miércoles, 30 de septiembre de 2020

Dragonheart (Corazón de dragón, 1996). Rob Cohen

 

En el año 934, la reina Aislinn solicita la intervención de un venerable y poderoso dragón para salvar la vida de su hijo Einon, herido en una emboscada. El dragón ofrece la mitad de su corazón al príncipe. Tan pronto como asciende al trono, Einon se revela a sí mismo como un tirano. Su tutor, el caballero Bowen, está convencido de que el corazón del dragón ha envenenado a su discípulo. Deja la corte jurando exterminar a esta raza maldita.

Una trepidante, ingeniosa y explícitamente cómica película de caballerías. Una especie de «buddy movie» con tipo violento y socio filosófico, uno con cota de mallas y el otro con piel escamosa y suponemos ardor de estómago, con la voz aguardentosa de Sean Connery en inglés y la de Paco Rabal en español, que nos devuelve a los tiempos gloriosos de la espada y la brujería, con el dulce sabor de la hidromiel bebida mientras se escuchan cantares de gesta. (Jorge Berlanga en ABC del 24 de octubre de 1996)

“Dragonheart” podía haber intentado captar el espíritu fantástico de los cuentos infantiles o haberse constituido en una fábula sobre el poder y la inocencia traicionada o en una elegía por la pérdida de unos ideales caballerescos representados por las ruinas del castillo de Avalon. Todas las opciones para intentar trascender el relato lineal y mantener una doble lectura enriquecedora del mismo han sido orilladas con absoluto desinterés. (...) El cine ha dado una vuelta sobre sí mismo y ha regresado a su primitiva función de maravilla de la técnica en una barraca de feria todo lo lujosa que ustedes quieran. (Manuel Quinto en La Vanguardia del 28 de octubre de 1996) 

Tal vez no hay que pedirle a la película nada más que lo que se propone: hacer creíble al monstruo mitológico por excelencia, hacer fiable la relación que éste establece con su amigo-ex enemigo y atiborrarse de palomitas. Rob Cohen, el director responsable de aquella hagiografía a mayor gloria de Bruce Lee que, cosas del oficio, se llamaba también Dragón, se limita a coordinar un equipo ingente, en el que los muchachos de efectos especiales se llevan, es norma en estos casos, la palma de calle. Luego, ni la historia ni la espectacularidad menguada de los combates servirán para redimir al adulto de la tarde empleada en el filme; pero es que, conviene también decirlo, la cosa no está destinada a él, sino a la platea menuda... Una verdadera lástima, en todo caso, si es así como entra en contacto con el rico, plural, fascinante mundo arturiano que, en el fondo, es la base misma de la existencia de la película. (Casimiro Torreiro en El País del 31 de octubre de 1996)

 Prueba de lo singular del legado de esta película es que hoy día no parece importar lo suficiente para suscitar ninguna nostalgia, pero al mismo tiempo sí ha servido de excusa para propiciar hasta tres secuelas en DVD que nadie conoce. Su caída en el olvido se llevó por delante el hipotético futuro de Dennis Quaid como estrella amortizable, además de poner fin a las fábulas inocentes como ingrediente base de las grandes superproducciones en los noventa. Este quizá sea uno de los daños colaterales con consecuencias más penosas de su fracaso, precisamente porque la concisión y la claridad son cualidades cada vez más escasas en el cine de alto presupuesto. Dragonheart es una exhibición visual que se apoyó plenamente en el vanguardismo tecnológico, pero al mismo tiempo funciona perfectamente como una simple parábola sobre el vínculo entre dos especies que acaba transformado en el vínculo entre dos personas. (Iker Maidagan en Cactus)

Dragonheart nos brinda acción medieval, un Dennis Quaid espléndidamente peinado y Sean Connery como un dragón parlante y, desafortunadamente, una historia que en gran medida no logra enganchar. (Rotten Tomatoes)

Dragonheart de Rob Cohen es una de las películas más sublimemente tontas que he visto. Ya que combina su estupidez con efectos especiales que son, simplemente, sublimes, debo resistir la tentación de dispararle con facilidad. (Roger Ebert)

Película estrenada en España el 16 de octubre de 1996.

Reparto: Dennis Quaid, David Thewlis, Peter Postlethwaite, Dina Meyer, Julie Christie, Jason Isaacs, Sean Connery (voz en versión original), Francisco Rabal (voz en versión española).

jueves, 24 de septiembre de 2020

El barón rojo (Von Richthofen and Brown, 1971). Roger Corman

Reconstrucción de las hazañas bélicas del célebre as de caza alemán de la Primera Guerra Mundial, Manfred Von Richthofen (John Phillip Law), desde sus inicios como piloto de combate, siendo adiestrado por el as Oswald Boelcke, pasando por sus primeras victorias, hasta convertirse en un héroe de guerra, lo cual le acarreará la envidia de otros pilotos destacados de su escuadrilla como Hermann Göring. Su fama hará que un piloto canadiense de la RAF, Arthur Roy Brown, se obsesione con la idea de enfrentarse en combate y derribar al famoso piloto alemán.

Corman ha tratado su historia, sacada de la realidad, con cuidado riguroso de la propiedad histórica. Los aviones que vemos son reproducciones exactas de los que actuaron en la primera guerra mundial,así como los uniformes.(...) Buen filme de acción, bien retratado, bien realizado y en el orden de los gustos de hoy. (Lorenzo López Sancho en ABC del 4 de abril de 1972)

Cornan no se ha empleado a fondo en la magnificación del alemán, pese a que se advierte que no tiene simpatía por ese otro piloto que no respeta las reglas caballerescas. Quizá esa timidez hace que disminuya un tanto el valor de la película de Corman; que la deje como alicortada en lo que a la pasión se refiere. Queremos decir que el elemento político interviene, y el canto, el que pudiéramos llamar poema, no alcanza la voz plena, el acento enteramente exaltante para la figura.(...)  Le era, en consecuencia difícil a Corman, crear la situación a «todos los efectos», y ese es el fallo, único y disculpable, que a nuestro entender, ofrece su empeño, el cual, no obstante, mantiene su interés y su fuerza para el espectador, que asiste a una reconstrucción fiel que le mantiene con los ojos pegados a la pantalla sobre la que el celuloide impresionado se proyecta. (Donald en Blanco y negro del 15 de abril de 1972)

A estas alturas, se llevan realizadas tantas películas de aviación en torno al tema bélico, que se hace difícil que esta nueva cinta, escueta y fría, pueda prender realmente en la atención, cada vez más dispersa, del gran público. (...) En general, la película resulta más bien aburrida y monótona que interesante. Roger Corman no nos parece, a juzgar por esta muestra, que sea un realizador destinado a perdurar en las antologías. (A. Martínez Tomás en La Vanguardia del 13 de agosto de 1972)

Durante muchos años -hasta su inesperado regreso a principios de los 90- ésta fue considerada como la última realización de Roger Corman, que en los próximos años se limitaría a producir. Plantea uno de los episodios más populares de la campaña aérea en la Primera Guerra Mundial, con unos medios de producción bastante inusuales en su director. Pese a sus pretensiones espectacularistas, su tono estilizado y simple nos remite a la esencia del cine de su autor. (Fotogramas)

Los motivos derivados de Poe por Corman se trasladan exuberantemente a los cielos mientras los biplanos de la Primera Guerra Mundial luchan con heroísmo romántico. (Time Out)

Una película impresionante de un cineasta cuya carrera no siempre ha estado marcada por el éxito, o incluso por un noble fracaso. (Roger Greenspun en The New York Times)

Debe estar entre las películas más impresionantes jamás realizadas sobre la Primera Guerra Mundial. (Margaret Hinxman en Daily Telegraph)

Película estrenada en Madrid el 28 de marzo de 1972 en los cines Lope de Vega, Argüelles, Alvi y Juan de Austria; en Barcelona el 11 de agosto de 1972 en el cine Tívoli.

Reparto: John Phillip Law, Don Stroud, Barry Primus, Corin Redgrave, Stephen McHattie, Karen Huston, Hurd Hatfield.

martes, 22 de septiembre de 2020

Más fuerte que el odio (The Presidio, 1988). Peter Hyams

 

Jay Austin, un policía de San Francisco debe investigar un asesinato cometido en una base militar. Para ello, cuenta con la ayuda del jefe de seguridad, un coronel con el que mantiene una tensa relación, que se agrava desde el momento en el que el policía se enamora de la hija del militar.

La acción, la intriga y la reflexión son las piezas angulares sobre las que descansa el guión, cuya realización se muestra pausada -lo que se agradece en la actualidad- y permite al espectador mirar y disfrutar con sosiego de los aciertos formales de la película.Por contra, escenas fallidas, un desenlace previsible, blando, nostálgico y feliz al lado de cierta frialdad que aparece en la sucesión de sus secuencias desmerecen el interés despertado por la escritura cinematográfica del director y operador, y convierten el proyecto y la película final en un producto menor, aunque poseedor de cierta originalidad, que se deja ver sin fatiga, pero sin despertar en ningún momento el calor necesario para recomendar su visión. (Ángel Luis Inurria en El País del 10 de octubre de 1988)

No es demasiado nueva la idea de partida, aunque sí, en cierto modo, sugestiva. Y da pie para que, a través de un hábil pero a veces farragoso guión de Larry Ferguson, Hyams, que es, además de director del filme,responsable de su fotografía -por otra parte excelente-, monte, basándose fundamentalmente en el trabajo con y de los actores, una película si no admirable sí correcta y, por momentos, brillante, con menores dosis de violencia que las que cabía temer, dada la trama y concienzudamente elaborada, quizá demasiado. Porque, a fuerza de querer ser perfecto, el filme acaba por denotar cierto manierismo, y la frialdad acaba sustituyendo a la pasión que, en todo momento, debió haberlo impregnado. (César Santos Fontenla en ABC del 17 de octubre de 1988)

El caso es que Larry Ferguson, autor del guión de “Superdetective en Hollywood 2”, no parece tener muy claro si nos está proponiendo un “thriller” o un melodrama sentimental. Hyams, ese director que es también el operador de sus películas —como Iquino en su última época—, no ha perdido el tiempo esclareciendo el dilema. Según una estrategia habitual, se ha apoyado firmemente en el carisma de los tres actores protagonistas —cada uno de los cuales defiende con competencia sus personajes— y procura, con alguna pequeña excepción, que las cosas ocurran lo más deprisa posible. Y, medida prudente, carga la mano en las escenas de acción,espectaculares y bien llevadas. (José Luis Guarner en La Vanguardia del 27 de octubre de 1988) 

Es una película que no tiene un pensamiento original en su cabeza y parece que le gusta de esa manera. (Dave Kehr en Chicago Tribune)

Toda la película da la sensación de ser un clon, una película ensamblada con piezas de repuesto de otras películas en el depósito de chatarra cinematográfica. (Roger Ebert)

Más fuerte que el odio es una película de fórmula que ni siquiera puede manejar su propia simple aritmética. Está destinada a ser un thriller de acción con connotaciones cómicas, del tipo en el que un par de policías disparejos acorralan a los malvados mientras nos invitan a un flujo constante de bromas ligeras. Debido a que es una premisa televisiva, medio vivificada por un guión olvidable y una dirección blanda, el pobre argumento aparece muy incómodo en la pantalla grande, como desvaído y avergonzado, ansioso por abandonar las pretensiones y apresurarse hacia su legítimo hogar como película de la semana en un canal de televisión. (Rick Groen en The Globe and Mail)

Película estrenada en España el 7 de octubre de 1988.

Reparto: Sean Connery, Mark Harmon, Meg Ryan, Jack Warden, Mark Blum, Dana Gladstone.


martes, 15 de septiembre de 2020

Mientras dormías (While You Were Sleeping, 1995). Jon Turteltaub

 

Lucy (Sandra Bullock) es una joven taquillera del metro con poca suerte en el amor. Su sueño es salir con Peter (Peter Gallagher), un guapo ejecutivo que todos los días coge el metro sin fijarse en ella. Un día Peter tiene un accidente en el metro y, aunque Lucy le salva la vida, queda en estado de coma. Cuando va a visitarlo al hospital, y los familiares de Peter creen que ella es su prometida, Lucy no se atreve a decirles la verdad. La situación se complica porque Jack, el hermano de Peter, empieza a sospechar que Lucy no es la novia de su hermano. 

El resultado de la astuta combinación de elementos como el amor puro, el espíritu de la Navidad, la unión familiar y, «last but not least»,la angustia existencial propiciada por la vida en soledad, es una comedia más sentimental que romántica y más sensiblera que sensible que,con todo, se ve con agrado, entre sonrisas y lágrimas. (César Santos Fontenla en ABC del 30 de octubre de 1995)

Bullock sale bien librada de la apuesta. A falta de algo más consistente sobre lo que fijar la atención, se puede apuntar que hay un par de detalles meramente curiosos que la película deja entrever. Uno, la sanción de la promoción social a través del braguetazo. Y dos, que parece un remedo edulcorado y de gran consumo del pasoliniano Teorema.(Casimiro Torreiro en El País del 1 de noviembre de 1995)

"Mientras dormías" es una nadería romántica y cursi, en cuyo decidido anacronismo reside su encanto. (...) el escaso combustible contenido en el depósito de este vehículo fílmico está sabiamente administrado por un grupo de actores secundarios de enorme talento, que interpretan soberbiamente a los miembros de tan capriana -de Capra- familia.(Lluís Bonet Mojica en La Vanguardia del 8 de noviembre de 1995)

Una película basada en la sencillez y la simplicidad narrativa para construir un cuento de hadas moderno en el que todavía es posible creer en cierta clases de milagros sentimentales, algo que poco a poco irá desapareciendo (o variando) en el cine norteamericano, en el que todavía se creen en los mismos milagros que entonces pero con mayor cinismo y escepticismo. En 'Mientras dormías' no hay nada de esto, pero sí un paulatino exceso de cursilería que acaba con el interés que podía despertar una película realizada con tanta soltura y solidez como con falta de nervio. (Virginia Montes en Sensacine)

Mientras dormías está construida en su totalidad con ingredientes familiares, pero ensamblados con tal habilidad, y con una actuación tan encantadora de Sandra Bullock, que le da a la fórmula un buen nombre. (Rotten Tomatoes)

La calidez casual de la película puede hacerte tolerar algunas de las deficiencias, especialmente porque Bullock parece estar pasando un buen rato con su primer papel protagonista. (Jonathan Rosenbaum)

Una película para sentirse bien, cálida y de buen corazón. (Roger Ebert)

Película estrenada en España el 27 de octubre de 1995. 

Reparto: Sandra Bullock, Bill Pullman, Peter Gallagher, Peter Boyle, Jack Warden, Glynis Johns. Micole Mercurio, Jason Bernard, Michael Rispoli.


viernes, 11 de septiembre de 2020

El último viaje de Robert Rylands (1996). Gracia Querejeta

 

Nadie ha sabido nada del profesor y arqueólogo Robert Rylands (William Franklin) desde que se marchó de Oxford, hace ya diez años. Ahora, a punto de cumplir los sesenta, regresa a Inglaterra para declarar ante el comisario Archdale (Kenneth Colley) todo lo que le sucedió durante su larga ausencia. Su relato, que durará toda una noche, desvelará una intrigante historia de amor en torno a varios personajes. La llegada a Oxford de Juan Noguera (Gari Piquer), un español que va a estudiar a la universidad, es el desencadenante de los posteriores acontecimientos. El tutor de Juan es Alfred Cromer-Brake, un hombre de gran prestigio y reputación que lo recibe con el afecto y cariño propios de un padre. Sin embargo, el joven no tarda en descubrir que su protector oculta un secreto, una misteriosa relación con Robert Rylands, de la que nadie parece estar dispuesto a hablar.

Sin entrar en pormenores, hay que rebelarse contra esa reducción infame de los que han considerado esta película como un paseo por el campus de la homosexualidad y la eutanasia, pervirtiendo así la auténtica intención de «El último viaje de...», que no es otra que la de hablar del amor (sin entrar en su disección) y de la muerte (sin entrar en su sentido). Y estos dos aspectos, homosexualidad y eutanasia, que ciertamente aparecen, aunque más sugeridos que confesados, ayudan a amplificar ese gran concierto de sensibilidades que dirige Gracia Querejeta. Porque, dicho de un modo melodramático, toca mucho más la fibra el amar a pesar de..., o el matar precisamente por... Es decir, la esencia de esta película. (E. Rodríguez Marchante en ABC del 18 de octubre de 1996)

Robert Rylands es un filme inteligente y astuto, pero bajo su aparente frialdad esconde dolor y generosidad y está admirablemente compuesto y cerrado sobre sí mismo en una escena final de grande y hermosa sabiduría. Procede de una novela, pero no se percibe esta deuda. Su escritura no es traslación mecánica a la pantalla de una peripecia novelesca, sino conversión de un lenguaje literario de alta pureza en disparadero de un lenguaje filmico igualmente puro y, por tanto, situado en cuanto lenguaje en una antípoda de su desencadenante. Gracia Querejeta convierte el texto en pretexto y barre de ese pretexto todo punto de vista de lector, para llenar el. hueco dejado por este vaciamiento con el bordado de tiempos e imágenes que requiere crear un punto de vista de espectador. (Ángel Fernández-Santos en El País del 19 de octubre de 1996)

Gracia Querejeta ha conseguido insuflar vida a cada una de sus imágenes: los personajes respiran verdad por sus cuatro costados y sus sentimientos, dudas, frustraciones y angustias calan hondo, muy hondo, en nuestras arterias emocionales. Y es que sin subrayados ni parafernalia alguna, cristalinamente (ésta es una obra que acepta el término “cosida a mano”), “El último viaje de Robert Rylands” nos habla del amor, del dolor, de la inexorabilidad del tiempo, del vacío, de la homosexualidad, de la eutanasia, de la desazón,de la traición... Ninguno de ellos es su tema principal y todos ellos, y más, forman su tema: la vida, nada menos. (Jordi Batlle Caminal en La Vanguardia del 24 de octubre de 1996)

Esta sencilla historia está narrada con pulcritud auténticamente británica, con exactitud en los ambientes y con verdadera maestría en la interpretación. (Linterna mágica)

Película estrenada en España el 18 de octubre de 1996. 

Reparto: Ben Cross, William Franklyn, Cathy Underwood, Kenneth Colley, Perdita Weeks, Gary Piquer, Lalita Ahmed, Karl Collins, Maurice Denham.

lunes, 7 de septiembre de 2020

Más fina que las gallinas (1977). Jesús Yagüe

 

Para poder abrir una boutique propia, Alicia se ve obligada a ejercer el oficio más antiguo del mundo. Lorenzo, ingenuo y simplón, novio de la infancia en el pueblo, la visita en Madrid, sin conocer su nueva vida. El descubrimiento de la verdad acabará alejándoles, y Alicia se casará con Enrique un hombre de negocios entrado en edad. Pasado el tiempo, Lorenzo abandonará a su vez el pueblo y se vendrá a Madrid, de nuevo para comenzar una nueva vida, con Alicia, que está casada a su vez con Enrique.

Todo parece haberse fiado a la presencia, indudablemente sugerente, de María Luisa San José y a sus destapes más o menos fugaces. Por lo demás, la situación es tan limitada y tan pobre que no es posible sacarle mucho partido y las reiteraciones se suceden, insistentemente, hasta resultar cargantes. Da la impresión de que el guión se ha ido elaborando sobre la marcha, bajo la apremiante angustia del «¿qué hacemos ahora?», con una absoluta falta de credibilidad en ninguno de los tipos que debían centrar la acción. (Hermes en ABC del 11 de febrero de 1977)

Jesús Yagüe aprovecha el enredo humorístico-satírico-erótico que constituye la trama del filme para hacer una crítica bastante ácida de las instituciones más estables y respetadas que ha habido en España hasta hace poco tiempo, entre ellas el matrimonio, en su aspecto sacramental y reverencial. Otras muchas picardías y travesuras se deslizan también en el filme, mientras se va obsequiando a la clientela con los atractivos desnudos de María Luisa San José, siempre de indiscutible calidad, y alto valor estético. La historieta es animada, divertida y ha sido dirigida con buen pulso. Además, Yagüe ha procurado hacer brillar el excelente reparto artístico... (M.T. en La Vanguardia del 26 de julio de 1977)
 
Esta vez Jesús Yagüe mete mano en el guion, y su dirección, que economiza en planos pero que sale adelante con la velocidad que le otorgan los actores a la acción, como viene siendo habitual en el director, resulta de lo más eficaz. Vamós, que está entretenida. (Aquí vale todo, Blog de cine)

Yagüe –con la colaboración en el guión de Álvaro Lion-Depetre y Jaime Zurinaga- factura así un extraño híbrido en el que los desnudos integrales de María Luisa San José se multiplican exponencialmente, con un papel de amante grosero llevado con insólita convicción por Fernando Fernán-Gómez, y con un imposible rol de cura ingenuo, antiguo novio de la chica, que acaba de colgar los hábitos, que le cae en suerte a Sacristán. Aparte del morbo que intentaba fomentar la publicidad de la cinta –“la espléndida anatomía de María Luisa San José por primera vez al descubierto”- poco más ofrece la cinta. Hoy ni siquiera tiene interés sociológico. (De qué va la peli.com)
 
Película estrenada en Madrid el 7 de febrero de 1977 en los cines Bilbao, Montera y Victoria; en Barcelona el 19 de julio de 1977 en los cines Rex y Palacio Balañá.
 
Reparto: María Luisa San José, José Sacristán, Teresa Gimpera, Fernando Fernán-Gómez, Marisa Porcel.