jueves, 13 de abril de 2023

La máscara de Fu Manchú (The Mask of Fu Manchu, 1932). Charles Brabin



La tumba de Gengis-Kan es descubierta en el desierto de Gobi, lo cual suscita el interés de todos los arquéologos del globo. También acapara la atención del doctor Fu Manchú, quien estima que poseyendo la máscara y la espada del mítico guerrero se granjeará la unión de los pueblos de Oriente y de esa manera conquistará el mundo. El descubridor de la tumba es secuestrado por los esbirros del maligno doctor en un museo, y la hija de aquél, el prometido de ésta y Sir Nayland Smith se harán cargo del tesoro de Gengis-Kan y de que caiga en las manos del malvado doctor. Film basado en la novela de Sax Rohmer. 

El más alegremente sádico (y el más censurado) de los horrores anteriores al Código Hays, La máscara de Fu Manchú se considera generalmente como la mejor de las numerosas películas que presentan al despreciable cerebro criminal de Sax Rohmer, y Karloff lo interpreta con un carisma definitivo, para no hablar de su ironía. Desafortunadamente, si bien el personaje es uno de los grandes villanos de su época, también es uno de los más racistas: basta mirar la forma en que se le presenta, con un espejo distorsionador que hace que sus rasgos sean extraños (además, Karloff está muy maquillado), y sus planes son acabar con la "raza blanca maldita", que es toda la excusa que necesitan los héroes para ponerlo a él y a sus compatriotas en su lugar. De hecho, el único carácter chino simpático que vemos es el camarero del barco al final, ya que no se puede confiar en ninguno de los otros. (Graeme Clark en The Spinning Image)

Debido a todo este debate en torno al racismo y el sexo, La máscara de Fu Manchú es una película fascinante y problemática, desordenada, absurda y repleta de imágenes salvajes. La presentación de Fu Manchú es especialmente icónica, ya que aparece el doctor loco riéndose en el lado derecho de la pantalla, mientras que en el izquierdo un espejo ovalado distorsiona y estira su rostro en una máscara monstruosa sin cuerpo. Más tarde, cuando Terry está siendo azotado por algunos de los esclavos negros bajo la dirección de Fah Lo See, la hija de Fu Manchú, el rostro de éste aparece flotando en la oscuridad, mirando con lascivia el espectáculo de la tortura del hombre blanco. Imágenes como ésta, junto con los diseños de escenarios como la imponente tumba de Genghis Khan, hacen de la película un espectáculo interesante, dominado por imágenes espeluznantes, ideas locas y actuaciones desenfrenadas. (Ed Howard en Only the cinema)

Charles Brabin fue un director habitual de la era del cine mudo. Su mayor fama fue debida probablemente a ser el marido de la estrella del cine mudo Theda Bara. Su otra película del género fantástico fue la película biográfica sobre Edgar Allan Poe El cuervo (1915). El mayor defecto de Brabin es que no es un director de acción. La película es estática y con demasiados diálogos, y Brabin no aprovecha las secuencias de tortura y acción para obtener suspense, sino que coloca la cámara a una distancia segura y permite que la acción se desarrolle dentro de su alcance. La película prácticamente pide a gritos un director de acción moderno. (Richard Scheib en Moria)

La factura de la película es también notable en el apartado técnico: fantásticos los interiores de las salas y pasadizos del palacio de Fu Manchú, y los contrastes entre la arquitectura tradicional china de éstos y la de las salas de tortura, algunas de ellas casi futuristas; muy bueno el montaje, sobre todo en las secuencias paralelas que sostienen el ritmo en el tramo final; sorprendentes efectos especiales, en especial los que se presentan a lo largo de la escena en la que Fu Manchú, tras presentarse ante sus cientos de fieles, es derrotado por el rayo de una de sus máquinas; y estupendos también maquillaje y vestuario, así como fotografía y puesta en escena. (Pau Roldán en La casa de los horrores)

La sobreabundancia de estos escenarios espléndidos, así como la hermosa fotografía, son más que suficientes para clasificar a La máscara de Fu Manchú entre las pepitas visuales más memorables del género fantástico. Finalmente, y para demostrar de una vez por todas que Universal no es la única firma que sabe proceder de esta manera, los efectos especiales de Metro Goldwyn Mayer se despliegan en extravagantes apariciones, multiplicando los realizados con electricidad y dando vida a una estatua hacia el final de la película. Según lo dicho, el espectador queda asombrado ante el espectáculo. (Julien Leonard en DVDClassik)

Extremadamente bien filmado, servido por personajes fuertes y actores con talento, el guión es un cúmulo de perversidad, extraordinarias aventuras y escenas de una rara violencia (para la época). Se lo recomiendo especialmente a todos los fans de las películas pulp de aventuras, como las series de Indiana Jones o La Momia, que quieran explorar los orígenes de su género favorito. (Nicolas L. en Scifiuniverse)

Película estrenada en Barcelona, el 9 de febrero de 1934 en el cine Urquinaona; en Madrid, el 19 de marzo de 1934 en el cine Progreso.

Reparto: Boris Karloff, Myrna Loy, Lewis Stone, Karen Morley, Charles Starrett, Jean Hersholt.

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