viernes, 21 de mayo de 2021

Qué noche la de aquel día (A Hard Day's Night, 1964). Richard Lester

Película-documental sobre los Beatles. Por primera vez han decidido romper todas las reglas: saltarse el programa, ignorar sus obligaciones y saborear la libertad. Pero, para ello, tendrán que dar esquinazo a sus admiradores, esquivar a los periodistas y desobedecer a sus mánagers. Primera incursión de los Beatles en el cine, que resultó ser una interesante comedia de aventuras y rock & roll.

Pero si la película es sólo medianamente graciosa, y los "Beatles" no descuellan como intérpretes, no se puede negar que como cantantes actúan siempre de modo admirable, sin que, por otra parte, su gracia, su estilo personalisimo y su ritmo insuperable puedan justificar de ningún modo esa histeria colectiva que conocemos a través de la Prensa mundial, de la que se nos ofrecen en la pantalla, hasta la saciedad hasta el agobio, repetidas muestras a cargo de niños y de niñas que les escuchan entre alaridos de júbilo o delirantes congojas. (G. Bolín en ABC del 15 de septiembre de 1964)

La película tiene una planificación rápida, nerviosa, hecha de primerísimos planos en su mayoría, que contribuye a crear la atmósfera de auténtico documental. Numerosos «gags», ingeniosos algunos, más cerebrales otros, y la presencia de un veterano cómico inglés, Wilfrid Brambell, condicionan, por su parte, el clima festivo y despreocupado que impera en todo el film. El guión acusa ciertas lagunas, sobre todo en la segunda mitad, pero en conjunto y examinada objetivamente, la cinta es original e inteligente. (Jaume Figueras en La Vanguardia del 24 de septiembre de 1964)

United Artists concebía ¡Qué noche la de aquel día! como una película coyuntural: tuvo un presupuesto modesto (menos de 200.000 libras esterlinas de la época) y se filmó en blanco y negro. Por las limitaciones económicas y el apretado calendario de los músicos, su rodaje fue veloz y el resultado final se aproximó al free cinema, la nouvelle vague, el cinema vérité y otras tendencias del momento; en realidad, se siguió rigurosamente el guión y apenas hubo improvisaciones. Los estadounidenses seguramente tenían en mente la locura de los Hermanos Marx, mientras los propios Beatles, que no conocían a Groucho y compañía, se veían continuadores de los Goons, la pandilla televisiva de Peter Sellers, que también fueron dirigidos por Lester. (Diego A. Manrique en El País del 22 de diciembre de 2001)

El primer film de los Beatles vino a ser como un falso documental de su vida cotidiana, en el que se introducían elementos distorsionadores dentro de la más pura tradición surrealista. La frescura de su exposición y su brillante formulación visual han resistido fácilmente el paso del tiempo, hasta el punto que hacen olvidar su carácter coyuntural y lo convierten en uno de los films más representativos de su época. (Fotogramas)

Richard Lester y Alun Owen crearon con este retrato de la inicial Beatlemanía una de las películas pop más influyentes de la historia del cine musical, no sólo por su estética, que mixtura el documental con la nueva ola francesa y los guiños al cine cómico mudo (por ejemplo a los Keystone Cops de Mack Sennett), sino también por su enfoque cómico, fresco, despreocupado, autoparódico, con elementos de absurdo en muchas de sus situaciones y de sátira al estrellato rock. (Antonio Méndez en AlohaCriticón)

Es posible que Alun Owen, quien escribió el guión, se lo haya sacado todo de la cabeza, pero Richard Lester ha dirigido un film tan enérgico que parece surgir de forma espontánea. Una secuencia musical, por ejemplo, cuando los chicos salen a toda velocidad por una puerta y corren excéntricamente por un patio de recreo decorado con la melodía de su canción "Can't Buy Me Love", tiene un ritmo surrealista que se acerca a la poesía audiovisual. Seguro que el frecuente y descarado "yeah-yeah-yeah" de los chicos cuando empiezan a cantar, puede ser irritante. Para los oídos que no lo escuchan, tiene una monotonía estúpida. Pero siempre se ve aliviado por composiciones pictóricas que sugieren parodias o, al menos, una conciencia inteligente del absurdo de la locura de los Beatles. A menos que conozcas a estos chicos, es difícil identificarlos, excepto Ringo Starr, el de la nariz grande, que protagoniza una secuencia cómica descarada por su cuenta. Pero todos son buenos, sorprendentemente naturales en el estilo de realidad cinematográfica que mantiene el Sr. Lester de manera experta. Y Wilfrid Brambell, como el anciano, es elegante, un irlandés deliciosamente cómico. Muchos otros también son divertidos. Es bueno saber que hay personas en este mundo, incluidos ellos mismos, que no se toman a los Beatles en serio. (Bosley Crowther en The New York Times del 12 de agosto de 1964)

A Hard Day’s Night es una película loca y poco convencional, cargada de vitalidad e inventiva por el director Dick Lester, hábilmente filmada y puesta a punto. No se ha hecho ningún intento por convertir a los Beatles en Laurence Olivier; están en su mejor momento cuando la película tiene un aire engañoso de espontaneidad improvisada. (Variety)

La inocencia de los Beatles y "A Hard Day's Night", por supuesto, no iba a durar. Por delante estaba la presión aplastante de ser el grupo musical más popular de todos los tiempos, y el coqueteo con el Oriente místico, y la ruptura, y las consecuencias de las drogas de los años 60, y la muerte de John Lennon. Los Beatles atravesarían un largo verano, un otoño de desilusión, un invierno trágico. Pero, oh, qué hermosa primavera. Y todo está en una película. (Roger Ebert)

Inspirada en igual medida por Godard y los Goons, la película es mejor recordada por su trabajo de cámara espasmódico y sus múltiples bromas por minuto. Así que es fácil olvidar que este descarado jugueteo también contiene un discurso rabioso sobre la brutalidad policial y una escena en la que los muchachos acosan con desprecio a un miembro de la aristocracia. Si a eso le añadimos una serie de apartes homoeróticos de Lennon y un giro todopoderoso en la explotación comercial de los consumidores adolescentes, la reputación de la película como algo divertido parece cada vez más inestable. Así que, además de posicionar 'A Hard Day's Night' en la parte superior de la pirámide de las películas musicales, también deberíamos verla como el pináculo de la Nueva Ola británica de la década de 1960, y un film que sobrevivirá a todos aquellos sombríos y condescendientes dramas "serios" del norte. (Time Out)

Esta comedia despeinada y enérgica está brillantemente dirigida y puesta en imágenes por Richard Lester: cámara al hombro, montaje ultrarrápido, un blanco y negro deslumbrante que nos hace olvidar la indigestión por la sobreoferta técnica con la que nos alimentan regularmente en los últimos tiempos. Es una buena película, simplemente. (Nicole Saint-Bois en Ouirock.com)

Película estrenada en Madrid el 14 de septiembre de 1964 en los cines Fuencarral, Imperial y Benlliure; en Barcelona, el 22 de septiembre de 1964 en el cine Fémina.

Reparto: The Beatles, Wilfrid Brambell, Norman Rossington, Victor Spinetti



1 comentario:

  1. Una evidente influencia en la estética de lo que muchos años después serían los videoclips musicales.

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