jueves, 3 de octubre de 2019

Una luz en el hampa (The Naked Kiss, 1964). Samuel Fuller


Kelly es una prostituta que llega a la ciudad de Grantville huyendo de su pasado. Tras un primer encuentro con Griff, el capitán de la policía de la ciudad, consigue rehacer su vida trabajando como enfermera en un hospital para niños inválidos. Además, se enamora del hombre más bueno y rico de la ciudad; pero las cosas no son exactamente lo que parecen.

Lo que Fuller quiere decir quedaría convertido en un hermoso y lacrimógeno discurso, dado el planteamiento argumental, si en la película no hubiera una lección técnica de buen cine, en la que se hace patente su habilidad para contar, para hacer "cómplice" al espectador insertándole sutilmente en la acción, interesándole en suma. Un primer plano —qué pocos directores utilizan hoy como él los primeros planos en función de unas exigencias narrativas—le basta para definir un personaje y esto es posible por su capacidad para dirigir actores y para expresarse con una economía de imágenes sorprendente.Su concepción formal es de rara eficacia. (Martínez Redondo en ABC del 22 de noviembre de 1966)

Samuel Fuller, que se ha distinguido también como novelista y escritor, y ha realizado la película con pericia y tacto, pero tal vez ajustándose a normas excesivamente clásicas, de un tradicionalismo que en ocasiones nos parece un poco "demodé". No se ha atrevido a llevar a la pantallas audacia alguna. Incluso no parece haberlo siquiera intentado. Este conformismo, por lo que se refiere a la forma y la técnica, imprime a su película un tono un poco desteñido, sin dejar por ello de ser interesante. (A. Martínez Tomás en La Vanguardia del 25 de mayo de 1967)

Samuel Fuller te atrapa desde la primera escena presentando a su personaje, Kelly, de la manera más impactante, violenta y brutal posible… ya ante los títulos de crédito te quedas de piedra (escena que no quiero desvelar para no quitar el efecto sorpresa a futuros espectadores que como yo se sentirán alucinados desde el primer momento). Lo que no te esperas es que después de una presentación tan brutal de un personaje que parece que va a protagonizar un thriller duro o puro cine negro te veas hundido en el melodrama más exacerbado y barroco con escenas culminantes de emoción exaltada y rozando siempre la virguería visual. Y después un regreso ligero al cine de investigación policial más convencional aunque con una continuidad en soluciones visuales que atrapan. (El blog de Hildy Johnson)

Como antes señalaba, una de las mayores virtudes de este film admirable, estriba en haber sabido sintetizar esa desmesura narrativa inherente en el cine de su autor, dentro de un estilo de asombrosa modernidad. Las secuencias de THE NAKED… en todo momento sugieren mucho más de lo que muestran. Expresadas con resoluciones cinematográficas en muchas ocasiones deslumbrantes, y en no pocos casos delimitadas por medio de contundentes fundidos en negro, lo que aparentemente queda definido como un delirio cinematográfico finalmente conformará un relato sin fisuras, del que cabe destacar la entregada labor de Constante Towers, la espléndida iluminación de Stanley Cortez y la elegante partitura de Paul Dunlap, que reelabora unos fondos sonoros de ecos mancinianos, tan familiares en ese periodo. (Cinema de perra gorda)

Duro film del duro Samuel Fuller, que se les arregla en más de un momento por llevar la trama por derroteros inesperados. La fotografía de Stanley Cortez es soberbia, muy de cine negro; y Constance Towers saber soportar la responsabilidad de tener un protagonismo absoluto. (Decine21)

De la película se podrían decir muchísimas cosas. Les animo a descubrirlas por ustedes mismos. Pero les apuntaré algo más. Un film donde un gesto, una canción, un niño y un instante de desesperación y violencia dejan en desuso las palabras, es un film inteligente, de un director inteligente y que nos hace inteligentes. Nunca la inteligencia lo tuvo tan fácil. Apriétense los machos que Samuel Fuller no para en prendas. (El diario de un cinéfilo clásico)

 Una mezcla audaz de cinismo, sordidez, pegajosidad sentimental y comentarios sociales, es extraña y, a veces, un asalto a los sentidos ... posiblemente la película más agresivamente desafiante de su carrera. (Sean Axmaker en Parallax View)

Una luz en el hampa de Fuller es una de sus obras más extrañas y brutales. (Jeffrey M. Anderson en Combustible Celluloid)

Película estrenada en Madrid el 22 de noviembre de 1966: cines Imperial, Argüelles y Barceló. En Barcelona se estrenó el 23 de mayo de 1967 en el cine Montecarlo.

Reparto: Constance Towers, Anthony Eisley, Michael Dante, Virginia Grey, Patsy Kelly, Bill Sampson.


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