Rita Mora Castro es una infravalorada abogada mexicana de un gran bufete que un día recibe una oferta inesperada: ayudar a un temido jefe de un cartel, Juan 'Manitas' del Monte, a retirarse de su negocio y desaparecer para siempre convirtiéndose en la mujer que él siempre ha soñado ser: Emilia Pérez.
Un thriller, también, con
voluntad de denuncia social y naturaleza culebronera (por lo que
tiene de culebrón desaforado). Visualmente rudimentaria y por
momentos irreal, Emilia Pérez va
a contracorriente. Todo en ella es
una sorpresa. Hasta la tragedia.
¿Les he dicho que el resultado es
magnífico? (...) El resultado es excéntrico y heterodoxo. Realizado por un veterano con energía juvenil. Un filme
vibrante y colorista, donde el espectáculo está asegurado. Una
brillante audacia, en definitiva. (Salvador Llopart en La Vanguardia del 5 de diciembre de 2024)
La historia (...) tiene ese punto de inverosimilitud que
tanto recorrido le proporciona a una película camaleón como ésta, que igual es
negra de intriga, que verde y roja en lo social, en lo mexicano, rosada en lo
melodramático y musical o arco iris en cuestiones de identidad y sexo. Y es una
de las mayores cualidades de Emilia Pérez,
la ambición, el riesgo, el impudor y la dispersión de idees increïbles (algunas,
muy compleixes; otras, insensates) que pone el director ante las narices del
espectador de tal modo que lo obliga a conjugar el verbo “flipar” hasta en
subjuntivo. (Oti Rodríguez Marchante en ABC del 6 de diciembre de 2024)
‘Emilia Perez’ parece que vaya a desmoronarse en cualquier momento: la verosimilitud brilla por su ausencia, las pinceladas kitsch generan estupefacción y algunos personajes secundarios (como el que encarna Edgar Ramírez) están desdibujados. Y pese a todo, la película arrastra al espectador en su espiral de afectos desbordados, sororidad infranqueable y redenciones sublimes. Que esta combinación de componentes figure en el ADN de Pedro Almodóvar puede ayudarnos a comprender por qué ‘Emilia Perez’ deja una impensable sensación de triunfo fílmico. (Manu Yáñez en Fotogramas)
Inicialmente concebida como una ópera, Emilia Pérez ahora se ha convertido en una película. ¿Operística? Sí, en el sentido más trivial: lirismo obsceno, destinos atormentados y bombo sentimental. (Raphael Nieuwjaer en Cahiers du Cinéma)
Para apreciar el espectáculo hay que dejar atrás las exigencias del realismo y la verosimilitud y dejarse arrastrar por la energía sentimental y los resortes arquetípicos que rigen su dramaturgia, bajo los auspicios de la disonancia y la impureza. (J. Ma. en Le Monde)
Con esta película musical sobre la transición de género de un narcotraficante en un México de fantasía, ganadora de dos premios en Cannes, el cineasta encuentra su inspiración en el exceso y el desencadenamiento de las emociones. (Luc Chessel en Libération)
Si hay algo de lo que no se puede acusar al director es de haber tomado el camino fácil y haberse dormido en los laureles. La película es bastante novedosa tanto en su forma, un drama musical en español, como en su contenido. Lo que no nos gustó no fue esto sino más bien el ambiente sombrío (sobre todo durante los interminables preliminares) y cierta falta de interés. Las partes cantadas, también bastante “especiales”, pueden parecer un poco largas. La película generó una polémica que no resultó muy interesante de seguir, pero los críticos franceses la elogiaron, al igual que el público, y además recibió una lluvia de premios. (L'oeil sur l'écran)
Aun así, es cierto que el alcance de "Emilia Pérez", considerando los nombres de Hollywood que la acompañan y que tiene a Netflix como distribuidora, es incomparable con lo que las producciones mexicanas independientes y de arte pueden aspirar. Más personas verán la visión de Audiard de un México en crisis que la de los mexicanos, y de ahí la mayor preocupación sobre qué arte se defiende y cuál no. A pesar de sus componentes estéticos y temáticos espinosos, "Emilia Pérez" posee una exquisitez atractiva derivada de esa saturación exagerada de ideas machacadas en combinación con imágenes deslumbrantes y vertiginosas. Al igual que los extractos de saborizantes sintéticos, no contienen fruta real, pero las sensaciones que provocan, tanto positivas como negativas, son reales. (Carlos Aguilar en RogerEbert.com)
Para algunos, Emilia Pérez es demasiado cambiante, demasiado caótica para ser coherente. Y, sin duda, hay mucho que digerir. Sin embargo, con el firme control de Audiard al volante, la presencia cautivadora de Saldaña y la actuación realmente imponente de Gascón, esta película se eleva como la experiencia única que es. (Colin Fraser en Moviereview)
A diferencia de los fracasos de gran presupuesto de la crítica, como "One From the Heart" o "Popeye" (esta última, sin embargo, fue rentable y la primera ha sido reeditada y revalorizada), cuatro décadas después, la recepción inicial de "Emilia" es rotundamente entusiasta, generando una gran expectación por los premios para el elenco y los colaboradores creativos. Está lejos de ser un guion perfecto (Jessi, por ejemplo, está relativamente mal escrita como la mujer loca y vengativa despechada), pero el concepto y la ejecución son tan irresistibles que los defectos son perdonables, casi entrañables. Con los hombros, piernas y voces de Gascón y Saldaña, "Emilia Pérez" se deleita en el caos de su propia creación, convirtiendo una idea que parece absurda sobre el papel en un vuelo completo de imaginación desinhibida, tan saturada de humanidad y esperanza como de vibrantes luces estroboscópicas y bailarines de fondo que giran. (Kevin Parks en The Movie Buff)
Película estrenada en España el 5 de diciembre de 2024.
Reparto: Zoe Saldaña, Karla Sofía Gascón, Selena Gómez, Adriana Paz, Edgar Ramírez, Mark Ivanir.
Multipremiada película.
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