viernes, 17 de diciembre de 2021

Más allá de Río Grande (The Wonderful Country, 1959). Robert Parrish

 


Después de matar al hombre que había asesinado a su padre, Martin Brady huye de Estados Unidos y se establece en México, donde trabaja como pistolero al servicio del político Cipriano Castro. Su patrón le encomienda la misión de cruzar el Río Grande hasta Puerto (Tejas) para comprar armas, pero se fractura una pierna, al caerse del caballo, lo que le impide regresar con la mercancía. Durante su convalecencia se le presenta la oportunidad de empezar una nueva vida en su país natal.

La preocupación del realizador por dotar al film de cierta novedad llega a embarazarle e incluso a desviarle de lo que es esencial. Sucede, en efecto, que a fuerza de querer cuidar la ambientación, que es verdaderamente original, fuerte y de una expresividad plástica y estética de primer orden, se volatiliza un poco la fuerza emotiva del conflicto argumental, de la trama, que resulta confusa y un poco desvaída Y de igual modo, queriendo dar perfil y contorno humanos a las figuras, que son impresionantes, se deshilvana bastante la unidad narrativa, dando ocasión a que la fuerza dramática del film no alcance del todo las altas expresiones que debiera. El realizador del film, Robert Parrish, ha hecho pesar su principal preocupación, según ya hemos dicho, sobre estos valores. La película sugiere la impresión de que éste se ha interesado mucho menos por la narración en si misma que por el ambiente y los personajes que se mueven en él. (A. Martínez Tomás en La Vanguardia del 15 de junio de 1960)

La película, -situándola, naturalmente, insistimos, en el amplio campo de los que llamaremos "westerns" - está bien construida, con los convencionalismos, claro está, y las ingenuidades que quienes las conciben y realizan nunca suelen desdeñar. (Donald en ABC del 29 de julio de 1960)

En Más allá de Rio Grande, con producción del actor principal Robert Mitchum (excelente, como siempre), se encuentran algunos momentos que muestran el saber que existía en Parrish a la hora de dirigir. Sin ser una maravilla hay momentos destacados y excelentes dados tanto por el montaje (con primeros planos sabiamente colocados) como por la forma de encuadrar en una relación de escenarios-personajes. (Adolfo Bellido en Encadenados)

Esta es una película superior e inteligente en casi todos los aspectos.(...) Prácticamente cada "toma" llama la atención en matices y detalles. Algunas de las tomas (aldeas de adobe que se asoman silenciosamente, un festival callejero nocturno y un ataque frenético de jinetes apaches) son escalofriantes. Con un tema que parece básicamente bastante familiar ("El pistolero" era mejor), la película tiene empaque, contención y verdadera grandeza pictórica.(...)Pero el inquietante lienzo que es Más allá de Río Grande debería tener más corazón. O golpear al espectador. Mejor aún, ambas cosas. (Howard Thompson en The New York Times del 5 de noviembre de 1959)

Hay algo que decir sobre dejar que un proyecto se salga de control cuando el resultado es tan simpático como éste. Rebosante de personajes, subtramas, temas, símbolos, la película se centra en Mitchum, un gringo pistolero que opera al sur de la frontera. Al cruzar el río (una imagen recurrente) en una misión de tráfico de armas, redescubre dolorosamente los beneficios y las cargas del hogar y la pertenencia. Un inmigrante alemán, una esposa infeliz del ejército y una tropa de caballería negra reflejan diferentes aspectos de su situación. La fotografía y la música son un placer continuo, aunque tener al héroe montando un caballo llamado Lágrimas - Tears - fue llevar demasiado lejos la pretensión. (BBA en Time Out)

Más allá de Río Grande presenta una serie de ideas interesantes y las presenta de manera inusual, pero la película nunca parece llegar a ninguna parte. Es corta en acción y larga en cavilaciones, a veces una introspección demasiado simbólica. (También tiene este problema Más rápido que el viento (1958) del mismo director). (Stuart Galbraith en DVD Talk)

El director Parrish mantiene la historia elegíaca en movimiento a un ritmo lento y deliberado, con mucho tiempo para que el público disfrute de las magníficas vistas y la sorprendente y hermosa fotografía en tecnicolor de las localizaciones, realizada por el ganador del premio de la Academia Floyd Crosby y el mexicano Alex Phillips. Crosby y Phillips enfatizan la inmensidad de los lugares mexicanos y cuán pequeños son los humanos en relación con la naturaleza. Pensativo y temperamental, Más allá de Río Grande es corta en violencia y emoción, pero larga en caracterización e intensidad. Sin embargo, hay escenas culminantes de tiroteos y acción a caballo cerca de su conclusión, cuando Mitchum se encuentra con los apaches y en sus momentos finales. (Joe Marchese en The Digital Bits)

Un western maravillosamente rico que cubre ambiciosamente muchos temas familiares y hace un buen trabajo en el desarrollo del personaje principal y su complicada personalidad. Está basada en una historia del artista Tom Lea, que tiene un cameo como barbero. Robert Parrish dirige impecablemente las escenas de acción y hace un buen trabajo poniendo en escena el tenso ambiente. También muestra buen ojo para hacer hincapié en el vestuario (especialmente con los sombreros mexicanos). (Dennis Schwartz)

Más allá de Río Grande es posiblemente la mejor película del director y ofrece a Robert Mitchum un papel magnífico. Es un western elegíaco e íntimo que se interesa más por el destino de su héroe, y las cuestiones filosóficas que plantea su existencia, que por los giros y escenas de acción habituales inherentes al género. (...) Parrish y Mitchum capturan perfectamente el dilema moral y existencial de Brady en la pantalla. Más allá de Río Grande es un western atípico que podría pasar por ser el eslabón perdido entre las películas de Anthony Mann con James Stewart (con un héroe ambiguo y degradado, verdadero paria) y las de Sam Peckinpah que nunca ocultó su amor por México, el "país maravilloso" del título. La película de Parrish sorprende desde el principio, con Brady rompiéndose una pierna al caer de un caballo, obligado a permanecer inmovilizado y postrado en el primer tercio de la historia, privilegiando el diálogo sobre la acción. (Olivier Père)

Más allá de Río Grande demuestra ser un gran logro, fuera de lo común, realzado por una descripción muy digna y sin folclore del pueblo mexicano (prefigurando la que vendrá en las películas de Sam Peckinpah), una suntuosa fotografía del dúo Floyd Crosby y Alex Phillips Jr., una formidable partitura de Alex North que pasa de la dulzura melancólica al poder de evocar tensiones debidas al suspenso (su modernidad explota durante las secuencias de acción finales en las que sólo se utiliza la percusión), también por una puesta en escena muy bella y curiosa con sus numerosos encuadres en primer plano bastante inusuales para la época. Un western de ritmo relativamente lento y apacible, que culmina bellamente en la imagen tan simbólica del aventurero llorando sobre su montura muerta, colocando la pistola a su lado para poder cruzar el río que lo hará renacer dándole una nueva paz interior y la recuperación de su dignidad humana. Una especie de versión triste e introspectiva de los westerns de Richard Bartlett, un western impregnado de humanidad y diferente a cualquier otro. (Erick Maurel en DVDClassik)

Película estrenada en Barcelona el 13 de junio de 1960, en los cines Astoria y Cristina; en Madrid, el 28 de julio de 1960 en los cines Rialto y Paz.

Reparto: Robert Mitchum, Julie London, Gary Merrill, Pedro Armendáriz, Albert Dekker, Charles McGraw, Jack Oakie.


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