Es sumamente difícil aunar el caudal de perfecciones que Roy Hill suma en su esplèndida realización. Ni un metro de cinta sobra. El montaje es nervioso, rápido, elíptico y al mismo tiempo claro. (...) “El golpe” es un ejemplo de los grados de maestría a que es posible llegar en un cine comercial que, pese a su comercialidad, sea un producto honrado, atractivo y artístico. “El golpe” se inserta en los grandes logros peculiares del mejor cine norteamericano y habla un lenguaje universal, destinado a darle un enorme éxito popular en todo el mundo. (Lorenzo López Sancho en ABC del 21 de abril de 1974)
«El golpe» —en el título original «The Sting»— no es un
filme trascendente, ni pretende hacer una revolución técnica o estética, ni
tampoco ideológica o social. No sostiene tesis ninguna, ni abusa de exageraciones
o violencias, como ahora está de moda. La cosa es más simple. Lo que se ha
querido premiar en «El golpe» es la maestría de la realización, el equilibrio
de su ritmo, la inteligente selección de los intérpretes, la bella y cuidada
ambientación, etc. En suma, los valores que pudiéramos llamar clásicos,
eternos, imprescriptibles. (A. Martínez Tomás en La Vanguardia del 29 de mayo
de 1974)
El estilo visual de Hill es oblicuo; en lugar de situar a sus actores en el encuadre y registrar la acción, parece acercarse sigilosamente a ella. Newman y Redford casi parecen estar de camino a otra película. Si eso suena a crítica, no lo es: el estilo aquí es tan seductor e ingenioso que es difícil de definir. No se parece a nada de lo que he visto de Hill y, por momentos, casi me recuerda a Jacques Tati cruzado con Robert Altman. Es bueno conseguir una película negra que se centre más en el humor y los personajes que en la sangre y las vísceras; es una película, como decimos, para toda la familia. (Roger Ebert)
En muchas películas de atracos, terminamos apoyando a los criminales, y El golpe no es una excepción. La película evita cualquier escrúpulo moral al presentar al objetivo de Gondroff y Hooker como un tipo realmente malo. Lonnegan no tiene cualidades redentoras, por lo que nos liberamos de cualquier remordimiento de conciencia por desear que lo estafen. Asimismo, el bastión de la ley y el orden de la película, Snyder, es tan reprensible como se puede imaginar. Los estafadores son presentados como hombres honestos con un código de honor que ganan su dinero aprovechándose de la avaricia de los demás. Todo esto contribuye a la sensación optimista que transmite la resolución, que agrada al público. El golpe representa una de las películas más populares y queridas que han ganado el premio a la mejor película en el último medio siglo y un ejemplo de gran entretenimiento. (James Berardinelli en Reel Views)
"El golpe" parece y suena como una comedia musical a la que le han quitado las canciones, dejando sólo una banda sonora de fondo con rags de piano antiguos que evocan con tanta facilidad a los tiempos anteriores a la Primera Guerra Mundial como a los años treinta. Muchos de los demás detalles de época no están demasiado firmemente anclados en el tiempo, pero la película es tan agradable, tan obviamente consciente de todo lo que está tramando, incluso de sus propios fraudes pintorescos, que opto por seguirla. Uno perdona sus incansables esfuerzos por cautivar, aunque sólo sea porque "El golpe" en sí es una especie de estafa, carente de las aspiraciones poéticas que lastraron a "Dos hombres y un destino". (Vincent Canby en The New York Times del 26 de diciembre de 1973)
La contribución de George Roy Hill es insignificante; su
dirección no es exactamente fría per se,
sino que no hace nada para desarrollar un clima emocional palpable. Sin
embargo, no se puede tener todo. El golpe
proporciona una buena y limpia diversión, una producción lujosa y es agradable
de ver como lo son sus protagonistas. (Janet Maslin en The Boston Phoenix del
25 de diciembre de 1973)
El golpe es una película sin problemas (...), una película feliz de la que salimos alegres (...) habiendo presenciado el triunfo de la malicia y la insolencia sobre la estupidez y la maldad. (Jean de Baroncelli en Le Monde del 23 de abril de 1974)
El golpe recuerda a un elegante envoltorio navideño, deliciosamente coloreado y envuelto, en cuyo interior no hay nada más que humo y espejos. (Positif n° 159 de mayo de 1974)
La historia es tan complicada que el guionista David S. Ward ha optado por detallar metódicamente cada fase de esta estafa bastante desproporcionada, lo que tiene también el efecto de reforzar la noción de espectáculo y de placer del espectador. La reconstrucción es cuidadosa y el mundo de los gángsters es a la vez realista y onírico. Todo es bastante largo, un poco aburrido y bastante frío, aunque con un bonito giro final. El enorme éxito popular de esta película comercial fue reconocido con siete premios Oscar. (L'oeil sur l'écran)
Ganadora de siete premios Oscar, incluida la mejor película, El golpe pertenece ahora a la memoria colectiva gracias a varios elementos atemporales. En primer lugar, el placer del espectador, intacto desde hace más de treinta años; nos dejamos atrapar por el deleite de ver los giros y vueltas del argumento tan finamente ejecutados. El dúo formado por Redford y Newman, que compiten en carisma para seducir al público, es uno de los más exitosos de Hollywood. Finalmente, la música, ese ragtime embriagador, alegre y vivaz, completa la referencia de la película en un rincón de nuestra mente. Pero estos elementos serían en vano sin la precisión quirúrgica del guión que podría considerarse el antepasado de todas los guiones con giros imprevistos que hemos podido ver recientemente en el cine. Es imparable incluso para espectadores con una imaginación probada. El golpe es sin duda un clásico para (re)descubrir en familia, no sólo para maravillarse de su brillantez sino también para comprobar que la industria de Hollywood no siempre ha tomado a sus espectadores por imbéciles. (Edgar Hourrière en À voir, à lire)
Película estrenada en Madrid el 18 abril 1974 en el cine Lope de Vega; en Barcelona, el 27 de mayo de 1974 en el cine Novedades.
Reparto: Paul Newman, Robert Redford, Robert Shaw, Charles Durning, Ray Walston, Eileen Brennan, Harold Gould, Dana Elcar, Robert Earl Jones, Charles Dierkop, Dimitra Arliss