lunes, 18 de junio de 2018

Kingdom of Heaven (2005). Ridley Scott


Siglo XII, Europa entera está inmersa en las Cruzadas para recuperar la Tierra Santa. Godofredo de Ibelin (Liam Neeson), caballero respetado por el rey de Jerusalén y comprometido con el mantenimiento de la paz en la región, emprende la búsqueda de su hijo ilegítimo Balian (Orlando Bloom), joven herrero francés que llora la pérdida de su mujer y su hijo. Godofredo convence a su hijo para que lo acompañe en su misión. Tras la muerte de su padre, Balian hereda sus tierras y su título de caballero en Jerusalén, ciudad en la que cristianos, musulmanes y judíos han conseguido convivir pacíficamente durante la tregua entre la Segunda y la Tercera Cruzada. Con una fidelidad inquebrantable, Balian sirve a su rey y, además, se enamora de la princesa Sibylla (Eva Green), la enigmática hermana del monarca.

"El resultado (...) es impecable. Funciona el segmento espectacular, con las batallas, el asedio a Jerusalén, los combates cuerpo a cuerpo; pero también funciona el discurso, perfectamente compartible, contrario a la guerra y al choque de civilizaciones." (M. Torreiro: Diario El País)

"Colosal ejercicio cinematográfico (...) una vigencia metafórica asombrosa (...) Con los personajes, y poco más, se baja la monumental película a ras de tierra, se le sirve maciza, pero porosa, al espectador, y sin rasparle por ello ni un gramo de épica ni de lírica. (Oti Rodríguez Marchante: Diario ABC)

No exenta de una mirada crítica hacia el papel de la religión —atención a como se dibuja al personaje del Obispo de Jerusalén—, lo que sorprende del mensaje de 'El reino de los cielos' es la postura conciliadora para con unos musulmanes que, como digo, en aquél momento era vistos con recelo en medio mundo en virtud del 11-S, planteando la cinta una potente reflexión acerca de la tolerancia muy de agradecer ante el enervante clima de crispación que llegaba del otro lado del charco. (Sergio Benítez en Espinof)

El reino de los cielos no es una película perfecta, ni siquiera es una gran película, a pesar de su tamaño, pero tampoco es un fracaso completo o estrepitoso. Por encima de sus aspectos técnicos, artísticos o como quieran denominarse, resplandece una idea, nada despreciable en los tiempos fundamentalistas que corren, de conciliación, de entendimiento entre rivales irreconciliables y, por supuesto, entre culturas y civilizaciones. (Alberto Bermejo en El Cultural)

Con esta banal y falaz aproximación a uno de los choques básicos de la historia de Occidente, el enfrentamiento entre las tres grandes religiones monoteístas (aunque los judíos se han vuelto invisibles para el director inglés), se ha hecho un flaco favor al cine. De buenos sentimientos está empedrado el infierno cinematográfico. (Santiago Navajas en Libertad digital)

El sentimiento religioso se acumula en una torre de gelatina políticamente correcta. (Andrew Sarris)
 
Una batalla espectacular por Jerusalén, como solo Ridley Scott podría dirigir. (Roger Ebert)


No puede abandonar el cine sintiéndose mejor educado sobre la historia o iluminado acerca de las Cruzadas, pero se irá satisfecho de que el realizador haya entregado 145 minutos de cine emocionante y visceral. (James Berardinelli)
 
Lejos de perjudicar, el esquematismo es la cualidad evidente de un relato que escapa a las peripecias obligadas de la iniciación y encuentra su fuente en una sorprendente sofisticación. (...) Hay dos inconvenientes en este gran tapiz. El primero, un pecado menor, es que relativiza toda posición: bien y mal trabajan igualmente punto al derecho y punto al revés. El segundo, pecado capital estigmatizado por el imperdonable aburrimiento, es la confusión del motivo. (Jean-Pierre Rehm en Cahiers du Cinéma)

Al final, El reino de los cielos, aunque siempre es interesante y, a veces, agradable, es un fracaso parcial o, si se prefiere, un éxito mediano. Excelente interpretación general, con una mención especial a Edward Norton (...) (Christian Viviani en Positif)

Este caballero sin miedo y sin reproche, prohibiéndose a sí mismo "toda vana jactancia" como habría dicho Georges Duby, es del temple de los irreductibles idealizados por Ridley Scott (...). La puesta en escena confirma la maestría de uno de los más hábiles cineastas en materia de gran espectáculo. (Jean-Luc Douin en Le Monde)

El nuevo cine épico de esta era digital es cada vez más físico, cada vez más convincente, pero su capacidad de asombro parece sometida a una erosión implacable. El género ha formulado sus nuevos lugares comunes: el brillo y las sorpresas suelen estar en papeles secundarios como, en este caso, los de Liam Neeson o un Edward Norton que se despide con un plano que parece un re-enacting de, a la vez, El retorno del Jedi y Hannibal. Es posible que el espectador salga de la sala preguntándose si la Historia se trazó con un manual de escritura de guión en la mano. (Jordi Costa en Fotogramas)

Película estrenada en España el 6 de mayo de 2005.

Título español: El reino de los cielos.

Reparto: Orlando Bloom, Eva Green, Jeremy Irons, David Thewlis, Brendan Gleeson, Marton Csokas, Liam Neeson, Edward Norton. Ghassan Massoud.




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