Corren tenebrosos tiempos para la República, que continúa envuelta en luchas y sumida en el caos. Un movimiento separatista, formado por centenares de planetas y poderosas alianzas encabezadas por el misterioso conde Dooku, amenaza la galaxia. Ni siquiera los Jedi parecen capaces de conjurar el peligro. Este movimiento provoca el estallido de las guerras clones, que representa el principio del fin de la República. Para allanar el camino, los separatistas intentan asesinar a la senadora Padme Amidala. Para evitar futuros atentados, su seguridad es encomendada a dos caballeros Jedi...
«El ataque de los clones» es un espectáculo impresionante, que te obliga a la terrible contradicción: mandíbula abierta de perplejidad ante algunas de las mejores escenas de toda la serie y mandíbula cerrada para rumiar los padrastros de la intriga,que se complica, va y viene como es menester en este monumento cinematográfico. (E. Rodríguez Marchante en ABC del 17 de mayo de 2002)
Lo que nos devuelven los años pasados es a un Lucas más grave y mucho menos juguetón. Bien sea por el inmenso trauma pos-11 de septiembre, bien porque desde siempre ha anidado en su interior una fuerte voluntad de discurso político, lo cierto es que la segunda parte de la saga, este Ataque de los clones, se ha hecho más explícita y al tiempo densa: espesa casi; más cargada de soflamas sobre los riesgos que corre la democracia, ese tema tan de hoy mismo, y la tentación dulcemente totalitaria. (Casimiro Torreiro en El País del 17 de mayo de 2002)
Las cosas claras desde el principio: el “Episodio II” de la serie galáctica es una película arrolladora que sigue escribiendo una página de oro en la historia, y poniendo el nuevo anillo a la cadena evolutiva de la fantasía en el séptimo arte. (Jordi Batlle Caminal en La Vanguardia del 17 de mayo de 2002)
Lucas es el gran constructor de kitsch de nuestra época (no es un reproche: es un piropo) y su obra catedralicia consiste en el diseño de un gran espejo mitológico que nos ayude a entendernos, a partir de la amalgama de experiencias extrapolables y referencias culturales (que van de lo popular/abisal a lo clásico) con la poética pulp de la space-opera como elemento cohesionador. (Jordi Costa en Fotogramas)
Frente al tono infantil de la primera, ahora el joven Annakin estaba más crecidito y cambiaba al niño Jake Lloyd por el aspirante a guapo oficial Hayden Christensen, con lo que se esperaba también una atmósfera más oscura y compleja, que, digámoslo claro, nunca terminó de llegar. Es cierto que se pueden encontrar argumentos e ideas más adultas, pero estas vuelven a estar dispuestas de manera demasiado simple y esquemática, sin llegar nunca a convencer. (Miguel Blanco en Sensacine)
Star Wars Episode II: Attack of the Clones se beneficia de un mayor énfasis en la acción emocionante, aunque una vez más se ve socavado por los puntos pesados de la trama y los personajes subdesarrollados. (Rotten Tomatoes)
No se puede culpar a los actores, especialmente a los jóvenes, cuando las palabras que se les ponen en la boca son casi indescriptibles y la dirección parece absorberles la energía o la espontaneidad. (Joe Morgenstern en Wall Street Journal)
Esta vez la exposición es tan densa que todos, excepto los acólitos, pueden desconectarse. (Jonathan Rosenbaum)
El ataque de los clones es un ejercicio tecnológico que carece de jugo y deleite. (Roger Ebert)
Estoy tentado de citar una canción imperecedera de Public Enemy: no creas en las exageraciones. (A.O. Scott)
Con inteligencia, Lucas utiliza su historia para dos propósitos: relatar el nacimiento de afectos que estarán cargados de consecuencias (...) y volver a visitar su creación para completarla y explorarla todo lo posible. (Erwan Higuinen en Cahiers du Cinéma)
Obra ciertamente imperfecta, pero única, de la cual este Ataque de los clones es una de las partes más atractivas. (Claire Vassé en Positif)
La mejor Star Wars, ¿y por qué? Digámoslo de entrada, porque es la más gráfico y la más sexual, la más oscura y atormentada, la más ambigua y la que, hasta la fecha, cumple mejor el contrato tácito que subyace a toda. la serie: satisfacer el infinito de nuestro muy sospechoso apetito retiniano. (Olivier Seguret en Libération)
Película estrenada en España el 17 de mayo de 2002.
Reparto: Ewan McGregor, Natalie Portman, Hayden Christensen, Samuel L. Jackson, Christopher Lee.
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