jueves, 27 de marzo de 2025

Jerry Calamidad (The Patsy, 1964). Jerry Lewis


Cuando un actor, estrella de la televisión muere, los productores del programa de televisión deciden entrenar a un don nadie para convertirlo en una estrella televisiva. Pero el hombre al que eligen, un botones llamado Stanley, es incapaz de hacer nada bien...

Jerry Calamidad es una pura cosquilla física, sin que su contemplación despierte ninguna otra potencia estimable que no sea la del resorte cómico y siempre que uno esté de talante propicio para encajar con buenos modos el infantil disparate. El juguetón elemental armado sobre los más viejos recursos del género, tiene un buen color y una consistencia muy lucida en cuanto a sus técnicas materiales. Jerry Lewis, gesticulante, gritador y atropellándose siempre a sí mismo, si no ha descubierto la pólvora, sí la utiliza en su película hasta un punto de agotamiento. (Gabriel Espina en ABC del 27 de junio de 1965)

Excelente actor, su principal defecto consiste en que cultiva sólo un aspecto de la comicidad. Siempre ha de ser el mismo personaje aturdido, desmañado y rompelotodo, que hemos visto en tantas películas. Y aunque varíe la trama, el protagonista esencial sigue siendo el mismo, lo que imprime a sus films una monotonía irremediable. (...) Jerry Lewis dirige sus películas y escribe sus guiones, lo que demuestra que se trata de un actor con méritos superiores a los corrientes. El film que nos presenta ahora pretende ser una caricatura de cierta circunstancia muy del día. Se trata de presentarnos cómo se «fabrica» un «divo» de los ritmos modernos. La caricatura tiene gracia, pero es tan superficial que cae en la bufonada. (A. Martínez Tomás en La Vanguardia del 11 de agosto de 1965)

Abordando un tema ambicioso, Lewis y el coguionista Bill Richmond (quien interpreta a un pianista en un cameo) se propusieron contrastar lo real y lo falso en el mundo del espectáculo. En el primero se encuentra el amor, el talento genuino, el trabajo duro y la amistad verdadera; en el segundo, la artimaña y la adulación del espectáculo. Lewis destaca una contradicción en Hollywood: es una ciudad que prospera gracias al talento genuino, pero celebra el falso. The Patsy es notablemente profético al hablar de la naturaleza maleable de la celebridad: cómo los magnates de los medios pueden moldear a un desconocido en lo que ellos quieren que sea. Cómo alguien sin ningún talento perceptible puede lograr un éxito discográfico, hacerse un hueco en la televisión en horario de máxima audiencia o convertirse en estrella de cine. (Andrew Pragasam en The Spinnig Image)

Salvo los elementos más oscuros de El Profesor Chiflado, Lewis no hizo nada parecido. Atrás quedaron el sentimentalismo pegajoso de obras anteriores como Un espía en Hollywood (1961), las inconsistencias de la actuación de Lewis en un mismo papel, la irregularidad de los gags y la reticencia a recortar lo superfluo de sus rutinas. Hasta su clímax mal calculado, Jerry Calamidad es una odisea hipnótica a través de un mundo del entretenimiento enloquecido. (Stuart Galbraith en DVD Talk)

A mitad de "The Patsy", me asalta la terrible pregunta: ¿Tenían razón los críticos franceses sobre Jerry Lewis? Como estoy revisando varias películas de Lewis en Paramount, tendré que volver a hablar sobre eso. Dos puntos generales: 1) El error fundamental que se comete con Lewis es asumir que sus películas estaban destinadas principalmente a ser graciosas. Sospecho que su intención era que fuesen realmente raras; 2) La necesidad casi compulsiva de Lewis de salir de detrás de cualquier personaje que interprete, para asegurarnos de que es, de hecho, una persona funcional e incluso atractiva, parece ser la base de algo esencial en su obra, y pronto espero descubrir qué es. (Mick LaSalle en SFGate)

La delgada línea argumental de Jerry Calamidad tiene sus altibajos, a veces resulta hilarante y con frecuencia no. (Variety)

Otra mezcolanza estúpida en la que el señor Lewis se desmorona. (Bosley Crowther en The New York Times)

Desde Jerry Calamidad, las películas de Jerry Lewis presentan todo lo que los espectadores no buscan: la expresión en primera persona del cineasta, recursos burlescos llevados hasta el punto de la inquietud y un pesimismo fundamental. Un dominio de lo íntimo, obviamente en embrión desde las primeras películas, pero ahora expuesto al aire libre. No es la naturaleza de los ingredientes lo que se modifica sino su dosis. La diferencia entre la escena en la que Kid aplasta ad libitum el sombrero de Buddy Lester en El terror de las chicas (1961) y aquella en la que Jerry saca un grueso fajo de billetes como propina para seducir a la chica en Jerry Calamidad es que el gag a fuego lento ya no finaliza en risa liberadora, sino en el espectáculo interminable de un inocente entregado a los chacales por ser incapaz de manejar los códigos de la sociabilidad. (Damien Bertrand en Cinémathèque)

Las comparaciones con obras maestras de Lewis como "El terror de las chicas" y "El profesor chiflado" son bastante dolorosas para "Jerry Calamidad". Aquí los gags son menos numerosos y un poco menos divertidos, como si después de varios años de intensa creatividad, el genial director de repente se encontrara falto de inspiración. Como resultado, las muecas parecen un poco más acentuadas y a veces sin sentido. A pesar de todo, los decorados están como siempre impecables y sentimos que Jerry Lewis disfruta dirigiendo a los actores. (Soniadidier en Allociné)

El defecto inherente a las películas de Jerry Lewis, que afortunadamente está ausente en obras tan destacadas como "El profesor chiflado" o "El terror de las chicas", es un guión completamente inconexo que a menudo se desvía innecesariamente de su tema básico y arruina en gran medida todo el asunto. Es más, algunos gags son completamente insulsos, y uno podría preguntarse por qué el director-actor se rodeó de actores secundarios tan excelentes como Peter Lorre (¡en su último papel!), John Carradine, Everett Sloane y Keenan Wynn, si iba a utilizarlos tan poco. (Plume231 en Allociné)

Película estrenada en Madrid el 25 junio 1965 en los cines Callao y Richmond; en Barcelona, el 9 de agosto de 1965 en los cines Diagonal y Urgel Cinema.

Reparto: Jerry Lewis, Ina Balin, Everett Sloane, Phil Harris, Keenan Wynn, Peter Lorre, John Carradine.

1 comentario:

  1. Aunque parece el típico papel de Jerry Lewis, en efecto, esconde algo más, que es esa crítica la sistema.

    ResponderEliminar