lunes, 14 de octubre de 2019

Historia de mi muerte (Història de la meva mort, 2013). Albert Serra


Casanova conoce a un nuevo sirviente que será testigo de los últimos momentos de su vida: de los ambientes galantes y libertinos típicamente dieciochescos, en un castillo suizo, a los últimos días en pobres y sombrías tierras septentrionales. Allí, su visión racionalista y su mundo de ligereza y mundanidad sucumbirán ante una fuerza nueva, violenta, esotérica y romántica representada por Drácula.

Radical, pero con poco interés, ni formal ni narrativo, aunque quizá sea una metáfora de algo, en una obra que, a través de planos fijos alargados en el tiempo, esta vez reparando más en los rostros que en sus anteriores películas, lleva la duración hasta las innecesarias dos horas y media. Cuando hay actores no profesionales, como es hecho habitual en los trabajos de Serra, es fácil acordarse de Bresson, del distanciamiento brechtiano o del antinaturalismo de Straub y Huillet, pero esta vez los parlamentos sólo suenan recitativos en el peor sentido de la palabra. (Javier Ocaña en El País)

Impera la desmesura y el cine contemplativo, con ensoñaciones que pueden cautivar o irritar, pero que propiciaron la concesión del Leopardo de Oro de Locarno a su director, triunfador en festivales de cine alternativo. Aunque es evidente la devoción que siente por el estilo radical de Aleksandr Sokurov, Béla Tarr o del ya desaparecido Joao César Monteiro, Albert Serra conserva su indomable personalidad. (Lluís Bonet Mojica en La Vanguardia del 17 de enero de 2014)

El espectador vive el cambio de la luz a la oscuridad como un auténtico bajón, que sin embargo cobra todo el sentido al final de este film extraordinario donde vuelven a resucitarse mitos para despojarlos de inútiles oropeles y dejarlos a su aire en un espacio de libertad total que nos llega retratado con el arte de una innegable belleza absolutamente inconformista y antiacadémica. Bravo. (Philipp Engel en Fotogramas)

Serra articula Història de la meva mort a partir de una escritura más intensa que la de sus anteriores películas, lo que la convierte en un ejercicio de madurez que puede provocar la atracción de ciertos escépticos respecto a su cine. No obstante, no renuncia ni a la teatralidad del trabajo con los no actores, ni a la dimensión pictórica de las imágenes, ni a cierta búsqueda de la locura irónica en el interior de un universo que, de forma progresiva, deja paso a un sentimiento de horror, inquietud y extrañeza. (Angel Quintana en Caimán)

El sistema de Albert Serra se queda a medio camino entre el artificio bressoniano y el antinaturalismo straubiano. Los que hasta ahora habían sido los actores fetiche de Serra tienen un papel más secundario, mínimo en el caso de Carbò. Además, el actor que interpreta a Cassanova (el poeta y comisario Vicenç Altaió) lo hace de manera demasiado afectada. Nada que ver con la frescura y la espontaneidad que destilaban Luis Carbò y Luis Serrat en las anteriores películas. A esto hay que sumar que la figura de Drácula resulta excesivamente caricaturesca. Está claro que Serra, fiel a su mecanismo de despojamiento y simplificación, no ha querido construir un personaje de Drácula en ningún momento. Sin embargo, esa presencia misteriosa con la que Albert Serra quiere representar los oscuros influjos románticos, no es más que un trazo grueso que cada vez que grita como un loco en el bosque provoca risa de lo ridículo que resulta. (Horacio Muñoz en A cuarta parede)

'Honor de Cavalleria' y 'El cant dels ocells' llevaban a cabo un proceso de despojamiento cultural para reencontrar una inocencia primigenia inexorablemente hermosa. En 'Historia de la meva mort' el mecanismo de búsqueda de la belleza resulta a la vez más elaborado y más frágil, como el propio mundo de Casanova. Aquí Serra ya no se apoya principalmente en la conexión con el carácter afable de los personajes. Ha llevado a cabo un trabajo laborioso y al mismo tiempo ha tenido que evitar que 'Història de la meva mort' se convirtiera en ese tipo de cine que siempre ha rehuido. Por ello la fuerza del film reside en su propia naturaleza imperfecta. Esta no es una película redonda ni cuadriculada. Es un film que persigue los entresijos de un trayecto que va de la luz a las tinieblas, de la civilización al obscurantismo, para captar destellos de inesperada belleza. (Eulàlia Iglesias en Sensacine)

Un experimento alquímico que vale la pena presenciar. (Nicolas Rapold en The New York Times)

En un contexto de conversación a la luz de las velas y carnalidad de corral, Serra pone en marcha ideas contrastantes sobre el placer y el deseo, alternando diálogos filosóficos sinuosos y pasajes sin palabras de belleza salvaje. (Dennis Lim en Los Angeles Times)


Estas dos horas y media de aburrimiento mortal (insistamos: mortal) serán la desesperación de aquellos que amaban las películas de Serra y que tendrán ganas de morirse al ver esta grosera caricatura del cine chic radical, tan pretenciosa como insignificante. (Jean-Philippe Tessé en Cahiers du Cinéma)

Muy largo, muy aburrido (...) e incomprensible. (...) Aquí hay un hermoso nabo. (Fabien Baumann en Positif)

Son largas escenas de sacrificios de animales filmadas bajo el resplandor del fuego, bodegones que recuerdan a la pintura flamenca, juegos de sombras y negro profundo que aspiran la puesta en escena de Albert Serra, un cineasta vudú cuyas visiones macabras imponen duraderamente su encanto venenoso. (Romain Blondeau en Les Inrockuptibles)

Película estrenada en España el 20 de diciembre de 2013.

Reparto: Vicenç Altaió, Lluís Serrat, Noèlia Rodenas, Clara Visa, Lluís Carbó, Eliseu Huertas, Montse Triola.



No hay comentarios:

Publicar un comentario