En 1917, en un pueblecito portugués, la Virgen se aparece a tres humildes niños pastores. Este milagro provoca toda clase de reacciones e incidentes.
Rafael Gil ha servido el magno tema de «La Señora de Fátima» con la más matizada madurez de su estilo, con toda su capacidad de director preparado, con todo su gusto por los argumentos que, como el de esta película, tan amplias perspectivas poéticas ofrecen. Y, en efecto, es madurez, maestría, y poesía lo que rebosa la tarea de Gil, al que se le adivina pendiente de cada gesto, de cada movimiento, de cada detalle ambinetal. (Horacio Sáenz Guerrero en La Vanguardia del 13 de octubre de 1951)
La historia conmovedora de los pastorcillos a los que se apareció la Señora se ha narrado literariamente y plásticamente -visualmente-, con escrupulosa sobriedad, con la adecuada sencillez; y tanto el escritor Vicente Escrivá, como el realizador Rafael Gil, han sabido tener presente que para comunicar la intensa emoción de prodigios como el de Fátima, de carácter sobrehumano, sobra la grandilocuencia en las palabras y en las imágenes. (Donald en ABC del 23 de octubre de 1951)
Tanto en el aspecto técnico como artístico se trata de una obra plenamente lograda, que demuestra, además, cómo se puede llevar a la pantalla un eficaz exponente de cine católico sin abrumar al espectador con complicadas exposiciones de teorías dogmáticas. (Fernando Méndez-Leite en Historia del cine español)
Clásico exponente del cine de estampita, destinado a conseguir la lágrima fácil y la emoción barata en un espectador sensibilizado, y en el que prevalece el sentimiento sobre la razón al igual que en los variopintos personajes que van tejiendo la trama que conduce hasta la milagrosa apoteosis final. (Festival de San Sebastián)
Fue tal su repercusión, que hasta el mismísimo Papa Pío XII concedió una audiencia privada a Gil, comunicándole que con aquel filme había hecho más por la fe que muchos presbíteros desde los púlpitos. Y es que el cine, en las mejores manos, no sólo es un certero instrumento de poesía, sino la más poderosa forja de almas imaginable. Desde luego que La señora de Fátima fue el gran timbre de gloria de la carrera de Gil, la más exitosa no ya de sus películas religiosas, sino de su filmografía, y por ende es un título harto representativo. (José Antonio Bielsa en Caballero del Pilar)
“La Señora de Fátima”, por la emoción de sus imágenes, es la mejor película religiosa de Rafael Gil. Conmovedor es el desenlace con el milagro de la última aparición, las curaciones de enfermos y la danza del sol frente a una multitud expectante. Hemos de destacar que Rafael Gil era un hombre católico practicante que en varias ocasiones hizo profesión explícita de su fe, añadiendo que se sentía especialmente orgulloso de sus películas religiosas. (Multiespacio cultural El Camino)
Película estrenada en Barcelona el 11 de octubre de 1951 en el cine Fémina y en Madrid el 22 de octubre en el cine Avenida.
Reparto: Inés Orsini, Fernando Rey, Tito Junco, María Rosa Salgado, José María Lado, María Dulce, José Nieto, Félix Fernández.
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