En un café al que acuden los trabajadores inmigrantes, Emmi Kurowski, una viuda de unos sesenta años, conoce a Salem, un marroquí treintañero. Inducido por la dueña del bar, Salem invita a Emmi a bailar, hablan, la acompaña a casa y, al día siguiente, se queda a vivir con ella. Esta relación provoca un gran escándalo, y las vecinas visitan al propietario del edificio para denunciar a Emmi.
Quien se atreva a revisitar joyas como “Todos nos llamamos Alí” –pésima traducción del magnífico “El miedo se come el alma” original- se encontrará con el sentido último del cine: retratar sin concesiones nuestros miedos, nuestros sueños, nuestras miserias y nuestros compromisos con eso tan extraño que se llama realidad. Brutalmente sincera y enternecedora. Parafraseando a otro genio heterodoxo, Aki Kaurismäki, “hay más ideas en una secuencia de Fassbinder que en toda la filmografía de uno de esos modernos gafapasta”. (Daniel Andreas)
"La muestra más brutal de un director enamorado del límite. Serenata al amor imposible. Cuando el miedo se come el alma (así reza el título original). Fassbinder levanta acta" (Luis Martínez: Diario El País)
"Conmovedora. (...) Lo único que me apasiona del cine de Fassbinder" (Carlos Boyero: Diario El País)
La historia de amor entre una mujer sexagenaria y un joven emigrante marroquí, homenaje y adaptación contemporánea de Sólo el cielo lo sabe, de Douglas Sirk.
Reparto: Brigitte Mira, El Hedi Ben Salem, Barbara Valentin.
Título español: Todos nos llamamos Alí.
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