viernes, 31 de enero de 2025

Network, un mundo implacable (Network, 1976). Sidney Lumet


Un análisis sobre el poder de la televisión, que retrata un mundo competitivo donde el éxito y los récords de audiencia imponen su dictadura. Howard Beale, veterano presentador de un informativo nocturno, es despedido cuando baja el nivel de audiencia de su popular programa. Sin embargo, antes de abandonar la cadena, ante el asombro de todos, Beale anuncia que antes de irse se suicidará ante las cámaras, pegándose un tiro en directo en uno de los programas que le quedan. Este hecho sin precedentes provocara una gran expectación entre los televidentes y los propios compañeros de Howard.

Pocas veces hemos tenido ocasión de contemplar un guión tan inteligente como este de Chayefsky; un guión que obligaba a una difícil realización y a unas endiablades filigranas de interpretación, dentro de la enorme posibilidad de acción que permitía a los actores. (...) En suma, una película sumamente interesante, buena desde muy diversos ángulos, y un testimonio inteligente sobre uno de los pilares de nuestra moderna sociedad. (Pedro Crespo en ABC del 19 de abril de 1977)

Se trata, ciertamente, de un filme extraordinario, apasionante, realizado con enorme maestría, y planeado, gracias a ese guión lúcido y elocuente, con una admirable claridad, cada vez más rara de alcanzar en el cine moderno. Una historia recta, lineal, que no se extravía nunca en divagaciones ni simbolismos abstractos u oscuros. (...) La película nos muestra, por dentro, la amplia y compleja estructura de una poderosa emisora norteamericana, el extraño mundo que se agita en ella, las maniobras y manipulaciones de que son objeto los programas, la influencia directa o indirecta de los grupos de presión, de los monopolios Industriales, y también los ardides de quienes aspiran a falsear la opinión pública en su provecho. (A. Martínez Tomás en La Vanguardia del 24 de abril de 1977)

Un producto oportunista y algo tramposo, cuyo pretexto es la denuncia de los mecanismos de que se valen las cadenas de televisión para captar audiencias. Montada a partir de escenas impactantes -cuyo plato fuerte es un suicidio transmitido en directo-, su habilidosa construcción no impide que su discurso acabe resultando excesivamente acomodaticio. (Fotogramas)

En total, Network obtuvo 10 nominaciones al Oscar, de las cuales se llevó cuatro (Mejor actor, Finch; Mejor actriz, Dunaway; Mejor actriz de reparto, Straight, y Mejor guión). Sin embargo, los premios no son más que un testimonio de la fuerza de Network como película y como sátira sobre las realidades de la televisión y la relación entre las noticias y el entretenimiento. Como dice Beale en su discurso más inspirado: "La televisión no es la verdad... La televisión es un circo, un carnaval, una troupe ambulante de acróbatas, narradores de historias, bailarines, cantantes, malabaristas, fenómenos de feria, domadores de leones y jugadores de fútbol. Estamos en el negocio de matar el aburrimiento". Este es el mensaje de Lumet a la audiencia y, al igual que Network, es tan pertinente hoy como lo fue en 1976. De hecho, se podría argumentar que la película funciona mejor cuando se ve en los años 90, porque las cosas que parecían inverosímiles hace 20 años no son tan increíbles hoy. Uno se pregunta si, dentro de unas décadas, una generación futura verá esta película y pensará si está "basada en una historia real". (James Berardinelli en Reel Views)

Una divertida y entretenida mezcla de talentos con Paddy Chayefsky como guionista y Sidney Lumet como director; Chayefsky aparentemente se tomó en serio gran parte de esta sátira estridente y presuntuosa de 1976 sobre la televisión, entrelazada con dardos envenenados sobre los radicales y las ejecutivas agresivas, y lo mismo pensaban algunos críticos de la época. (Jonathan Rosenbaum)

Se puede criticar a Network tanto por ir demasiado lejos como por no hacerlo, pero también tiene algo que muy pocas películas comerciales tienen hoy en día: está viva. Sospecho que esto es debido al impulso de Lumet. También al ingenio de actores como Finch, Holden y la señorita Dunaway. (Vincent Canby en The New York Times)

Nunca ha habido un trabajo tan violento, tan definitivamente destructivo sobre (o incluso contra) los estragos de la televisión. (Robert Chazal en France Soir del 1 de marzo de 1977)

Una película tan cuestionable e irritante como brillante y emocionante. (Jacques Demeure en Positif número 193 de mayo de 1977)

Esta no es una gran película. Pero este ataque a gran escala contra la televisión comercial es un desafío utilitario, un panfleto eficaz e interesante. (MLB en Le Monde del 21 de marzo de 1977)

Network no está exenta de defectos: los diálogos no siempre son emocionantes y la denuncia a veces carece de matices. Pero tal como es, con su efervescencia, con su energía, sigue siendo representativa de esas películas políticas de los años 70, comprometidas con una fe impresionante y sostenidas por intérpretes notables. Lumet no es ciertamente un estilista, pero filma con un clasicismo de buena calidad y dirige a los actores principales a la perfección: Faye Dunaway está magistral, Peter Finch aparece real como un perdedor alucinado y el resto del reparto nunca deja de fascinar. (François Bonini en Ciné Dweller)

Menos una sátira que una observación premonitoria, y sin estar exenta de un humor negro oscurísimo (en particular en la demostración paroxística llevada a cabo por el personaje de Ned Beatty), Network nunca se olvida de componer personajes (Max y su esposa, la fría Diana...) ni de estructurar un relato de coherencia infinita, ni siquiera de dirigirse a sus espectadores, invitados, como los protagonistas de la película, a levantarse, abrir su ventana y gritar su indignación: “¡Estoy muy enojado y no voy a soportar más esto!» (Antoine Royer en DVD Classik)

Network es una puesta en abismo sin concesiones de la televisión. La acusación contra un canal ficticio, UBS, apunta claramente a los otros, CBS, NBC, ABC, cuyos logotipos aparecen en letras grandes al principio de la película, todos obsesionados con los ratings y las cuotas de audiencia que hacen subir el precio de los segundos de publicidad, acariciando al espectador en la dirección correcta para no correr el riesgo de ofenderlo. La agresión es frontal cuando Howard Beale machaca delante de las cámaras: "Nunca obtendréis la más mínima verdad de nosotros. Te decimos lo que quieres escuchar. Te están mintiendo.» Las alusiones al condicionamiento del espectador también son claras. (Philippe Gautreau en DVDFR.com)

Película estrenada en Madrid el 18 de abril de 1977 en los cines California y Cid; en Barcelona, el 22 de abril de 1977 en el cine Alexandra. 

Reparto: Faye Dunaway, William Holden, Peter Finch, Robert Duvall, Ned Beatty, Beatrice Straight, Wesley Addy, Ned Beatty.

jueves, 23 de enero de 2025

Misterioso asesinato en Manhattan (Manhattan Murder Mystery, 1993). Woody Allen


Carol Lipton (Diane Keaton), una aburrida ama de casa de Manhattan, empieza a sospechar que su vecino Paul House (Jerry Adler) ha asesinado a su mujer. Su marido (Woody Allen) la tacha de paranoica y trata de quitarle de la cabeza esa descabellada idea, pero Carol se empeña en investigar y empieza a seguir a su vecino con la ayuda de su amigo Ted (Alan Alda), que siempre se ha sentido atraído por ella. Larry, espoleado por los celos y por una seductora escritora (Anjelica Huston), también interesada en el caso, se une de mala gana a la investigación.

Apasionado por las "películas de misterio" con que se solazó en su adolescencia, Allen consigue una cinéfila pero muy personal "murder mystery", en la que homenajea las películas protagonizadas por Nick Charles y Nora (inolvidables William Powell y Myrna Loy), cita al Billy Wilder de "Perdición", recuerda al Hitchcock de "La ventana indiscreta" y -como deslumbrante epílogo-se permite un notabilísimo ejercicio de cine dentro del cine, utilizando la legendaria secuencia de los espejos filmada por Orson Welles en "La dama de Shanghai". A pesar de la congoja personal, o precisamente gracias a ella, Woody Allen nos obsequia con una pequeña obra maestra. (Lluís Bonet Mojica en La Vanguardia del 15 de abril de 1994)

Aquí, Woody Allen parece alejarse de la parte más seria de sus últimas películas (desde “Septiembre” y, sobre todo, “Otra mujer”), pero evidentemente es sólo una impresión: se vale de la risa, incluso de la carcajada, para colar su habitual filosofia sobre el amor y el paso del tiempo, el aburrimiento y el paso del tiempo, la infidelidad y el paso del tiempo, y los pesados por los que no pasa el tiempo. El verdadero misterio es que, siendo tan serio, ¿por qué o de qué se ríe uno tanto? (E. Rodríguez Marchante en ABC del 20 de abril de 1994)

En el estricto terreno de la comedia, Misterioso asesinato en Manhattan es una película fresca, divertida y dotada de ingeniosos diálogos. En el del thriller, el enigma está bien planteado e ingeniosamente resuelto. Pero Allen, identificado una vez más con el camaleónico Zelig, consigue algo más que una simple reproducción literal de los principales recursos dramáticos que rigen ambos géneros. Su confrontación los enriquece mutuamente -¿dónde termina el equívoco de la comedia y comienza el enigma del thriller?- y, al mismo tiempo, ofrece una transparencia que revela los entresijos de su estructura y los engranajes que los articulan. (Esteve Riambau en Dirigido por nº 220 de enero de 1994)

Una brillante comedia de intriga, en la que Woody Allen remedó con notable ingenio una serie de arquetipos hitchcockianos con "La ventana indiscreta" a la cabeza. Como si fuera un regreso a sus orígenes, volvió a contar con el guionista Marshall Brickman (con quien no colaboraba desde "Manhattan") y con la presencia de Diane Keaton. El resultado viene a establecer un puente entre las concepciones de sus primeras obras y la madurez de su mundo personal. (Fotogramas)

Con brillantes e ingeniosos diálogos, personajes llenos de fobias e histerias, impresionantes vistas de la ciudad y referencias a 'La ventana indiscreta', este filme es un delicioso entretenimiento que no defraudará a los fans de Allen. (Pilar Cuesta en Sensacine)

Woody Allen rara vez es un gran atractivo comercial, y aún está por verse si sus andanzas fuera de la pantalla aumentarán su recaudación en taquilla, pero Manhattan Murder Mystery puede ser su película más accesible desde Hannah and Her Sisters. Esta película sigue siendo puro Allen, pero el humor es de amplio espectro y la "peculiaridad" que a menudo se asocia con el director se mantiene al mínimo. Francamente, ya hacía años que no disfrutaba tanto con una obra trabajo de Woody Allen. (James Berardinelli en Reel Views)

El bienvenido regreso de Woody Allen al entretenimiento tradicional, después de 15 años de esforzarse haciendo películas dentro del cine independiente, coincidió felizmente con el regreso de Diane Keaton como su protagonista femenina y ella hábilmente se hace con la película. (Jonathan Rosenbaum)

Los fanáticos de Allen se divertirán mucho explorando la película en busca de información privilegiada. ¿Son los fragmentos de La dama de Shanghai y Perdición de Billy Wilder —películas en las que mujeres peligrosas planean la caída de un hombre— una indirecta astuta a Mia Farrow? Es mejor ver Manhattan Murder Mystery por lo que es: Annie Hall interpretada en un tono menor por un cineasta que ve la comedia, la tragedia y la fugacidad del amor y no puede dejar de jugar al juego. La disposición de Allen a dejar de lado la risa en favor del sentimiento puede costarle caro en taquilla, pero en esta época de infierno privado y desprecio público, este film le ayudará a soportarlo. (Peter Travers en Rolling Stone)

Aunque Manhattan Murder Mystery lucha contra sus propios artificios, logra una gracia suave y nostálgica y un toque de sabiduría espontánea. Quienes aprecian la larga y audaz continuidad de la obra de Allen se alegrarán de verlo simplemente seguir adelante. (Janet Maslin en The New York Times)

Prestando a sus personajes el papel de guionistas de una grotesca y descomunal historia de detectives, llegando incluso a ponerles la ropa de directores para desenmascarar a un cómplice, Woody olvida sus preocupaciones firmando una declaración de amor, una más – a Nueva York, a Diane Keaton, al cine. Nunca nos cansamos de ello. (Fabien Reyre en Critikat)

Lejos de sus experimentos formales (Sombras y niebla) y de sus dramas bergmanianos (Interiores), Woody Allen se ofrece una pequeña recreación con Misterioso asesinato en Manhattan, cumpliendo uno de sus deseos: un thriller. Sin embargo, su largometraje es, en última instancia, más una comedia policial ligera que un thriller oscuro. (Frédéric de Vençay en À voir, à lire)

Totalmente ligera, Misterioso asesinato en Manhattan es sin embargo una de las películas más memorables de Woody Allen, sin duda porque proporciona una alegría constantemente renovada con cada visionado. (Thomas Messias en Écranlarge)

Película estrenada en España el 15 de abril de 1994.

Reparto: Diane Keaton, Woody Allen, Alan Alda, Anjelica Huston, Jerry Adler, Lynn Cohen, Joy Behar.


martes, 7 de enero de 2025

El truco final (The Prestige, 2006). Christopher Nolan

                                                 

En Londres, a finales del siglo XIX, cuando los magos eran los ídolos más aclamados, dos jóvenes ilusionistas se proponen alcanzar la fama. El sofisticado Robert Angier (Hugh Jackman) es un consumado artista, mientras que el tosco y purista Alfred Borden (Christian Bale) es un genio creativo, pero carece de la habilidad necesaria para ejecutar en público sus mágicas ideas. Al principio son compañeros y amigos que se admiran mutuamente. Sin embargo, cuando el mejor truco ideado por ambos fracasa, se convierten en enemigos irreconciliables: cada uno de ellos intentará por todos los medios superar al otro y acabar con él. Truco a truco, espectáculo a espectáculo, se va fraguando una feroz competición que no tiene límites.

La película entera está concebida como un inmenso número de prestidigitación. Algún engaño se intuye, otras falsas presciencias ejercen de anzuelo y aunque el final no llena el hueco que le habíamos cedido a la sorpresa, el espectador disfrutará como un niño si se entrega a este fascinante juego de rivalidades entre dos de los mejores magos que apuraron el siglo XIX. (Federico Marín Bellón en ABC del 12 de enero de 2007)

Nolan juega con elementos tan fascinantes como la teoría del doble y el inmenso (y tan actual) deseo del público de ser engañado. Por prestidigitadores o por ilusionistas que ejercen de políticos. El truco final depara algunas secuencias sencillamente magistrales, pero el director debería haber cogido la varita mágica, es decir, las tijeras, para aligerar considerablemente el metraje. Porque la película se dilata en exceso y termina por resultar farragosa en algunos momentos. (Lluís Bonet Mojica en La Vanguardia del 14 de enero de 2007)

Elegante relato gótico narrado a dos voces (Bale y Jackman) que nos ayuda a entender las dudas de un cineasta siempre dividido entre la fuerza de sus emociones y el poder de su implacable racionalismo, ofrece también varias imágenes (oscuras) para el recuerdo que alimentan la particular poética visual de Nolan. (Sergi Sánchez en Fotogramas)

Nolan sigue divirtiéndose con los giros de guion, con las acrobacias narrativas, con los saltos mortales argumentales, y ofrece una película llena de apasionantes recovecos en la que la imagen especular se convierte en la figura retórica fundamental. Engranaje de piezas casi perfecto en el que el triángulo Jackman-Bale-Nolan, funciona como un reloj. (Virginia Montes en Sensacine)

El filme, que se basa explícitamente en el patrón de un truco de magia, también se rige por las reglas del género de suspense y misterio; sin embargo, uno se basa en la incertidumbre persistente, el otro en la revelación total. Y al dedicar tanto espacio a subtramas románticas vacías, la película termina rompiendo dos de las reglas cardinales del mago: no sólo te cuenta cómo se hace todo, sino que se toma tanto tiempo para hacerlo que tienes tiempo de buscar bajo la manga y resolverlo por ti mismo. (Time Out)

La película está montada con gran esmero en cuanto a decorados, vestuario, maquillaje y efectos especiales, pero los propios magos son fríos y astutos, y esa frialdad impregna toda la película. (Andrew Sarris en Observer)

Aquellos que deseen comprender cómo trabajan los magos no encontrarán mucha ayuda en esta película. Se revelan los detalles de algunos trucos, pero están llenos de trampas que sólo se pueden encontrar en las películas o en la literatura. El título se explica como uno de los tres actos de un truco: la promesa, el giro y el prestigio. Curiosamente, es en ese tercer acto, el prestigio, donde la película falla. Hay muchas cosas sucediendo, pero nunca magia real. (James Berardinelli en Reel Views)

Con mayor linealidad narrativa, un poco menos de trucos visuales (...) y unas decenas de minutos cortados, habríamos aplaudido el trabajo de Christopher Nolan. (Lorenzo Codelli en Positif)

Aparecen muchas técnicas al servicio de ese dominio de la ilusión por el que se pelean los protagonistas, pero aún más destinadas a la manipulación de un espectador al que le gusta dejarse sorprender e incluso engañar con tal de que el juego merezca la pena. En este sentido, El truco final ofrece mucho por el precio de la entrada. (Jacques Mandelbaum en Le Monde)

Es una pena que Nolan acabe perdiéndose un poco en los vericuetos de una trama demasiado enrevesada: cuando llega el momento de las revelaciones, perdemos un poco el interés, a pesar del esfuerzo de unos actores que se dejan habitar por sus personajes. (Olivier Bonnard en TéléCinéObs)

Película estrenada en España el 12 de enero de 2007.

Reparto: Hugh Jackman, Christian Bale, Michael Caine, Scarlett Johansson, David Bowie, Piper Perabo, Andy Serkis, Rebecca Hall.