viernes, 2 de agosto de 2024

La aventura (L'avventura, 1960). Michelangelo Antonioni


Anna, una rica joven romana, su novio y Claudia, su mejor amiga, se embarcan en un crucero veraniego entre las escarpadas islas sicilianas.

La incomunicabilidad entre los seres, la isla que cada ser humano es y defiende y la soledad última de las relaciones hombre-mujer alcanzan, no obstante, mayor fuerza expresiva en “L’avventura” que en sus últimas producciones. (...) Resalta con carácter singular el acierto de la fotografía. Contrasta, en cambio, el ritmo lento en el que se recrea el director que, en algun momento puede ya parecer, hoy por hoy, innecesario pero sirve como instrumento eficaz para subrayar la intención. “L’avventura” convence especialmente por un final más humano, si cabe, que las posteriores obras de este autor y dé valores más positivos. El gesto difícil y doloroso de Monica Vitti –“Claudia”- abre una dudosa esperanza al entendimiento y comprensión entre los seres. (M.R.G. en La Vanguardia del 20 de mayo de 1969)

Nos hace seguir la vida de los dos personajes y sus incidencias, mostrándonos los recovecos de sus sentimientos. Son un trozo de vida real, ni optimista ni pesimista. Así pasa muchas veces en la existencia de unos y otros, donde el problema sentimental, la felicidad o el aburrimiento de un hombre nace de su vida cotidiana, de una coyuntura y no va a buscar el amor más lejos, que adolece de ese débil comienzo y sufre altibajos; los seres van como a la deriva y su propia cobardía les une, pero a nadie extraña que caminen juntos. (...) Con su maestría habitual para el blanco y negro, el realizador nos ofrece una serie de imágenes convincentes en unas secuencias muy bien vistas, a veces excesivamente dilatadas. (Antonio de Obregón en ABC del 29 de mayo de 1969)

El futuro de esta Italia de los 60 estaba intercambiando la Iglesia o el matrimonio por la tecnología y el placer. No es que fuese un mal cambio, pero tuvo un coste que Antonioni intenta explicar con unos personajes que, ante la posibilidad de tenerlo todo, se sienten insatisfechos, vacíos, distraídos. Nada capta su atención por mucho tiempo, porque nada tiene verdadera importancia. Porque todo es reemplazable, incluso las personas. No es un sentimiento ajeno en la era de la tecnología, de las redes sociales y Tinder, y quizás por eso ‘La aventura’ sigue conectando con el público más de medio siglo después. (Mireia Mullor en Fotogramas)

Si este film fue tan sumamente polémico en su momento es porque era una obra de una transgresión inusitada en su momento, casi se podría decir revolucionaria. Quizás a un espectador actual se le escape esa modernidad que por entonces era tan obvia, pero aún hoy en día sigue siendo una de esas películas que cuenta tanto con ardientes defensores que la califican de obra de arte como con detractores que la ven como una tomadura de pelo. La Aventura escapaba por completo a las bases más elementales de la narrativa cinematográfica mostrando un retrato brutalmente sincero de las relaciones humanas y de la falta de comunicación que luego se complementaría con las posteriores La Noche (1961) y El eclipse (1962), con las que comparte bastantes puntos en común. (El gabinete del doctor Mabuse)

No parece haber muchas dudas de que La aventura (L`avventura, 1960) es una película ineludible en el relato de la historia del cine. Es decir, más allá de sus muchos valores intrínsecos, uno de los más trascendentales es el de sugerir algunas de las rutas transitadas por el cine de las últimas décadas. (José Francisco Montero en Cine divergente)

Un graduado novato en escritura de guiones podría descartar este método como casualidad o incluso descuido, pero cada toma y cada detalle de L'Avventura representa un cálculo del más alto nivel. (Andrew Sarris en The Village Voice)

Es una obra que requiere algo de paciencia (un misterio de 145 minutos que elude estratégicamente cualquier desenlace convencional), pero que recompensa con creces el esfuerzo. (Jonathan Rosenbaum en Chicago Reader)

Como un narrador sin aliento que tiene una historia larga y detallada que contar y está tan ansioso por entrar en los grandes acontecimientos que se olvida de mencionar varias cosas importantes, el signor Antonioni se ocupa sólo de lo que parece interesarle. (Bosley Crowther en The New York Times del 5 de abril de 1961)

"L'Avventura" causó revuelo en 1960, cuando Pauline Kael la eligió como la mejor película del año. Fue vista como la otra cara de "La Dolce Vita" de Fellini. Ambos directores eran italianos, ambos retrataron a sus personajes en una búsqueda infructuosa del placer sensual, ambas películas terminan al amanecer con el vacío y el malestar del alma. Pero los personajes de Fellini, que eran de clase media y tenían apetitos lujuriosos, al menos tenían esperanza en su camino hacia la desesperación. Para los ricos ociosos y decadentes de Antonioni, el placer es cualquier cosa que los distraiga momentáneamente del letal aburrimiento de su existencia. Kael nuevamente: "Los personajes solo están activos en el intento de descargar su ansiedad: el sexo es su único medio de contacto". (Roger Ebert)

L'Avventura ciertamente no es una obra fácil, y los espectadores ávidos de entretenimiento probablemente la encontrarán difusa, oscura o tediosa. Es una película que exige cierta atención, incluso cierto esfuerzo. Pero vale la pena hacer este esfuerzo. Para comprender la obra de Antonioni, y más particularmente esta Avventura que es su resultado provisional, es importante, en primer lugar, ser conscientes de esta tendencia fundamental del joven cine contemporáneo que, rechazando deliberadamente la noción de cine-espectáculo, no quiere saber más que lo se llama, con un término bastante vago pero sin embargo suficientemente explícito, escritura cinematográfica. (Jean de Baroncelli en Le Monde del 17 de septiembre de 1960)

Sesenta años después, tal vez sea hora de liberarnos de toda la literatura que rodea a esta obra para la que se acuñó el concepto de incomunicabilidad. Quizás sea el momento de enterrar la vieja dicotomía clásico/moderno, quemar las exégesis y los análisis y dejarnos envolver por la belleza de los planos de Antonioni, cautivar por el rostro de Mónica Vitti, y embarcarnos en este viaje laberíntico al corazón de las pasiones humanas. Un deseo que necesariamente tiene algo de utópico, cuando sabemos lo que representa una película así en el inconsciente cinéfilo global. Sin embargo, esto sería rendir homenaje a una obra valiente y singular: créanlo o no, por una vez no se abusa de este adjetivo polivalente. (Cosmo Vitelli en DVD Classik)

L'Avventura marcó un momento de ruptura en el cine italiano: Antonioni abandonó el discurso humanista de sus grandes predecesores (Rossellini, De Sica) para acercarse a Beckett y Pinter. Aunque este discurso empieza a tener actualidad, en la época de L'Avventura era muy contemporáneo, y el gesto estético que lo acompaña sólo será más radical en las películas siguientes. La falta de empatía de Antonioni por lo que filma será evidente a partir de Blow up; en la década de 1970, su estilo favorecía las composiciones abstractas (en Profession Reporter, por ejemplo). En un hermoso texto homenaje escrito en 1980, Roland Barthes lo comparó con Matisse y designó, para hablar de su amigo cineasta, ese momento en el que el artista, al pintar un olivo, ve los vacíos en lugar de las ramas. De esta visión abstracta del mundo resultarán algunas grandes escenas del cine moderno: las de la isla en L'Avventura son una de ellas, al igual que la del parque en Blow up. Pero más allá de este puñado de escenas, está también todo el espacio de las películas para habitar, animar, dar vida, algo en lo que Antonioni siempre se ha mostrado menos magistral, incluso bastante limitado. Como escribió una vez Roland Barthes, “tu arte es […] un arte del Intersticio”. “De esta propuesta – añadió – ​​L'Avventura sería la manifestación más llamativa." (Jean-Sébastien Massart en Critikat)

Película estrenada en Barcelona el 19 de mayo de 1969 en el cine Aquitania en el circuito de arte y ensayo; en Madrid, el 28 de mayo de 1969 en el cine Rosales

Reparto: Gabriele Ferzetti, Monica Vitti, Lea Massari, Renzo Ricci, Dominique Blanchar, Lelio Lutazzi, James Addams, Dorothy De Poliolo, Giovanni Petrucci, Esmeralda Ruspoli.


2 comentarios:

  1. La fugacidad de los amores que busca el protagonista, maravillosamente remarcada en la figura de los trenes, la plasticidad de los encuadres, la belleza de las composiciones y la gran interpretación de Monica Vitti, son lo más atrayente del film.

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    1. Un gran film que anunciaba el cine moderno. Es un tópico escribir que ya no se hacen películas así de personales y comprometidas con una estética propia.

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