Adaptación en clave de humor de la novela de Agatha Christie "The ABC
Murders", en la que el detective belga Hércules Poirot viaja hasta
Inglaterra siguiendo el rastro de un asesino que está matando a sus
víctimas por orden alfabético.
"Detective con rubia", versión cinematográfica de "The alphabet murders", contiene veinte minutos del mejor Tashlin—las secuencias del asesinato en la piscina, el baño turco y la bolera—-o sea, del Tashlin ingenioso, ágil, visualizador, atractivo por sus encuadres de gran poder plástico al que se alía un sentido del humor que trasciende a la sala con facilidad; el resto es una película más de misterio con algunos detalles irónicos y una estructura típica del cine artesanal británico que hizo furor hace unos años. (...) Tashlin no ayuda mucho con este film a los que siguen discutiendo sobre los grados de su valía dentro de la comedia, y en este sentido defraudará, porque la mayor parte de su labor es puro sometimiento al guión, sin los rasgos que han caracterizado varias anteriores producciones suyas. (Martínez Redondo en ABC del 24 de noviembre de 1966)
Para dar al film mayor amenidad se le ha incorporado una
considerable dosis de humor. El director del film, Frank Tashlin, no ha usado
siempre de esta mezcla con el necesario equilibrio. Lo cómico prepondera en
muchas ocasiones sobre lo emocionante. De este modo resulta que la serie de
asesinatos que se van produciendo a lo largo del film nos intrigan pero no nos
conmueven. Tashlin es especialmente conocido por haber sido el realizador de un
buen número de películas de Jerry Lewis y, naturalmente, no puede sustraerse a
un modo de hacer que ha impreso carácter a su buen oficio. La película es
dinámica, incluso un poco atropellada, pero se sigue con interés a pesar de que
la trama imaginada por Agatha Christie ha sido bastante modificada, así como un
cierto número de sus personajes. De todos modos, la orientación argumental
sigue siendo la misma. (A. Martínez Tomás en La Vanguardia del 7 de abril de 1967)
Insólita combinación de elementos, donde Tashlin logra un conjunto hasta cierto punto desconcertante, propio de una renovación de estilo, en la que se encuentra asimismo una soltura narrativa heredada de aquella nueva ola francesa, muchos de cuyos componentes le habían entronizado como uno de los grandes. Angulaciones de cámara, detalles tan insólitos como ese juguete de un muelle que discurre por la escalera, provocando el temor de Poirot y Hastings. El gran cineasta logra convertir un encargo de antemano rutinario, en una prolongación y apuesta de estilo que, por desgracia, no tendría la debida continuidad en su obra. (Cinema de perra gorda)
Frank Tashlin, quien dirigió esta aventura con el más amplio de los estilos, logró captar un poco de humor al hacer que Poirot interrogara en voz alta a un sospechoso en la cama sobre los ronquidos de su esposa. Y ha fotografiado el Londres pintoresco, incluido el camino de herradura de Hyde Park. Lo que él, sus guionistas y elenco no han logrado es convertir a Poirot y su intrigante galería de amigos y enemigos, en los personajes clásicos que han fascinado genuinamente a millones de lectores de Agatha Christie todos estos años. Poirot en las imágenes es simplemente un "belga con nariz ganchuda" poco sugestivo e involucrado en asesinatos que no son especialmente emocionantes. (A.H. Weiler en The New York Times del 12 de julio de 1966)
Esta adaptación británica de una de las novelas policíacas más conocidas de Agatha Christie, The ABC Murders, recibe el tratamiento de una comedia. Gran parte de la intriga de la obra de Christie se pierde al convertirla en comedia y, como resultado, no es más que una parodia del original, poco inteligente para resultar sobresaliente. (Variety)
Sin duda, fue una elección curiosa la del director Frank Tashlin, ya que para empezar filmaba en blanco y negro, por lo que sus colores de dibujos animados estaban ausentes. A pesar de eso, su sentido del humor irreverente queda bien patente, y si se toma esta versión más como una parodia que una obra con alguna gravedad, entonces probablemente su visión será más acertada. Seguramente el original de Agatha Christie tenía más sentido que esta película, que revolotea de una escena a otra sin mucho cuidado por la lógica, y al final se enorgullece de presentar como culpable al personaje del que habíamos sospechado todo el tiempo en lugar de ir a por la gran revelación que podría haber ofrecido a los espectadores una sorpresa. (The Spinning Image)
Al igual que las películas de Marple, The Alphabet Murders es más una broma cómica que difiere en tono y trama del texto de Agatha Christie. De hecho, va más allá, pareciendo parodiar las películas de Poirot casi antes de que existieran. La parodia aparece de inmediato cuando Tony Randall se dirige a la cámara como él mismo antes de transformarse en Poirot y dirigirse a la cámara otra vez. Todo es una broma, y este enfoque no agradó a Christie ni a los fans del misterio, ni siquiera a los fans de Randall. (Michael Barrett en Pop Matters)
Película estrenada en Madrid el 22 de noviembre de 1966 en los cines Canciller, Capitol e Infante; en Barcelona, el 6 de abril de 1967 en el cine Pelayo.
Reparto: Tony Randall, Anita Ekberg, Robert Morley, Maurice Denham, Sheila Allen, Guy Rolfe, James Villiers.
Agatha Christie en clave de humor.
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