París 1900. Una jovencita, Gigi, aprende las cosas de la vida de su abuela, madame Álvarez y de su tía-abuela Alice que la prepara en los buenos modales que la permitan conquistar los corazones masculinos. Frecuenta la casa de las tres mujeres un apuesto, elegante y joven millonario, Gastón Lachaille, sobrino del mundano Honoré Lachaille. Lo hace cuando se aburre, ya que ni el juego ni el amor le divierten, con desesperación de su tío, que fue en sus buenos tiempos uno de los conquistadores de mayor cartel. Gastón se distrae mucho con Gigi, a quien considera una niña encantadora, que le cautiva por su gracia y franqueza. Pese a la inocencia de sus juegos, no tarda en darse cuenta de que Gigi se está convirtiendo en una seductora jovencita, de la que, pese al hastío de su vida, se siente muy atraído. La tía Alice se percata de lo que está ocurriendo y considera que Gastón es el hombre que conviene a su sobrina, ya que piensa que nunca podría encontrar un partido mejor. Así, decide transformar a toda prisa a Gigi para que Gastón vea en ella a una dama refinada.
Basada en una novela de Colette publicada en 1945. Música de Frederick Loewe y letras de Alan Jay Lerner.
Todo está perfectamente ligado, pues la historia, como las imágenes, es una celebración de esa cultura que tan alejada debía parecer a los directores americanos de los 50, sometidos al código Hays de censura. Gigi cuenta la historia de una chica educada en la frivolidad amorosa de la belle époque, que se rebela contra su destino de cocotte, pero, lejos de criticar con ello a los frívolos, Minnelli celebra su hedonismo y alegría de vivir, sin censurar tampoco a la propia Gigi, sino, con generosidad, defendiendo la libertad de cada cual para elegir lo que más se ajuste a sus deseos y sentimientos. Haciendo malabarismos en el fino alambre de la permisividad del cine americano de los 50, Minnelli consigue que el espectador avispado entienda todo el juego sexual subyacente en la historia y lo disfrute, mirando con divertida envidia esa Francia liberal y hermosa de principios de siglo XX (y todo su arte y legado cultural), y mirando a la vez con ternura a la joven Gigi y sus sentimientos más estables y profundos. Y así, consigue una obra llena de vida… y cultura. (McTeague en Film Affinity)
Leslie Caron, Maurice Chevalier y Louis Jourdan, protagonizan este espléndido musical dirigido por Vincente Minnelli (Un Americano en París) que cuenta con actuaciones verdaderamente memorables como la secuencia inicial en la que Maurice Chevalier interpreta "Thank Heaven for Little Girls". Esplendidos decorados y vestuarios envuelven a este ya clásico del séptimo arte, que recrea a la perfección un antiguo París fascinante. El film obtuvo nueve Oscar, entre ellos el de mejor película, mejor director y mejor canción. (Decine21)
Sin negarle los méritos a la película que dirige Vincente Minnelli, un film tranquilo con un score musical de la época y unos dibujos también del momento, es uno de los musicales que peor ha envejecido, huele al Hollywood más rancio en su puesta en escena, en la que el lujo se asocia a los palacios más barrocos, afectados por una especie de horror vacui, el miedo a que haya medio metro cuadrado sin un objeto decorativo. Minnelli cuida los encuadres, cuando no usa simples telones pintados, ya que en esta época se concebía el cine como teatro filmado, hasta el extremo de emular cuadros de pintores franceses como Renoir. Entre cuadro y cuadro una canción, eso sí, interpretada por Leslie Caron o Maurice Chevalier. Si las casas de los 'ricos', dicho esto sin pudor ni pedir perdón a nadie, eran ostentosas, la de los burgueses, como aquella en la que vive Gigi es absolutamente desquiciante (paredes con tapicería roja, manteles rojos, sillones realizados en este color...), en los que se suelen incrustar las mujeres con indumentarias de azul eléctrico, un sentido de la armonía cromática que no se entiende bien hoy. Los comentarios del narrador (Chevalier) son sexistas y casposos y han quedado fijados en el celuloide para la historia. La clasificación de las mujeres que realiza al comienzo del film es espantosa y la mirada de la cámara a cualquier mujer que haya superado la veintena y no sea una adorable colegiala es de juzgado de guardia. (Cinelodeon)
Memorable musical, basado en una novela de Colette, cuyo planteamiento corre el permanente riesgo de caer en la cursilería, aunque nunca lleguen a rebasarse sus límites. La clave de la operación reside en la inteligente dosificación de sus recursos dramáticos y en el evidente buen gusto de una puesta en escena que se apoya en el refinado diseño de producción de Cecil Beaton. (Fotogramas)
Película estrenada en España el 20 de septiembre de 1959.
Reparto: Leslie Caron, Louis Jourdan, Maurice Chevalier, Hermione Gingold, Isabel Jeans, Edwin Jerome, Eva Gabor.
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