Una noche que su tío Vernon, su tía Petunia y su primo Dudley han invitado a gente importante a cenar, Harry Potter está obligado a pasar la noche en su cuarto. Dobby, un elfo, hace entonces aparición. Le anuncia que terribles peligros acechan el colegio Hogwarts y que no debe volver en septiembre. Harry no quiere creerle. Pero en cuanto vuelve al colegio, Harry oye una voz maligna. Esta le cuenta que la temible y legendaria cámara secreta se ha vuelto a abrir para que el heredero de Slytherin pueda sembrar el caos en Hogwarts. Las víctimas, encontradas petrificadas por una fuerza misteriosa, se suceden en los pasillos del colegio, sin que los profesores - ni siquiera el popular Gilderoy Lockhart - consigan poner fin a la amenaza. Con la ayuda de Ron y Hermione, Harry debe actuar lo más rápido posible para salvar Hogwarts.
Como en las más angostas estrechuras del más listo y marrullero cine de género, la serie Harry Potter tiende desde esta su primera duplicación a reposar sobre lo ya visto y a dar a sus giros y variantes condición de rito, de misa, de juego de azares conjugados de antemano. Por eso, para bien y para mal, convierte el calco en cálculo. Y los calcos calculados abundan en los vericuetos y escondrijos de esta Cámara llena de secretos, pero cuyo misterio es escaso. (...) Una aventura llena de trucos truculentos, bien urdida y a ratos rica, pero que canta en exceso el estruendo de las vueltas y revueltas de sus artificios de laboratorio, lo que atrofia con un exceso de ajetreo la agilidad del primer filme. (Ángel Fernández-Santos en El País del 29 de noviembre de 2002)
En tanto que segunda parte, consigue, como Lucas con sus trilogías, preservar el “look” preciso, intransferible y muy creativo de la primera, que probablemente será el mismo en adelante aunque varíe la batuta (Alfonso Cuarón dirigirá la tercera).¿Los hallazgos? Más de los esperados e inesperadamente tétricos: una legión de arañas, una feroz y gigantesca serpiente digital o unas raíces de mandrágora que gritan como lechones al degollarlos, lo cual, unido a unos graffitis pintados con sangre (cruel excursión a “Seven” y sucedáneos), acerca el producto al cine de terror puro y duro y no se descarta que pueda provocar pesadillas en niños sensibles. No importa: también las propició “Blancanieves y los siete enanitos” y nadie le niega su condición de clásico perpetuo, una noción que empieza a cobrar vida en esta saga cuyo segundo curso merece otro aprobado con nota alta. (Jordi Batlle Caminal en La Vanguardia del 1 de diciembre de 2002)
Es un film honesto, entretenido, apasionante que aún conserva ese encanto dickensiano de los libros originales. (Federico Casado en ABC Sevilla del 2 de diciembre de 2002)
Algo tan indefinible como la evaporación de la magia hace, no obstante, que el conjunto no se eleve: así, este Harry Potter acaba pesando no solo más que un pato, sino casi más que un paquidermo una vez la trama coloca sus cartas sobre la mesa. Estas casi tres horas de ambiciosa ficción para todos los públicos pesan demasiado, y el resultado acaba situándose más cerca de los correcto que de lo sobresaliente. (Jordi Costa en Fotogramas)
Estos personajes y elementos de la trama se unen en secuencias de acción de poder genuino, que pueden ser demasiado intensas para los espectadores más jóvenes. Hay una confrontación de lo más alarmante con arañas y un duelo aterrador con un dragón, y estos no se manejan como episodios de películas familiares alegres, sino con la emoción de un thriller convencional. Aunque por lo general me desespero cuando una película abandona su trama para un tercer acto entregado por completo a la acción, no tengo ningún problema con la forma en que termina "Harry Potter y la cámara secreta", porque ha apuntado hacia este final, insinuando sobre ello, preparándonos para ello, hasta el final. Qué película tan gloriosa. (Roger Ebert)
Las escenas de la película parecen recortadas en una longitud uniforme y dispuestas en un ritmo lento e invariable. Cada discurso e incidente se convierte en un gran efecto y, como resultado, los aspectos más tranquilos y extravagantes del mundo de la Sra. Rowling son limitados o se dejan de lado por completo. La sensación de un crescendo dramático se pierde, por lo que al final, en lugar de sentirse conmovido hasta un alto nivel de ansiedad y emoción, es posible que se sienta maltratado y agotado. (A.O. Scott en The New York Times)
Aunque quizás el primer film sea más encantador para el público más joven, Chamber of Secrets es, sin embargo, más oscuro y animado que su predecesor, expandiendo y mejorando el universo de la primera película. (Rotten Tomatoes)
Si el aperitivo es bastante agradable, hay que esperar hasta el final con las serpientes gigantes y el pájaro de colores, para que la película sea realmente atractiva y bastante exitosa. (Charles Tesson en Cahiers du Cinéma)
Chris Columbus ciertamente no es un genio visual (se sabría), pero la producción ininterrumpida en cadena de Harry Potter le debe menos a un cineasta (muy capaz, además) que a una idea de entretenimiento que asume por completo un lugar vacío dejado por Disney en este nicho específico. (Marc Cerisuelo en Positif)
Película estrenada en España el 29 de noviembre de 2002.
Reparto: Daniel Radcliffe, Rupert Grint, Emma Watson, Kenneth Branagh, Richard Harris, Robbie Coltrane, Maggie Smith, Alan Rickman.
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