Rod Taylor tiene un buen papel que desempeña a su estilo.
Christopher Plummer interpreta el suyo con experiencia y en los salones “brillan”
Lilli Palmer, Camila Sparv y Daliah Lavi, que hacen vistosa y verosímil la sociedad
internacional, la palestra de la accidentada trama. (Antonio de Obregón en ABC
del 14 de febrero de 1969)
El tema resulta excesivamente ingenuo y su tratamiento se
resiente de una carga sentimental de un estilo cinematográficamente anacrónico.
El trazado de los personajes es excesivamente primario y queda sujeto a las reacciones
propias de un melodrama. Ello no es obstáculo para que el director, Ralph
Thomas, haya conseguido en muchos momentos situaciones y hallazgos del mejor
cine de suspense. La habilidad con que es contada la historia revela la mano de
un realizador de mérito y de un formalismo brillante y una amena variedad de
situaciones. El film se beneficia, además, de un reparto que puede calificarse
de excepcional. (J.P.M. en La Vanguardia del 28 de febrero de 1969)
La película es importante porque emparejó a dos carismáticos protagonistas, Rod Taylor y Christopher Plummer, en una historia discreta pero bien escrita que mantiene el interés en todo momento. Es una película que funciona mejor si no se examina en detalle, porque hay muchos puntos de la trama poco desarrollados. (Lee Pfeiffer en Cinema Retro)
Oculta en algún lugar de este film se encuentra una película de espías perfectamente respetable sobre un diplomático australiano acusado de asesinato mientras interviene en Londres en unas negociaciones de paz muy dudosas entre el Este y el Oeste. Sin embargo, nadie encuentra esa película. Ni Ralph Thomas, que dirige a los actores como si fueran todos sospechosos, ni Wilfred Greatorex, que escribió el guión confuso pero no complejo. (...) Lo extraño de esta película, que se estrenó ayer en los cines, es que ninguna de las personas involucradas en ella parece haber prestado atención superficial a los detalles básicos. (Vincent Canby en The New York Times del 12 de diciembre de 1968)
El guión de Wilfred Greatorex, basado en la novela El alto comisionado de Jon Cleary, presenta cliché tras cliché en su búsqueda desesperada de originalidad en un género trillado. El interesante elenco de actores se esfuerza, pero la historia cansada y el diálogo vulgar les ofrecen poca ayuda. Nadie huye eternamente es inofensiva pero es más una pérdida de tiempo que un pasatiempo. (Derek Winnert)
Todo se reduce a que, como thriller de acción, "Nobody Runs Forever" no es muy brillante porque sirve todo en bandeja al espectador cuando se trata de seguir el relato. Pero ver a Taylor interpretar una ligera variación del personaje de James Bond es divertido y es este aspecto, intencionado o no, lo que termina haciéndo entretenida la visión del film. (Andy Webb en The Movie Scene)
Nadie huye eternamente (1968) es un film bastante satisfactorio. Tiene mucho de lo que me encanta de las películas de esa época sin ser cursi. Es un thriller serio con algunos momentos inverosímiles que requieren que la audiencia suspenda su incredulidad. La película está muy bien filmada, tiene buenas actuaciones y, en general, es muy agradable. (Rachel Stecher en Out of the Past)
"Nobody Runs Forever" se mueve en sus giros argumentales de manera medio divertida, pero con razón figura como una nota a pie de página en la historia del cine. Más bien es un film para completistas y coleccionistas declarados de sombras cinematográficas y curiosidades. (Frank Stegemann)
Película estrenada en Madrid el 13 de febrero de 1969 en los cines Palacio de la Prensa, Velázquez, Bilbao, Progreso y Regio; en Barcelona, el 24 de febrero de 1969 en los cines Alexandra y Atlanta.
Reparto: Rod Taylor, Christopher Plummer, Lilli Palmer, Camilla Sparv, Daliah Lavi, Franchot Tone, Clive Revill, Calvin Lockhart.
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