En una Cumbre de presidentes latinoamericanos en Chile, en donde se definen las estrategias y alianzas geopolíticas de la región, Hernán Blanco (Ricardo Darín), el presidente argentino, vive un drama político y familiar que le hará enfrentarse a sus propios demonios. Deberá tomar dos decisiones que podrían cambiar el curso de su vida en el orden público y privado: por un lado, una complicada situación emocional con su hija, y por otro, la decisión política más importante de su carrera.
Hay que cederle espacio al talento y grandes aciertos del director, Santiago Mitre, al construir esta intriga política y familiar sobre el poder en las alturas, el cómo se modelan los chanchullos y el «rose-bud» que toda persona, y más si es poderosa, alberga en esos lugares a los que no tiene acceso ni el hipnotizador. (Oti Rodríguez Marchante en ABC del 29 de septiembre de 2017)
La excelencia del filme reside en un elemento de maldad difusa,que la convierte, gracias a Mitre,en otra cosa.Casi en una película de terror, podemos decir. Donde Darín asume el papel más complicado: el que va de la denunciada corrupción a una mirada personal al abismo del mal, en los confines del averno. (S. Llopart en La Vanguardia del 29 de septiembre de 2017)
La cordillera, de Santiago Mitre, parece un thriller político, pero como ocurría en las anteriores películas del bonaerense (El estudiante y Paulina), dentro hay mucho más. Está, es obvio, El resplandor, por el encierro en un hotel y la claustrofobia creada por la nieve. Pero ante todo, el nervio de Roman Polanski marca el tono y la narración. (Gregorio Belinchón: Diario El País)
Mitre no se conforma con construir un thriller sobre otro. Su empeño es extender sobre la mirada del espectador un raro laberinto de pistas apenas apuntadas, caminos sin salida, indicaciones perdidas. Todo ello en un ambiente perfectamente realista, perfectamente posible. Y así hasta dibujar el rostro difuso de algo inidentificable que bien podría ser el mal. (Luis Martínez en El Mundo)
La intriga de Mitre se mueve cómodamente en los vericuetos del poder como una suerte de House of Cards après-ski; mención especial a la secuencia del desembarco del avión con Erica Rivas. Pero en esa trama más o menos previsible irrumpe de pronto la hija del presidente, interpretada por Dolores Fonzi, abriendo la puerta a un universo tan rico y sorprendente como los matices interpretativos de la actriz. Ella es quien introduce en La cordillera la faceta personal del presidente, melosa secuencia de hipnosis a lo Recuerda incluida, ese territorio en el que él será incapaz de esconder si es malo o bueno. (Cinemanía)
‘La cordillera’ es una película muy interesante en todo lo referente al personaje de Darín y que está además muy bien acabada técnicamente. Además, Mitre realiza un solvente trabajo puesta en escena y de construcción de atmósfera, pero deja por ahí un cabo suelto que desluce ligeramente el conjunto. Pese a todo, merece la pena echarle un vistazo, que además este tipo de cintas son cada vez menos habituales. (Mikel Zorrilla en Espinof)
La escenografía es un acierto de la película. Los interiores del hotel están rodados en estudio y los exteriores están montados mezclando diferentes rincones de los Andes. El conjunto es majestuoso, inquietante y de gran fuerza simbólica. La altura desde la que se decide con arrogancia el destino de los otros (nos hace recordar al foro de Davos) es también el escenario donde se desciende a los abismos personales. (Jaime Larriba en El espectador imaginario)
El estilo es limpio, preciso, en una tensión permanente. (Hubert Niogret en Positif)
Demasiado congelada en categorizaciones sucesivas, la película no logra deshacerse de su suntuosa y fría estética. (Nicolas Azalbert en Cahiers du Cinéma)
(...) un ambiente casi fantástico (...) permite a "La cordillera" ir más allá de su simple sinopsis. Y si Santiago Mitre se confunde un poco en el último tercio de su historia y concluye su película abruptamente, puede contar con el impecable Ricardo Darin en el papel principal. (Yannick Vely en Paris-Match)
El cruce de confictos, personales y profesionales, que vive el gobernante Darín estallan ante una nada gratuita (y muy hitchcockiana) sesión de hipnosis, acaso el mejor tratamiento terapéutico para la traumatizada hija del máximo mandatario argentino. También para despertar al espectador: un elemento dramático, casi fantástico, que no deja de recordarnos que vivimos bajo el hechizo de la cháchara sin contenido de quienes rigen nuestros destinos. (Álex Montoya en Fotogramas)
Película estrenada en España el 29 de septiembre de 2017.
Reparto: Ricardo Darín, Dolores Fonzi, Érica Rivas, Gerardo Romano, Alfredo Castro, Elena Anaya, Christian Slater, Daniel Giménez Cacho.
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