El milagro alemán para los emigrants, ya se sabe, consiste en madrugar, trabajar mucho, vivir sometidos al reloj, en un medio duro, frente a un idioma impenetrable y correr de un tajo a otro. Todo esto está bien contado y constituye lo «más serio de esta película para reír. Lo demás es juguete cómico, mímica a la manera de aquellas comedias de García Alvarez, Jackson Veyan o Vital Aza, donde, como en «Francfort», de este último, se cultivaba la «versión tetralingüe» para conseguir el efecto cómico (...) Escribió Chesterton que «el más despreciable de todos los temores modernos era el de parecer sentimental». Vicnte Escrivá (el guionista) no tiene ese miedo, como no le importa exaltar a su tierra con fundamento, oportunidad y gracia fresca y natural, con secuencias en el campo y en el pueblo del Alto Aragón, que son la égloga, frente a la bruñida, trepidante y esquiva ciudad alemana, que es Babel. (Antonio de Obregón en ABC del 27 de enero de 1971)
Bromear con el sino de un millón largo de españoles esparcidos por las naciones industriales y capitalistas de la Europa occidental es algo que resulta poco menos que inaceptable. Y más aún cuando, para hablarnos de esos españoles, se hecha mano del retruécano, la situación equívoca, el chiste fácil, la comicidad barata, la sal gruesa, los lugares comunes y cuantos aditamentos precisan unos guionistas faltos de ideas genuinas. (...) En el aspecto cinematográfico, la cinta ha sido realizada con esa soltura elemental del que tiene la mano rota realizando títulos análogos. En su propia fluidez halIamos todas las autolimitaciones conscientes y voluntarias. (Alberto Armengol en La Vanguardia del 18 de marzo de 1971)
El tono principal es de comedia siguiendo las peripecias de Alfredo Landa en tierra alemana con compañía de José Sacristán y en conflicto con su “novia” Tina Sáinz, pero no faltan tampoco subtramas de corte dramático-sentimental con la presencia de Antonio Ferrandis (como exiliado nostálgico) y la pareja formada por Fernando Guillén y Gemma Cuervo (joven pareja en busca de mejora social). En este último aspecto sus ansias personales tienen un tratamiento tópico y los personajes no poseen demasiada dimensión, por lo que sus reflexiones y deseos no transmiten las emociones pretendidas. (Antonio Méndez en AlohaCriticón)
Comedia de medio pelo, en la línea de las baratas películas de los 70, que recrea la inmigración de la época desde España hasta Alemania. La trama ligera, al estilo Pedro Lazaga, no da para mucho, pero Alfredo Landa está como pez en el agua con su personaje de Pepe, un pueblerino hispánico cuya idiosincrasia resulta surrealista y patética en el mundo germano. Le da buena réplica José Sacristán. (Decine21)
Mención aparte merece el personaje de don Emilio (Antonio Ferrandis), exiliado republicano y médico de profesión al que se muestra en todo momento como un individuo huraño y resentido, un tipo raro, enfadado con el mundo, pero, en el fondo, deseoso de volver a su Oviedo natal aunque el orgullo le impida admitirlo. La estampa del vencido no puede ser más denigrante, a la vez que el mensaje implícito resulta altamente reaccionario. Vendría a decir algo así como que tanto los que se marchan al extranjero empujados por necesidades económicas como los que se fueron en su día por motivos ideológicos no dejan de ser pobres gentes dignas de compasión. (Cinefilia Sant Miquel)
Película estrenada en Madrid el 14 de enero de 1971 en los cines Capitol, Salamanca, Monumental, Argüelles y Murillo; en Barcelona, el 16 de marzo de 1971 en los cines Borrás, Bosque y Regio Palace.
Reparto: Alfredo Landa, José Sacristán, Tina Sáinz, Antonio Ferrandis, Gemma Cuervo, Fernando Guillén, Manuel Summers, Josele Román.
Bajo su aparente vis cómica, subyacen unos valores sumamente discutibles.
ResponderEliminarGracias, una vez más, por citar mi blog.
Saludos.
Título típico del llamado "Landismo". Alguna vez que la he visto, me ha dado bastante pena este retrato de una época y unas situaciones que se merecen algo más que esto.
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