domingo, 25 de febrero de 2024

Más peligrosas que los hombres (Deadlier Than the Male, 1967). Ralph Thomas


Varios ejecutivos de empresas petroleras han sido asesinados. El investigador de seguros Hugh "Bulldog" Drummond es enviado a examinar los casos. Todas las víctimas han sido liquidadas por unas implacables asesinas, las cuales desaparecen sin dejar rastro. Pero Drummond descubre que estas mujeres operan bajo las órdenes de un siniestro genio criminal, decidido a apoderarse de concesiones petroleras en territorios árabes que han quedado vacantes ya que sus titulares han sido eliminados. Ahora deberá correr contra el tiempo para salvar la vida del Rey Fedra, quien se encuentra en la mira de los asesinos.

Esta masiva intervención de lo femenino en la película la impregna de un sensualismo que por su misma extremosidad, casi ferocidad, desborda un interés apasionante. (...) La singularidad del caso hace que la película cobre mucho más interés que aquellas otras que discurren por cauces más conocidos y trillados. (...) La realización, del director británico Ralph Thomas, es francamente buena. Tiene la minuciosidad detallista y la precisión rítmica tan característica del cine británico. (A. Martínez Tomás en La Vanguardia del 19 de julio de 1967)

Los “comics” han sido la fuente de inspiració de muchos films de aventuras. Las fantásticas historietas dibujadas convertidas en película. Un cine con “moral de tebeo”, donde se alían la imaginación y una técnica expresiva de choque, circula con buenas perspectivas taquilleras. Dentro de este género hay obras excelentes. Otras no llegan a tanto y no hacen sino remedar situaciones explotadas con éxito. Dentro de estos cauces está “Más peligrosas que los hombres”, intento logrado sólo a medias por culpa de un guión pueril e inconsistente. (...) Los personajes intepretados discretamente por Elke Sommer y Sylva Koscina son meras marionetas. El fallo, por tanto, es de raíz: estaba ya en las cuartillas. Ralph Thomas ha dirigido fríamente esta producción, que atraerá espectadores por los atractivos físicos de sus dos protagonistas femeninas. (M.R. en ABC del 20 de octubre de 1967)

Uno de los clones de Bond más competentemente realizados, tiene un reparto excelente que actúa muy bien, y posee un considerable aire a la saga a la que emula (está incluso rodada en los estudios Pinewood). Solo la lentitud de su ritmo le impide ser una gran película, y, aunque la daña bastante, no deja de merecer un visionado. (Abandomoviez)

Más peligrosas que los hombres es cursi y bromista, pero de una manera totalmente aburrida, y carece del estilo irónico, suave y sofisticado a lo James Bond que necesitaría para funcionar de manera agradable. A pesar del talento interpretativo (particularmente de Johnson y Green) y del resto de talentos involucrados, la película es aburrida y, a menudo, bastante dolorosa y lamentable. (Derek Winnert)

En cuanto a Irma y Penélope, su humor mordaz, sus artilugios bondianos y su brutalidad sorprendentemente macabra parecen desincronizadas con el resto de la película, y nunca se desarrolla un presunto enfrentamiento entre ellas y Drummond. Las chicas forman una pareja lesbiana ligeramente encubierta, lo que le da a sus escenas de seducción y luego asesinato sádico de sus víctimas masculinas un aire levemente desagradable. La posterior atracción de Penélope por Drummond (y los celos de Irma por ella) prometen chispas que nunca llegan. La gran escena de amor de Johnson y Koscina es una de las menos eróticas en la historia del género de espías, y las asesinas finalmente son eliminadas de la manera más ramplona. (Stuart Galbraith en DVDTalk)

Más peligrosas que los hombres se adhiere sombríamente al modelo de Bond, lo que hace que parezca más interesada en acertar con todos los clichés correctos que en encontrar algo original. Al cabo de una hora, la acción se anima con su supercriminal empleando a un equipo de sicarios y a un corpulento secuaz chino para jugar con la vida de Drummond en lugar de hacer lo sensato y dispararle lo antes posible. Una partida de ajedrez a gran escala es lo más destacado, y la forma en que Drummond vence a los malos es divertida, aunque depende más de la suerte que del ingenio. Si se logra superar la laboriosa trama de los dos primeros tercios, tu paciencia se verá recompensada. Música de Malcolm Lockyer y el tema principal es interpretado por los Walker Brothers. (Graeme Clark en The Spinning Image)

En la década de 1960, hubo muchos estrenos de películas parecidas a las de James Bond, pero rara vez eran dignas de interés, razón por la cual “Más peligrosas que los hombres” debería destacarse. Porque, francamente, la aparición de las dos asesinas de la película (Elke Sommer y Sylva Koscina) emergiendo, en bikini, en una playa del Mediterráneo, fusil de pesca submarina en mano, bien vale la de Ursula Andress en "Dr. No .” (...) El guión, que evita cualquier realismo, es de Jimmy Sangster, que trabajó principalmente para Hammer y sus películas de explotación. La historia se sigue con interés y contiene algunas escenas locas, como el juego de ajedrez gigante que recuerda a los mejores momentos de la serie “Los vengadores”. (SerialBob en Allociné)

Ralph Thomas no parecía el director más cualificado en este campo. Este cineasta británico, que comenzó su carrera después de la Segunda Guerra Mundial, ha dirigido esencialmente sólo comedias, en particular toda una serie de largometrajes con el Dr. Simon Sparrow como personaje central, con Dirk Bogarde en los primeros films. Esto explica que “Más peligrosas que los hombres” se incline hacia la comedia en varias ocasiones. (Psychovision.net)

Película estrenada en Barcelona el 17 de julio de 1967 en el cine Coliseum; en Madrid, el 19 de octubre  de 1967 en los cines Gran Vía, Españoleto, Canciller e Infante. 

Reparto: Richard Johnson, Elke Sommer, Sylva Koscina, Nigel Green, Suzanna Leigh, Steve Carlson, Laurence Naismith.


martes, 20 de febrero de 2024

La gran ilusión (La Grande Illusion, 1937). Jean Renoir


Primera Guerra Mundial (1914-1918). Una obra sobre la camaradería y las relaciones humanas que retrata el día a día de unos prisioneros franceses en un campo de concentración alemán durante la Gran Guerra. Nada más llegar al campo, dos oficiales de la aviación francesa se enteran de que sus compañeros de barracón están excavando un túnel para escapar de allí. 

El director Jean Renoir hizo de "La gran ilusión" un una obra maestra del cine francés, que se convirtió en uno de los filmes bélicos más influyentes para las posteriores películas del género. La cinta es un alegato pacifista y un análisis de las relaciones humanas en condiciones extremas. Está filmada con el naturalismo propio de Renoir, conseguido en parte por la libertad de improvisación de sus artistas principales, Jean Gabin, Pierre Fresnay y Erich von Stroheim, director con el que el cineasta reconoció nacer su vocación por el cine. (ABC)

Considerada como obra clave en la filmografía de Renoir, La gran ilusión ha sido vista desde tantos ángulos que hoy, 47 años después de ser filmada, puede arrojar nuevos matices sobre su importante contenido. Rodada durante el Frente Popular, supuso para muchos la mejor invitación a la paz y la concordia que entonces era posible. (Diego Galán en El País del 18 de octubre de 1984)

Uno de los mejores films de su director, en el que abandonó el estilo pseudopanfletario de sus films anteriores para abordar con mayor amplitud de miras la historia narrada. La complejidad de las relaciones entre los personajes, la generosidad moral de sus planteamientos políticos y la serena belleza de sus imágenes lo convierten en uno de los clásicos de la historia del cine. (Fotogramas)

Sensible película de Jean Renoir, que más allá de su intriga bélica, se detiene a retratar un interensantísimo cuadro de tipos humanos, donde queda claro que la nobleza es algo más que un bonito cuadro genealógico, y que las barreras aristocráticas empezaban a ser algo casi rancio. Su mensaje pacifista provocó las iras del mismísimo ministro de propaganda nazi, Joseph Goebbels; por el contrario, Franklin D. Roosevelt fue uno de su mayores fans. Llena de momentos memorables, vale la pena destacar el hermoso gesto de Erich von Stroheim cortando la flor junto a su ventana, en honor a su enemigo y colega. (Decine21)

Si "La gran ilusión" hubiera sido simplemente una fuente de inspiración posterior, no estaría en tantas listas de grandes películas. No es una película sobre una fuga de prisión, ni es patriotera en su ideas políticas; es una meditación sobre el colapso del antiguo orden de la civilización europea. Quizás eso siempre fue una ilusión sentimental de la clase alta, la noción de que los caballeros de ambos lados de las líneas suscribían el mismo código de conducta. Sea lo que sea, murió en las trincheras de la I Guerra Mundial. (Roger Ebert)

No pretende ser propaganda como lo son algunas películas contra la guerra. Además de presentar una muestra de la inutilidad de la guerra, ofrece comentarios sobre la disminución del sistema de clases en Europa. La Primera Guerra Mundial sería la última de las guerras “aristocráticas”. Sin embargo, como nos informa la historia un siglo después, el nuevo poder de los trabajadores no hizo nada para limitar los impulsos más oscuros de la humanidad. En comparación, Hitler y los nazis hicieron que el Kaiser pareciera apacible. (James Berardinelli)

La gran ilusión es la película ideal para ver en DVD porque la técnica de Renoir es tan modesta que en una sala de cine es probable que sus sutiles matices pasen desapercibidos para el espectador. La cámara permanece y se mueve con estos hombres en su estrecho entorno. Renoir permite que los detalles emerjan al no rendirse al estilo de montaje crispado que se asocia con las películas de guerra. Como él mismo ha escrito, durante la comida en el primer campo de prisioneros de guerra, “la cámara recorre los detalles de la escena sin dejar de referirse al conjunto hasta finalizar la secuencia”. Esto refuerza la idea de que las personas forman un grupo cohesionado, en lugar de realizar los pequeños rituales de la vida de forma aislada. Por esa fluidez visual, Renoir elogió a su sobrino, Claude (el operador de cámara), por ser “tan flexible como una anguila”. (Peter Cowien The Criterion Collection)

Renoir da voz a ambos bandos, a diferentes capas sociales, a diferentes ideales. Sólo describe actos justos, hombres íntegros y fraternos, llevándonos a un círculo humano que toca profundamente nuestro corazón. El cineasta también nos ofrece una muestra de rara inteligencia. Inicialmente una historia carcelaria con numerosos personajes pintorescos, la película se centra en algunos personajes emblemáticos, prisioneros de un nido de águila, una fortaleza oscura que exige drama. Luego, en la deslumbrante blancura del invierno, tres personajes cristalizarán los temas de toda la película. Esta historia en tres partes aborda al individuo como en un travelling lento (figura que Renoir utiliza maravillosamente). Es a la vez una emocionante historia de fuga y una aventura humana incomparable, dirigida por Renoir, verdaderamente en la cima de su arte. Una de las mayores obras maestras del cine francés con diálogos e intérpretes inolvidables, una obra donde palpita el genio, el drama conmovedor y el canto de amor a la humanidad. (Olivier Bitoun en DVDClassik)

La gran ilusión es una película de guerra sin escenas de batalla ni espías. Como en todas las películas de Jean Renoir, el hombre está en el centro de la historia, se celebra la confraternización y el amor entre los pueblos y se disuelven las barreras lingüísticas. Una carga contra el nacionalismo y el antisemitismo, antimilitarista, la obra maestra humanista de Jean Renoir sigue siendo excepcional, indispensable, extraordinaria y no ha envejecido (y nunca envejecerá). Universal, atemporal, eterno. (Sabrina Piazzi en DVDFr)

Mientras que Hollywood sólo podría haber hecho una película de género, una historia bien ejecutada de una "gran fuga", Renoir se concentra en sus personajes y los ideales que transmiten. En lugar de combates, el cineasta prefiere la guerra de mundos y clases. (Nicolas Maille en Critikat.com)

Compleja, “La Gran Ilusión” cuestiona la condición humana, los derechos de unos y otros, cuestiona la dignidad, el amor, la violencia y tantos otros sentimientos que nos da la vida. Es una fábula onírica y nostálgica, conmovedora, a veces sublime. La puesta en escena está lograda, dominando plenamente su tema. El autor presenta imágenes impresionantes pero también sabe acercarse a sus protagonistas. Sin embargo, el guión es básico, la tensión dramática no sorprende y las transiciones son bastante crudas. El ritmo no es tan fluido como debería ser y la película a veces parece una serie de sketches inconexos. No siempre se requiere coherencia, pero está clara la poderosa emoción que emana de este largometraje. (Scorsesejunior54 en Allociné)

Película no estrenada comercialmente en España.

Reparto: Jean Gabin, Pierre Fresnay, Erich von Stroheim, Dita Parlo, Marcel Dalio, Gaston Modot, Julien Carette.

martes, 13 de febrero de 2024

Todos a la cárcel (1993). Luis García Berlanga

                                               

En la cárcel Modelo de Valencia se va a celebrar el Día Internacional del Preso de Conciencia. Gentes de la política, la cultura y la farándula asistirán al acto y aprovecharán la ocasión para hacer lucrativos negocios.

Berlanga nunca ha utilizado otro sistema que el del cachondeo para desarrollar su discurso, por serio que éste sea. Ésta, que es virtud innata de este director, en ocasiones podria tomársele como defecto: un excesivo afán de buscar la risa, de buscarle la gracia a los aspectos más cochambrosos de lo que nos rodea. En “Todos a la cárcel”, cada frase, cada escena, cada diálogo, cada acción husmea entre la complicidad del espectador..., es decir que necesita una contínua y sin interrupción voluntad de la audiència para ser eficaz. (E. Rodríguez Marchante en ABC del 22 de diciembre de 1993)

"Todos a la cárcel" congela la sonrisa. Bajo su apariencia de comedia satírica se camufla un esperpento, negro y cruel, transitado por seres sin escrúpulos que han hecho de la codicia, de la estafa moral y el chantaje ideológico su modo de vida. Tal parece ser el desencantado y grotesco retrato que de la España de hoy ofrece quien fuera el mejor cronista de las miserias del franquismo (...) Este Berlanga en "estado casi vegetativo" permite que la incontinencia verbal y la acumulación de hipotéticos "gags" anule el inteligente punto de partida de un guión que pronto se revela como inexistente. Lo peor que puede sucederle a un artista es que caiga en la pereza de copiarse a sí mismo, y Berlanga lleva algún tiempo copiándose mal a sí mismo. Hay alguna brizna de ingenio, buenos comediantes sin director, una planificación fílmica miserabilista y hasta torpona en algunas secuencias. (Lluís Bonet Mojica en La Vanguardia del 31 de diciembre de 1993)

Un Berlanga decididamente menor pese a su evidente ambición, ya que pretende ser un fresco paródico de la España de los últimos años. En esta ocasión, su capacidad para la composición coral se vio bastante mermada, poniéndose al descubierto excesivas lagunas. Sus limitaciones no impiden que ocasionalmente aparezca el corrosivo ingenio de un director realmente importante. (Fotogramas)

La película resulta moderadamente divertida, en especial en el primer acto y gracias a las interpretaciones de todo el elenco de protagonistas, con especial mención para el gran Saza, y a un guión que intenta retratar de manera cáustica, y bastante chocarrera, la coyuntura sociocultural y política del momento en la confluencia entre múltiples personajes, vinculados principalmente por la presencia en la prisión de un confundido Sazatornil. (...) No obstante, a “Todos a la cárcel” le sobran bastantes trazos gruesos, con escatología y chistes sexuales un tanto baratos, aunque tiene algunas escenas que incitan con facilidad a la carcajada, en especial en sus primeros tramos. En el acto final Berlanga desvaría un tanto y la trama se descontrola sin ofrecer demasiado interés ni en la conclusión de la misma ni en el destino de sus personajes, culminando el film de forma bastante burda y acuescada. (Antonio Méndez en AlohaCriticón)

El guión es coherente en su incoherencia, construido en un vertiginoso sucederse de negruras, sal gorda y tópicos. No hay caracteres, sino caricaturas; ni interpretaciones individuales, sino un conjuntado desmadre coral. La puesta en escena controla esa anarquía con multitud de planos-secuencia, con un ritmo y un pulso, en general, magníficos. (Pedro Antonio Urbina en Aceprensa)

Todos a la cárcel no supone un hito en su filmografía, no llega a las alturas del séptimo arte como Calabuch (1956) o El verdugo (1963), aunque se puede considerar una notable película berlanguiana, digna de su trayectoria artística. (...) A principios de los 90, Berlanga radiografía una situación política y social en España que el paso del tiempo no ha hecho sino agravar. Da igual el puesto laboral o la ideología, todos anhelan grandes cantidades de dinero. De ahí, el componente contestatario, rebelde del título: Todos a la cárcel. (Javier Herreros Martínez en Encadenados)

Comedia alocada de Luis García Berlanga, penúltima de su carrera, que cuenta con algunas de las claves maestras de su cine, pero en tono crepuscular. Aunque se hizo con tres Goya (mejor película, director y sonido) no es de ni de lejos una sombra de lo que fue el cine del maestro. Con todo, no deja de ser una simpática comedia coral llena de caras conocidas que arremete, como todo el cine del cineasta valenciano arremete contra la situación político social español, en esa época marcada por el pelotazo económico y la corrupción institucional. (Pantalla90)

Película estrenada en España el 22 de diciembre de 1993.

Reparto: José Sazatornil, José Sacristán, Agustín González, Juan Luis Galiardo, Manuel Alexandre, Rafael Alonso, José Luis López Vázquez.

viernes, 9 de febrero de 2024

El arte de amar (The Art of Love, 1965). Norman Jewison


Paul (Dick Van Dyke) y Casey (James Garner), dos artistas estadounidenses, llevan una vida bohemia en París, pero no consiguen el éxito. La novia de Paul (Elke Sommer) confía en su talento y, desde América, le manda dinero para pagar el alquiler de la casa; pero Paul no soporta esta situación de dependencia y decide volver a su país. A Casey se le ocurre entonces un plan para hacer triunfar a su compañero: se trata de fingir que Paul ha muerto para que así aumente el valor de sus cuadros. Al principio todo marcha bien, pero después el plan se vuelve en contra de Casey, al que acusan del asesinato de Paul.

Esta es una película que busca divertir por el infalible procedimiento de crear unas situaciones cómicas y alternarlas con otras que apuntan hacia propósitos picarescos. Entre bromas y veras se dicen cosas graciosas y otras que lo son menos, pero que conservan una eficacia festiva que también satisface al espectador. En realidad se trata de una realización de calidad mediana avalada por una estimable fotografía en color y por unos intérpretes bastante expresivos. El diálogo, entre convencional y vulgar, no ha ganado nada con el doblaje. (...) En resumen, “El arte de amar” puede calificarse de regocijante espectáculo de valores fílmicos moderados. (J. Pedret Muntañola en La Vanguardia del 6 de noviembre de 1965)

“El arte de amar” es un un puro alborozo por el encadenado feliz de la aventura, por el buen tino de su realización y hasta por el estilo de un lenguaje que sirve a la historia con afinación segura, y aún la mejora a veces en aciertos verbales de explosivo estruendo. “El arte de amar” resulta un juguete ligero y primoroso. (...) Y aunque la película se fue un poco de madre antes de la frenada postrera, ahí está ese gozo vivo y fresco de “El arte de amar” para que ustedes se diviertan un rato de buena manera. (Gabriel García Espina en ABC del 7 de noviembre de 1965)

Uno de los primeros guiones que escribió Carl Reiner antes de convertirse en director de efímero prestigio. En el mismo revela cierto ingenio, aunque se mueve dentro de las situaciones más manidas de la comedia de enredo. En manos de un Jewison bastante apagado, este material tiene un vuelo escasísimo. Apenas el competente reparto consigue salvar el honor de la función. (Fotogramas)

Nadie exige probabilidad a una farsa, pero ésta mantiene a sus desventurados actores tan ocupados explicando lo que está pasando que no tienen tiempo para reírse. (Eugene Archer en The New York Times del 1 de julio de 1965)

La película del productor Ross Hunter comienza como pura sátira cinematográfica destinada únicamente al entretenimiento que ofrece una comedia ligera y brillante. Con la adición de una amplia variedad de elementos a menudo picantes, se convierte en una mezcla confusa de comedia romántica con momentos desgarradores y algunas interpretaciones inusualmente buenas, aunque gran parte del film nunca alcanza un punto de vista consistente. (Variety)

Tiene un guión inteligente y los actores correctos, pero todo lo demás está equivocado: el productor Ross Hunter, que se especializa en melodramas lujosos, el director Norman Jewison, que carece de agudeza y un toque seguro para la comedia, y un director de arte legendario (Alexander Golitzen) que podría evocar la belleza de París (también lo hizo en So This Is Paris) en el estudio. (Derek Winnert)

El guión de Carl Reiner es trillado hasta el extremo y, aunque avanza a un ritmo rápido, no es muy divertido, ni siquiera pasablemente divertido. El concepto de que un artista tenga que morir para que su obra se venda es una idea interesante de explorar, pero desafortunadamente, como todo lo demás en la película, se maneja de manera superficial y se utiliza principalmente como trampolín hacia todo tipo de escenas alocadas, que se vuelven cada vez más tontas a medida que avanza la acción. La dirección de Norman Jewison es aburrida y poco imaginativa y, a pesar de que tiene un escenario europeo, en realidad fue filmada en los estudios Universal, lo que no ayuda a darle ninguna atmósfera o distinción. (Richard Winters)

Una comedia extraña, ambientada en París y montada con el brillo característico de las producciones de Ross Hunter, en la que un escritor en apuros (Garner) incita a su amigo artista (Van Dyke), igualmente en apuros, a aumentar el valor de su trabajo fingiendo un suicidio. Las pocas buenas ideas del guión pronto son agotadas, aunque todo se vuelve curiosamente de mal gusto hacia el final cuando Van Dyke, alimentando rencores amorosos y de otro tipo mientras se esconde, hace arrestar a Garner por su "asesinato" y lo salvan sólo cuando su cabeza está en la guillotina. Sommer y Dickinson ofrecen actuaciones demasiado encantadoras como para desperdiciarlas con esta grosera pareja. (Time Out)

Película estrenada en Madrid el 4 de noviembre de 1965 en los cines Carlos III, Consulado y Roxy A; en Barcelona, el mismo día en el cine Windsor Palace; en Palma, en el Teatro Balear, Teatro Lírico y Cine Progreso.

Reparto: James Garner, Dick Van Dyke, Elke Sommer, Angie Dickinson, Ethel Merman, Carl Reiner, Pierre Olaf, Miiko Taka. 

martes, 6 de febrero de 2024

Agente 007 contra el Dr. No (Dr. No, 1962). Terence Young


James Bond llega a Jamaica con la misión de investigar los asesinatos de un agente especial británico y su secretaria. Pero, al mismo tiempo, descubre la existencia de una siniestra organización en la isla Crab Key. En esta ocasión, su enemigo es el Doctor No, que, con la ayuda del profesor Dent, se propone ejecutar un siniestro plan: desviar la trayectoria de los cohetes de Cabo Cañaveral.

Esta mezcla de realismo y de sueño le da a nuestro “Agente” un toque confuso por la dificultad en la aleación. Hay un punto en que con risueño talante no sabemos bien a qué carta quedarnos. Pero tampoco el propósito merece, en ningún caso, más minucioso análisis. La película está bien llevada y suntuosamente construida. El buen color y la “marciana” composición de las últimas y atropelladas secuencias llevan con firme seguridad el estupor al ánimo del auditor. (Gabriel García Espina en ABC del 14 de mayo de 1963)

Terence Young ha dirigido la película con su reconocida competencia. Lo que suele llamarse «puesta en escena» reúne aciertos que se revelan tanto en la pericia con que es manejada la cámara como en el estilo sencillo y directo que caracteriza el relato. Lo cándido y arbitrario del tema y de todas y cada una de las situaciones está resuelto con desenfado no exento de humor e ironía hasta el punto de que el espectador se percata de que el tremendismo empleado no es tampoco tomado demasiado en serio por el mismo realizador. (J. Pedret Muntañola en La Vanguardia del 6 de junio de 1963)

Obra germinal que aunque se presenta sumamente inocente en sus planteamientos y algo vaga en su desarrollo, guarda en su interior algunos de los mejores momentos de la saga, como la famosa secuencia de la tarántula en el brazo de Bond, tan imposible en su concepción como magnífica en su realización, dicotomía que se mantendrá, también, a lo largo de una saga que siempre se moverá en los límites de lo razonable. (Beatriz Martínez en Sensacine)

Esta animada y divertida película, que se estrenó ayer en el Astor, el Murray Hill y otros teatros del grupo "premiere showcase", no debe tomarse en serio como ficción realista ni siquiera como arte, como tampoco lo son las obras del Sr. Fleming para ser tomadas como literatura seria. Es estrictamente un thriller de acción adornado con algo de misterio. Y, si eres inteligente, lo verás como una parodia de ciencia ficción y sexo. Porque la aventura de detección de crímenes en la que se embarca el señor Bond es tan tremendamente exagerada, tan evidentemente artificial, que resulta evidentemente tonta y no se debe creer. (Bosley Crowther en The New York Times del 30 de mayo de 1963)

Con la excepción de la gran explosión al final de la película, Dr. No es una aventura discreta. No hay dispositivos, lo que obliga a Bond a confiar en su ingenio (en una escena, cuando necesita respirar mientras está sumergido, usa cañas ahuecadas como tubos de aire). La persecución de un solo coche es razonablemente sencilla. Y, por única vez en la serie, 007 es inequívocamente brutalizado, y como resultado aparece ensangrentado, golpeado y desaliñado. De todos modos, todavía derrota al villano y se queda con la chica. (...) Considerándolo todo, Dr. No es una película exitosa, si no superlativa. Si bien puede parecer aburrida para los estándares de las producciones posteriores, es una entretenida mirada retrospectiva a la historia cinematográfica de un proyecto que se convirtió en un fenómeno mundial. (James Berardinelli en Reel Views)

Gran parte de lo que se suponía que intrigaría y deslumbraría a los espectadores en 1962 puede parecer ahora suave, principalmente gracias a las muchas películas de Bond que siguieron, pero Dr. No se mantiene como algo más que una pieza de época, principalmente gracias a la combinación de interpretaciones frescas y enérgicas a cargo de Sean Connery, Wiseman, Ursula Andress, John Kitzmiller y Jack Lord; un guión cuidadosamente elaborado con sus pies en misterios del viejo y del nuevo estilo; y un trabajo muy sencillo y hábil de Terence Young y el editor Peter Hunt. (Brendon Hanley en Allmovie)

Dr. No es un modesto thriller con un héroe duro, elegante y con cierto encanto que hace su trabajo sin la ayuda de artillería elaborada ni artilugios llamativos. Persigue a las mujeres, pero no las atrae como si poseyera algún poder mágico o un magnetismo irresistible. En su primer papel estelar, Sean Connery se muestra confiado pero no arrogante, un hombre cómodo con un esmoquin pero que no ha nacido para la púrpura. Al igual que Albert Finney y Peter O'Toole, cuyas carreras despegaron casi al mismo tiempo, es un presagio de un importante cambio social en clase, moda y comportamiento que parecía atractivo en ese momento y que luego tomaría formas menos agradables. (Philip French en The Guardian)

Muy anticuada, completamente en sintonía con los tiempos y que le da a los años sesenta un sabor hasta entonces inexplorado, Dr. No marca un hito histórico en la historia del cine de entretenimiento popular. Gracias a su combinación única de ingredientes atrevidos, entre un erotismo suave y una acción trepidante, desde Londres hasta Jamaica, la película sienta las bases sólidas de una fórmula que perdurará durante décadas. De momento, un bonito libro de imágenes, muchas veces copiadas, nunca igualadas y hecho para disfrutar sin moderación. Al final de la película se afirma que James Bond regresará en Desde Rusia con amor: se está gestando un mito. (Julien Léonard en DVDClassik)

Escenas de acción realizadas a gran velocidad, magníficos coches lanzados a un ritmo vertiginoso y chicas Bond cada una más bella que la otra, Dr. No está directamente en la línea de la película de espías de la vieja escuela donde la importancia de la trama sólo se compara con el carisma del famoso agente secreto. Y hay que reconocer que en este asunto Sean Connery representa la elección lógica para cualquier fan de Bond que se precie, ya que fuerza y ​​seducción se funden perfectamente en el personaje gracias al magnetismo del actor. Este último aporta todo su encanto al más legendario de los agentes secretos, definiendo así la pauta para sus sucesores, que, sin embargo, tendrán dificultades para igualarlo. (Ilan Ferry en Ecranlarge)

Lo cierto es que todavía estamos muy lejos de la grandilocuencia de las últimas películas de la franquicia, donde acrobacias, artilugios y explosiones estallan para ofrecer un gran espectáculo. Estamos en los primeros tiempos, en aquellos en los que la modestia de los medios es tanto un límite a la profusión de efectos como permite combinar ingenio y eficiencia. Dr. No es una ópera prima que sienta las bases, yendo a lo esencial, cuidando la presentación del héroe y el desarrollo del misterioso antagonista, en el corazón de una intriga de espías sencilla pero apasionante. (Quentin Coray en A la rencontre du septième art)

Película estrenada en Madrid el 13 de mayo de 1963 en el cine Capitol; en Barcelona, el 4 de junio de 1963 en el cine Tívoli. 

Reparto: Sean Connery, Ursula Andress, Joseph Wiseman, Jack Lord, Bernard Lee, Anthony Dawson, Zena Marshall, John Kitzmiller.