Un joven ambicioso y sin escrúpulos (Dennis Price) proyecta vengar la afrenta que la aristocrática familia D'Ascoyne, a la cual pertenece, les ha infligido a él y a su madre. El plan consiste en eliminar a todos los miembros de la familia que le preceden en la sucesión al título de Duque.
Interpretaciones excepcionales de personajes mentirosos e hipócritas, que asesinan, chantajean, que abusan de su poder, ya sea económico, intelectual o físico, pero siempre desde la exquisitez y el buen gusto, desde una esmerada educación, pantalla y escudo a la vez de sus más bajos instintos, a los que el espectador contemplará irremediablemente bajo una sonrisa. (...) Con todo ello, no cabe otra cosa que relajarse y disfrutar de una de las comedias más brillantes de la historia. Una película ingeniosa, mordaz, provocadora. Una película atrevida, un clásico profundamente moderno, deudor del cine de Lubitsch y de Hitchcock. Simplemente, deliciosa. (Antonio Bazaga en El asombrario)
El alcance del filme es prodigioso en su destrucción de lo consabido y aceptado por el consenso social, todo él teñido de un delicado y elegante, casi señorial, anarquismo. (Eam cinema magazine)
La perversa ironía que desprende el film sirve para establecer también una crítica sobre la diferenciación, apariencia y jerarquía social, el arribismo y la pena de muerte, asuntos recogidos en un guión que roza la perfección absoluta. (Antonio Méndez en AlohaCriticón)
Una de las mejores comedias de la Ealing, verdaderamente corrosiva pese a la suavidad de las formas, que pone en la picota las artificiales diferencias de clase. La estructrura del film es un largo flash-back, que ocurre minutos antes de que Louis vaya a ser ejecutado. A partir de ese momento conocemos su historial criminal, y el cinismo con que mantiene dos relaciones amorosas simultáneas. Dennis Price compone bien al protagonista y narrador, pero el que realmente sobresale es Alec Guinness con ocho divertidos personajes del clan Ascoyne, que incluye desde tipos juveniles a un clérigo, un banquero y una sufragista. En su humorada negra, la película se mantiene en los justos límites para hacer reír y pensar. (Decine21)
Ocho sentencias de muerte tiene varios elementos atractivos. Pero son dos los que destacan y hacen que el visionado de esta película pueda ser especial. El empleo sutil del humor negro y la ironía británica que hace que veas toda la película con una sonrisa perenne. No es comedia de carcajada, sino comedia de media sonrisa. De tono burlón elegante y disimulado. (El blog de Hildy Johnson)
A pesar de sus asesinatos e intrigas, sus traiciones y disputas sangrientas, Ocho sentencias de muerte tiene un aire seco y desapegado. (Roger Ebert)
El astuto y hábil Sr. Guinness interpreta ocho vejestorios eduardianos con un ingenio y una variedad tan devastadores que naturalmente domina la película. (Bosley Crowther)
La película de Robert Hamer de 1949 es a menudo citada como la comedia británica definitiva, negra y excéntrica, pero está varios escalones por encima de prácticamente cualquier otra cosa en el género. (Dave Kehr)
Pieza clave dentro del humor negro británico, este film ilustra como un joven sin escrúpulos eliminará a ocho parientes (todos ellos interpretados por Alec Guinness) que se interponen entre él y la herencia familiar. Planteado como si de un ballet se tratara, cada una de las muertes es un prodigio de ingenio, observada con una mirada tan lúcida como irónica. (Fotogramas)
Película estrenada en España el 20 de diciembre de 1962.
Título español: Ocho sentencias de muerte.
Reparto: Dennis Price, Valerie Hobson, Joan Greenwood, Alec Guinness, Audrey Fildes, Miles Malleson, Clive Morton, John Penrose.
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