ratonil en una persona más segura de sí misma es gradual a pesar de que la película la presenta como una transición de la noche a la mañana. Su confianza aún puede pasar por terreno inestable, e incluso cuando niega las solicitudes de su madre, hay un graznido en su voz o un sentimiento de tristeza trasmitido a través del lenguaje corporal que afirma su estatus de ser una de las más grandes actrices de su generación. (Steve Pulaski)

Tal vez la década de 1940 fue el último período en el que esta historia tendría sentido. La película fue lanzada durante la época de la guerra, y aunque no tiene nada sobre la guerra (a diferencia de Casablanca), la guerra hace que sus temas de autosacrificio y trascendencia de la propia infelicidad emocional sean relevantes. Al mismo tiempo, está impulsada casi en éxtasis por la infelicidad: más combustible para cohetes emocionales. La actuación de Davis es a la vez puntiaguda y angulosa y, sin embargo, también suave, sensual y vulnerable. El excelente Henreid está perfectamente elegido para su papel. Esta película está exquisitamente elaborada y apasionadamente interpretada. (Peter Bradshaw en The Guardian)

Película estrenada en Madrid el 22 de septiembre de 1947 en el cine Palacio de la Música; en Barcelona, el 23 de septiembre de 1947 en el cine Montecarlo.

Reparto: Bette Davis, Paul Henreid, Claude Rains, Gladys Cooper, Bonita Granville, John Loder, Janis Wilson.


1 comentario:

  1. Estos asuntos que tienen que ver con la psicología y la psiquiatría, estuvieron muy de moda duratne un tiempo en Hollywood.

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