miércoles, 27 de diciembre de 2023
Un paseo por el bosque (A Walk in the Woods, 2015). Ken Kwapis
viernes, 22 de diciembre de 2023
Los hijos de la noche (1939). Benito Perojo
Del interesante melodrama de Torrado y Navarro, ha logrado
Perojo un “film” movido y gracioso, donde los valores esenciales de la obra
teatral están perfectamente dosificados con aquellos otros detalles de
apariencia nimia que dan los que, en el fondo y en la forma, prestan calidad al
cinematógrafo. Si a estas cualidades añadimos la fortuna interpretativa y el
acierto que ha presidido en el Reparto, es preciso reconocer que “Los hijos de
la noche” es un ejemplo halagüeño y un indicio seguro que permiten augurar al “cine”
español un porvenir espléndido. (Miguel Ródenas en ABC del 13 de febrero de
1940)
Película estrenada en Barcelona el 30 de enero de 1940 en el cine Coliseum; en Madrid, el 12 de febrero de 1940 en el cine Rialto.
Reparto: Estrellita Castro, Miguel Ligero, Julio Peña, Alberto Romea, Hortensia Gelabert, Pedro Fernández Cuenca, Blanca Pozas, Emilio Ruiz, Lily Vincenti.
lunes, 18 de diciembre de 2023
Crónica negra (Un flic, 1972). Jean-Pierre Melville
Melville, uno de los realitzadores franceses más personales, más ingeniosos, insiste en un tema que ya figura en su filmografía: el de las relaciones dudosas entre la ley y el delito, de las cuales sale siempre una degradación de quienes sirven a aquella. (...) Melville cuenta todo esto con dos maneras: una muy escueta, funcional, intensa; otra, recreada, insistente, por eso mismo menos profunda que la otra. De ahí que la escritura del filme se resienta en cuanto al ritmo, lo que no privarà al inteligente director de lograr secuencias de dura y punzante emoción. (Lorenzo López Sancho en ABC del 30 de marzo de 1973)
Su estructura formal es tan armoniosa y tan brillante que se
aproxima, incuestionablemente, a la perfección. Una perfección que no es simple
dominio artesanal, sino que se distingue por acusados rasgos, acaso un poco
aislados, de genialidad. En «Crónica negra» Melville lleva a la cumbre estas
virtudes. Es una película más de atracadores y de policías, pero lo que
realmente nos sorprende en ella es el tratamiento, el método y el tono. Nos
impresiona sobre todo la flexible soltura con que ha coordinado los tres
episodios importantes que dan fuerza a la trama, el expresivo vigor de las
imágenes, y el pergeño, tan reciamente humano, de los personajes que nos presenta.
Y luego, el contraluz con que son iluminadas las dos caras de las complicadas
situaciones de esta historia, tan cinematográfica. De esta historia en la que
actúa un hampa dinámica, imaginativa y audaz, integrada por hombres ya mayores.
(A. Martínez Tomás en La Vanguardia del 22 de noviembre de 1973)
La última obra de Jean Pierre Melville, Un flic, ha sido considerada durante mucho tiempo una película fallida. Hay que decir que cuando se estrenó en 1972, la recepción de la crítica fue bastante fría y no tuvo éxito de público. Con el tiempo, Un flic ha seguido siendo una película un poco desconocida, pero, a pesar de todo, se ha convertido en una especie de contraseña para los iniciados, aquellos que consideran que la última de Melville es su mejor película. (Thierry Jousse en Les Inrockuptibles)
Acusar al naturalismo de todos los males (una cierta tendencia de la crítica francesa de izquierdas y derechas) no impidió que los idiotas se perdieran el film más antinaturalista de los últimos treinta años, más antinaturalista que los Straub o los Bresson más abstractos. . Recuerde que Un flic fue demolido tras su estreno, en 1972, incluso por los melvillianos más acérrimos. Fueron necesarios treinta años de purgatorio para que finalmente se reconociera la evanescente belleza de la película. Melville arroja a Delon y Deneuve contra las olas desiertas, las orillas del mar, los cabarets de los gangsters de opereta, Richard Crenna, Paul Crauchet, André Pousse. Nos hablamos en voz baja. Nos espiamos unos a otros, nos matamos unos a otros. Melville tenía 55 años cuando rodó Un flic, unos meses antes de escabullirse de puntillas y con un sombrero Stetson en la cabeza. Cada uno tiene sus propios ritos. Cada uno tiene sus propias ceremonias. (Louis Skorecki en Libération)
Incluso hoy en día, Un flic apenas se menciona entre las obras del cineasta. Preferimos hablar de todas los demás, pero no de ésta. Una injusticia, cuando menos, ya que Un flic no es más que una grandísima película, una más pero no la única, de un Jean-Pierre Melville que firma allí, inconscientemente, su obra testamentaria. El cineasta murió poco después del estreno de la película, víctima de un derrame cerebral, víctima de la gran tensión nerviosa que siempre lo había perseguido. Un flic habría sido fatal para su autor, que parece conmovido por su fracaso comercial, magullado por las críticas, escondido hasta el final detrás de sus prominentes gafas de sol. Las mismas gafas que hizo usar a Lino Ventura en Le deuxième souffle. Sin embargo, si se mira más de cerca, Un flic parece ser una obra muy especial y perseguida por una idea terminal: la de la muerte. El cineasta no sólo entregó su último acercamiento manierista, llevado al extremo, cierto, sino también su última mirada a la vida fantástica de estos personajes que se han convertido en sombras de sí mismos. (Olivier Bitoun en DVD Classik)
Un flic es menos un inventario conmovedor de la vida cotidiana de los agentes de policía dañados por el código de honor que la conclusión temprana, pero aún vigorosa, de la filmografía de Jean-Pierre Melville, un director que concedía la misma importancia a la forma y al fondo de sus películas. Por eso es difícil que nos guste esta película fría y nihilista, cuyo concepto general de mosaico con un montaje casi escandaloso empieza, sin embargo, a fascinarnos. (Tobias Dunschen en Critique-film.fr)
Jean-Pierre Melville (...) se detiene hipnóticamente en los detalles más pequeños de cualquier operación y puntúa la película con siniestros e inesperados movimientos de cámara. Personajes sórdidos y escenarios inexpresivos se fusionan en un cine negro de mediana categoría, un mundo que se vuelve peligroso por la inquietud de los métodos del Sr. Melville. Tanto en el final como en el principio, presenta personajes mirando al vacío sin decir palabra. En ello, tal vez haya más falta de afecto de lo que la mayoría del público toleraría (...). Pero la contundencia y el misterio de la dirección de Melville a menudo generan una urgencia que evita que la película parezca vaga. (Janet Maslin en The New York Times del 30 de noviembre de 1979)
Como ocurre en cualquier película criminal de Jean-Pierre Melville, más allá de su preocupación general por las historias de género como vehículos filosóficos (o quizás en conjunción con las mismas, dado su enfoque metódico de los crímenes), los robos son objetos de belleza meticulosamente construidos. El trabajo de atraco al banco es bastante estándar, pero el robo de drogas, que involucra trenes y helicópteros, es ingenioso y recuerda a su manera a los ladrones que cuelgan de un agujero en el techo en Rififi de Jules Dassin. Richard Crenna realiza su trabajo con una resolución silenciosa, dando cada paso con sombría determinación. Lo interesante esta vez es que también es la misma determinación que adopta el policía Delon al rastrear las fechorías. Se ha borrado la línea entre criminal y policía. Transcurren largas secuencias sin diálogo, con sólo el sonido del mundo circundante. Es como si las palabras fueran más preciosas y más peligrosas que las balas. (Jamie S. Rich en DVD Talk)
La película parece desmoronarse... Aún así, queda esa impresionante primera secuencia y suficiente riqueza de estilo y tema para hacer de Un Flic una película característica, si no la quintaesencia de [Jean-Pierre] Melville. (David L. Overbey en Sight and Sound)
Película estrenada en Madrid el 16 de marzo de 1973 en el cine Amaya; en Barcelona, el 19 de noviembre de 1973 en el cine Astoria.
Reparto: Alain Delon, Richard Crenna, Catherine Deneuve, Riccardo Cucciolla, Michael Conrad, Paul Crauchet.
jueves, 7 de diciembre de 2023
Misión de audaces (The Horse Soldiers, 1959). John Ford
John Ford, el prestigioso realizador de tantos films
notables, ha dado a «Misión de audaces» esa expresividad vibrante que
caracteriza a su estilo. Hay en el film una habilísima valoración de múltiples
aspectos, tanto plásticos como narrativos, que en las manos de otro ealizador
nos parecerían pequeños detalles secundarios, pero que narrados por Ford
adquieren una categoría expresiva, casi simbolista, que sorprende. (...) No
obstante lo trillado del asunto, la labor de John Ford consigue elevarlo sobre
el nivel medio de este tipo de films y mantenerlo casi constantemente en una
tensión dramática honda y concentrada. (A. Martínez Tomás en La Vanguardia del
20 diciembre de 1959)
No desmiente la realización que presenciamos la mano
magistral de John Ford, el director –para no citar más que uno de sus títulos,
y uno de los más clásicos- de “La diligencia”. Su estilo tan personal como
extraordinariamente expresivo, y sobre todo cuando aborda estos, o semejantes
temas, se patentiza a lo largo de la proyección. Posee la magia John Ford de obtenir
la máxima economía, o, mejor, sobriedad, en los medios, lo que no quiere decir
que actúe con escasez de medios materiales. (Donald en ABC del 23 de diciembre
de 1959)
Ford presenta más acción de lo habitual, pero la valiente heroína Hannah Hunter (interpretada por Constance Towers) y el leal equipo de actores secundarios son detalles típicos del director. Aunque a menudo es conmovedora, Misión de audaces sigue siendo una película obstinadamente normal y estancada en una rutina familiar en algunos pasajes, por lo que no se encuentra entre los mejores trabajos de Ford. Sin embargo, las hermosas imágenes de Luisiana en otoño tomadas por el director de fotografía William H. Clothier le añaden un toque de distinción. (Derek Winnert)
Si bien es un sólido western de la Guerra Civil, "The Horse Soldiers", también es bastante olvidable. Resulta familiar la historia de la misión detrás de las líneas enemigas y hay poco que la haga sentir única. Incluso las actuaciones de John Wayne y William Holden no logran que parezca más original y sin Constance Towers aportando un agradable toque de ligereza al drama, podría haber sido aún más olvidable. (Andy Webb en The Movie Scene)
Algunos de los ingredientes de Ford están ahí: patriotismo belicoso, comedia vulgar, canciones de caballería, momentos simbólicos (un soldado blanco de la Unión muere mientras un niño negro nace en libertad con la ayuda de un médico del ejército), un sargento irlandés borracho. En cierto modo es bastante formularia. Una repetición de elementos ya vistos. Pero hay poco de la vieja magia de Ford. No hay Monument Valley y no hay indios. Es extraordinario cuán diferente es este western bastante ordinario (y bastante anticuado para 1959) de Centauros del desierto, sólo tres años anterior. Algunos incluso dirían que era triste ver cuánto se había hundido Ford. (Jeff Arnold)
Hay momentos en los que nos preguntamos si John Ford no se está divirtiendo haciendo él mismo un pastiche. Desafortunadamente, esto es poco probable. Movido, se podría decir, por una especie de mecanismo interno que ninguna circunstancia puede perturbar, Ford pone en escena estos títeres y anima esta acción irrisoria con la misma maestría técnica, el mismo aliento, el mismo virtuosismo de una obra maestra. Nos asombra ver tanto talento puesto al servicio de tanta estupidez. (Jean de Baroncelli en Le Monde del 5 de octubre de 1959)
En cualquier caso, Misión de audaces no es ciertamente la mejor película de John Ford, pero sigue siendo una obra maestra en gran medida subestimada en su carrera y un ataque muy vigoroso contra la guerra en general. En cualquier caso, parece que las carencias del rodaje no empañaron esta obra contundente, atrayente y muy conmovedora. (Justin Leonard en DVD Classik)
John Ford dirigió a regañadientes Misión de audaces. El tema se lo había impuesto United Artists que produjo la película, y podemos imaginar al viejo y brusco cineasta refunfuñando contra sus poco complacientes jefes. Sin embargo, como ocurre con todas sus obras, menores o no, encargadas o no, John Ford consigue imponer su toque inimitable a la película. En un magnífico Cinemascope, multiplica los planos generales de la caballería estadounidense, cuya valentía y devoción tan bien glorificó en el pasado. Pero al igual que Centauros del desierto, que marca un punto de inflexión en la obra de Ford, Misión de audaces impone una visión más oscura y ambigua de la naturaleza humana por parte de un cineasta anciano que se encontraba entonces en el ocaso de su carrera. (Ophélie Weil en Critikat)
Misión de audaces es una gran película turbia, donde las mujeres son humilladas, los hombres desollados vivos y los niños enviados a la carnicería. Pero, cuando puede caer en emociones fáciles, Ford siempre escapa a través de la trivialidad. Así, durante la sublime secuencia de la carga de los cadetes de la Academia Militar, calma el patetismo justo cuando John Wayne se niega a combatir. Con otro cineasta, digamos John Huston, el pequeño tambor habría muerto en primer plano bajo una lluvia de violines; aquí le dan una azotaina sin que le veamos la cara. Nada debe interferir con la fría descripción de la violencia, el inevitable aumento de la barbarie. Nunca antes Ford había alcanzado este nivel de oscuridad. Aquejada de mala fama, difícil de amar, esta película desgarradora debe ser redescubierta. Es la confesión de un humanista desesperado. (Frédéric Bonnaud en Les Inrockuptibles)
Película estrenada en Barcelona el 18 de diciembre de 1959 en los cines Astoria y Cristina; en Madrid, el 20 de diciembre de 1959 en el cine Capitol.
Reparto: John Wayne, William Holden, Constance Towers, Althea Gibson, Hoot Gibson, Russell Simpson, Anna Lee, Ken Curtis.