Esta es una película que busca divertir por el infalible procedimiento de crear unas situaciones cómicas y alternarlas con otras que apuntan hacia propósitos picarescos. Entre bromas y veras se dicen cosas graciosas y otras que lo son menos, pero que conservan una eficacia festiva que también satisface al espectador. En realidad se trata de una realización de calidad mediana avalada por una estimable fotografía en color y por unos intérpretes bastante expresivos. El diálogo, entre convencional y vulgar, no ha ganado nada con el doblaje. (...) En resumen, “El arte de amar” puede calificarse de regocijante espectáculo de valores fílmicos moderados. (J. Pedret Muntañola en La Vanguardia del 6 de noviembre de 1965)
“El arte de amar” es un un puro alborozo por el encadenado
feliz de la aventura, por el buen tino de su realización y hasta por el estilo
de un lenguaje que sirve a la historia con afinación segura, y aún la mejora a
veces en aciertos verbales de explosivo estruendo. “El arte de amar” resulta un
juguete ligero y primoroso. (...) Y aunque la película se fue un poco de madre
antes de la frenada postrera, ahí está ese gozo vivo y fresco de “El arte de
amar” para que ustedes se diviertan un rato de buena manera. (Gabriel García
Espina en ABC del 7 de noviembre de 1965)
Nadie exige probabilidad a una farsa, pero ésta mantiene a sus desventurados actores tan ocupados explicando lo que está pasando que no tienen tiempo para reírse. (Eugene Archer en The New York Times del 1 de julio de 1965)
La película del productor Ross Hunter comienza como pura sátira cinematográfica destinada únicamente al entretenimiento que ofrece una comedia ligera y brillante. Con la adición de una amplia variedad de elementos a menudo picantes, se convierte en una mezcla confusa de comedia romántica con momentos desgarradores y algunas interpretaciones inusualmente buenas, aunque gran parte del film nunca alcanza un punto de vista consistente. (Variety)
Tiene un guión inteligente y los actores correctos, pero todo lo demás está equivocado: el productor Ross Hunter, que se especializa en melodramas lujosos, el director Norman Jewison, que carece de agudeza y un toque seguro para la comedia, y un director de arte legendario (Alexander Golitzen) que podría evocar la belleza de París (también lo hizo en So This Is Paris) en el estudio. (Derek Winnert)
El guión de Carl Reiner es trillado hasta el extremo y, aunque avanza a un ritmo rápido, no es muy divertido, ni siquiera pasablemente divertido. El concepto de que un artista tenga que morir para que su obra se venda es una idea interesante de explorar, pero desafortunadamente, como todo lo demás en la película, se maneja de manera superficial y se utiliza principalmente como trampolín hacia todo tipo de escenas alocadas, que se vuelven cada vez más tontas a medida que avanza la acción. La dirección de Norman Jewison es aburrida y poco imaginativa y, a pesar de que tiene un escenario europeo, en realidad fue filmada en los estudios Universal, lo que no ayuda a darle ninguna atmósfera o distinción. (Richard Winters)
Una comedia extraña, ambientada en París y montada con el brillo característico de las producciones de Ross Hunter, en la que un escritor en apuros (Garner) incita a su amigo artista (Van Dyke), igualmente en apuros, a aumentar el valor de su trabajo fingiendo un suicidio. Las pocas buenas ideas del guión pronto son agotadas, aunque todo se vuelve curiosamente de mal gusto hacia el final cuando Van Dyke, alimentando rencores amorosos y de otro tipo mientras se esconde, hace arrestar a Garner por su "asesinato" y lo salvan sólo cuando su cabeza está en la guillotina. Sommer y Dickinson ofrecen actuaciones demasiado encantadoras como para desperdiciarlas con esta grosera pareja. (Time Out)
Película estrenada en Madrid el 4 de noviembre de 1965 en los cines Carlos III, Consulado y Roxy A; en Barcelona, el mismo día en el cine Windsor Palace; en Palma, en el Teatro Balear, Teatro Lírico y Cine Progreso.
Reparto: James Garner, Dick Van Dyke, Elke Sommer, Angie Dickinson, Ethel Merman, Carl Reiner, Pierre Olaf, Miiko Taka.
Película pensada para divertir al público y poco más.
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