Un excéntrico y bohemio pintor londinense constituye un verdadero y constante sobresalto para sus amigos, incapaces de seguir el ritmo de sus inesperadas ocurrencias.
En la intención y, como hemos consignado, en la creación del tipo central, el del pintor, residen las principales, sobresalientes, virtudes del empeño. Pero también en el manejo de los lances, en la ambientación, y, en suma, en la dirección certerísima hallamos calidades más que notables que contribuyen a la indudable importancia, que en su género —un género muy difícil, por cierto— tiene la película. Cine del bueno, a fin de cuentas, es "Un genio anda suelto". (Donald en ABC del 18 de agosto de 1959)
El mismo Alec Guinness ha hecho la adaptación de la novela de Joyce Cary al guión cinematográfico. En este esfuerzo no nos parece que el acierto le haya acompañado tan constantemente. O tal vez lo que ocurre es que su labor de intérprete es tan excepcional, tan refulgente, que lo que no sea ella nos parece débil, pálido y pequeño. El mismo fenómeno nos ocurre con la realización de Ronald Neame, que aun siendo brillante, empalidece notablemente en relación con los méritos de una interpretación extraordinaria. Ronald Neame ha intentado hacer un film de humor, muy al estilo inglés, pero la magnitud del personaje y su desbordante riqueza psicológica, se imponen netamente sobre lo narrativo. Por lo demás, el film, realizado bellamente en color, es de unos valores plásticos de primerísimo orden. (A. Martínez Tomás en La Vanguardia del 27 de julio de 1960)
Alec Guinness se enfrentó a una novela un tanto disparatada de Joyce Cary en condición de adaptador y protagonista, escribiendo un guión más que prometedor y componiendo un personaje impecable. Por desgracia, la adocenada realización de Neame no consiguió transmitir el clima delirante que la historia requería, convirtiendo sus resultados en un pálido reflejo de lo que hubieran podido ser. (Fotogramas)
A partir de la difícil y divertida novela de Joyce Cary, "The Horse's Mouth", que habla de un artista inglés que lucha por su alma un poco andrajosa, el escritor Alec Guinness ha obtenido un guión divertido y conmovedor que el actor Alec Guinness interpreta con una claridad asombrosa. Si la brillante actuación del actor en esta película oscurece la habilidad sutil del escritor, estamos seguros de que no le importa al señor Guinness. La imagen es el triunfo, y es toda suya. Bueno, tal vez no toda suya exactamente. Un elenco verdaderamente increíble de actores británicos casi impecables ayuda al Sr. Guinness a dar forma a una de las películas más incisivas sobre un artista que jamás se haya hecho. (Bosley Crowther en The New York Times del 12 de noviembre de 1958)
El director de fotografía convertido en director Ronald Neame ("La aventura del Poseidón" / "Odessa"), en el mejor de los casos un cineasta desigual, maneja mal esta peculiar comedia chiflada, resultando plana y poco inspirada, aunque se convirtió en un éxito en el circuito de arte y ensayo. Para aquellos que lean la aclamada novela de Joyce Carey de 1944 (vagamente basada en Dylan Thomas), esta película es una gran decepción por la forma en que reduce la lucha por la creatividad de un artista bohemio a mostrarlo únicamente como un excéntrico. Huele más a una comedia caprichosa de la Ealing que a algo más artístico. (Dennis Schwartz)
Adaptación inquietante de la maravillosa novela de Joyce Cary sobre la naturaleza antisocial del genio. Guinness construye un personaje inteligente y minuciosamente detallado como el desaliñado Gulley Jimson, un artista envejecido dispuesto a hacer todo lo posible para asegurarse de que puede seguir plasmando su visión de la pintura. Pero a pesar de utilizar pinturas de John Bratby para representar esa visión, la película en sí está más preocupada por las excentricidades del artista que por su creatividad. Con una dirección plana y un guión con cabos sueltos, resulta poco más que un ligero retazo de fantasía al estilo Ealing. (Time Out)
La película tiene un tono mucho más ligero y cómico que el libro (de hecho, parece desviarse de considerar al artista como un tema serio, y simplemente lo ve como un adorable pícaro bohemio, el Jimson del libro es más egoísta y áspero). El público todavía lo encuentra demasiado "serio", esperando que Alec Guinness, como excéntrico, fuera constantemente divertido. Hay algunos momentos muy reflexivos, como cuando Jimson intenta explicar cómo ver una pintura (“siéntela con el ojo”), y también momentos conmovedores. Al completar la pintura mural de los Beeders, Jimson dice que no es lo que realmente quería y se pregunta por qué la pintura terminada nunca es lo que ve en su mente. También tiene un final más feliz. En el libro, Jimson está dando los toques finales al mural del "Juicio Final" cuando es éste es demolido y se queda sosteniendo su pincel en el aire vacío. Una gran multitud se ríe mientras cae de su andamio y se rompe el cuello, muriendo camino del hospital. Aquí se nos hace creer que continuará con más aventuras y obras más importantes. (The Spinning Image)
Quizás el resultado hubiera sido más feliz con intenciones menos dignas. (Kenneth Cavander en Sight and Sound)
Película estrenada en Madrid el 17 de agosto de 1959 en el cine Capitol; en Barcelona, el 26 de julio de 1960 en los cines Astoria y Cristina.
Reparto: Alec Guinness, Kay Walsh, Renée Houston, Mike Morgan, Robert Coote, Arthur Macrae, Veronica Turleigh, Michael Gough, Reginald Beckwith.
Sir Alec, otro grande del cine.
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