Paul Javal (Michel Piccoli), un dramaturgo francés, acepta reescribir algunas escenas para "La Odisea", una película que se va a rodar en Capri bajo la dirección del renombrado director alemán Fritz Lang (Fritz Lang). En un primer encuentro con el productor norteamericano, el arrogante Prokosch (Jack Palance), el escritor deja que su mujer, la bella Camille (Brigitte Bardot), se vaya en el coche con el productor a la finca de éste. Este hecho dará lugar a un grave mal entendido entre el Javal y su esposa, quien cree que la ha ofrecido como moneda de cambio para obtener un mejor pago. Como consecuencia de esta situación, el escritor se verá inmerso en una dolorosa crisis matrimonial. Adaptación de la novela de Alberto Moravia.
En la novela de Moravia, ese proceso mental y afectivo, de
la mujer que pasa bruscamente del amor al desdén puede estar admirablemente
descrito. En la versión cinematográfica, pese a la indiscutible maestría de
Godard, el tema resulta flojo, inconsistente, sin fuerza. (...) Una espléndida fotografía,
una cuidada planificación, un excelente colorido son dignos de mención, como
prueba de que en esta obra de Godard los aspectos puramente técnicos y formales
tienen más relevancia que los argumentales y artísticos. (Hermes en ABC del 28
de agosto de 1976)
lnspirándose en una novela de Moravia, Jean Luc Godard
realizó esta película en 1963. Eran los tiempos de la “nouveIle vague” y la
cinta acusa esta marca de escuela o de estilo. Godard, que se propone, según
parece, decir mucho, viene a decir muy poco. Y la cinta, que podría haber
tenido un interés real, se pierde en divagaciones y sutilezas sin que en ningún
momento adquiera una autentica fuerza emocional. (A. Martínez Tomás en La
Vanguardia del 17 de septiembre de 1976)
La más prodiogiosa demostración formal de Godard. Los analistas llevan décadas extrayendo estudios sobre las formas y construcción de esta película en la que Godard, más que impartir una tesis, desahogaba todas las frustraciones de su complicada relación con Anna Karina. (Fotogramas)
Una lúcida radiografía de unos tiempos definitivamente prostituidos. Así, una obra autodestructiva, casi suicida y, por muchas razones, la primera obra perfectamente conseguida del director. (Luis Martínez en El País)
La superposición de niveles desde los que ver o interpretar el filme recuerdan (el propio Godard lo sugiere con un cartelón publicitario) a Viaggio in Italia, cinta que habla de la crisis amorosa de Rossellini y la Bergman bajo el formato de melodrama. Aquí, en Le Mepris, el desprecio amoroso se podría relacionar con el desprecio hacia el autor que se prostituye por dinero (viene a ser lo mismo usar a la mujer de cebo que aceptar un cheque). Son partes de un mismo todo; la ruptura, el desprecio, ese cambio sugerido en La Odisea donde Penélope es infiel y la integridad del autor frente a la tentación del dinero. Manifestaciones caleidoscópicas de un único conflicto. Porque en el filme el amor al cine y el amor romántico vienen a ser lo mismo. (Bloomsday en Cinema esencial)
"El desprecio" no es una de las grandes películas de Godard, por razones evidentes. En cierto modo, se trata de sus propios defectos. Existe un drama a nivel del suelo que involucra a los personajes, mientras la película lucha entre la tendencia a elevarlos a arte (Lang) o vulgarizarlos hasta convertirlos en comercio (Palance). Es interesante de ver, y tiene momentos de brillantez (la discusión conyugal, el uso de las escaleras de la villa), pero su verdadera importancia es la de un experimento fallido. "El desprecio" le enseñó a Godard que no podía hacer películas como ésta, por lo que se autoexcluyó y continuó haciendo las películas que podía hacer. (Roger Ebert)
Nos hemos acostumbrado a películas que deliberadamente nos guiñan un ojo sobre el proceso de realización cinematográfica y se desarrollan en los límites confusos de la historia y su realización: pensemos en las películas de Charlie Kaufman o Quentin Tarantino. Godard sigue siendo el maestro moderno de este enfoque. Pero sus películas son mucho menos fáciles de intepretar. Es difícil saber qué es sincero y qué no: la observación irónica y la emoción sincera están totalmente entrelazadas. Es más, sería un error ver 'Le Mépris' simplemente como un comentario sobre el cine, o incluso como una sátira del mismo. También muestra a Godard y sus colaboradores –especialmente el director de fotografía Raoul Coutard, el compositor Georges Delerue y la editora Agnès Guillemot– en el apogeo de sus poderes, creando escenas y momentos de extraordinario poder visual, sugestión y belleza. Al igual que la relación de amor y odio entre Camille y Paul, es el testimonio definitivo de la complicada relación de Godard con su arte. (Dave Calhoun en Time Out)
En 1963, el año también de la otra película rosselliniana de Godard, Les Carabiniers, su forma de cine todavía estaba más que defendiéndose de las distantes nubes del compromiso político –y el cine, para Godard, todavía significaba amor, vida y tragedia en un mismo plano a la gran escala hollywoodiense, con referencias a Hitchcock, Hawks, Garbo y todo lo demás. Al mismo tiempo, la angustia personal ya se estaba infiltrando como un trasfondo siniestro. “Estoy convencido”, dijo [Raoul] Coutard, el director de fotografía, a un entrevistador en ese momento, “de que Godard está tratando de explicarle algo a su esposa en LeMépris. Es una especie de carta que le está costando a Beauregard, el productor, un millón de dólares”. (Philip Strick en Sight and Sound)
Bello objeto intelectual, El desprecio no se puede resumir en estos enfrentamientos temáticos porque Godard descubre aquí la belleza de los paisajes mediterráneos y la antigua cultura grecorromana. Cada plano realza la magnificencia de los paisajes, mientras que la Villa Malaparte utilizada en la última parte de la película proporciona un escenario grandioso para un tema que, por tanto, adquiere el aspecto de una tragedia clásica. Ciertamente, El desprecio evoca el trágico final de una relación romántica, pero filmada en colores brillantes y vibrantes que cantan la belleza de la naturaleza circundante. (Virgile Dumez en Cinedweller)
Para nosotros, es una obra maestra de Jean-Luc Godard, la película es el cruce perfecto entre discretos experimentos formales, por ejemplo en el montaje o en la banda sonora, un análisis mordaz del modus operandi del cine y su influencia en el espectador, así como la catástrofe apenas embellecida de una ruptura, con su fealdad sentimental paradójicamente sublime. (Tobias Dunschen en Critiquefilm.fr)
El propio Godard no escapa a esta dicotomía clásico/moderno. Quien, como crítico, elogió a los padres del clasicismo de Hollywood, es consciente de que se acaba de pasar una página. Aquí, sin embargo, se debate entre la admiración que siente por Lang -y que se verifica en los planos que literalmente compone a su alrededor- y su deseo de fundar un cine en sintonía con las inquietudes de su tiempo. Pero ha llegado el momento de hacer balance. Así, si Le Mépris no tiene el valor de un manifiesto de la modernidad (como pudo haberlo sido À bout de souffle, por ejemplo), se destaca inmediatamente como un inventario de este cine joven. Hace un balance inicial, plantea algunas preguntas esenciales (¿Qué era hacer una película en 1963?), ajusta algunas cuentas (en particular, con la figura del productor de Hollywood de largos dientes). (Chérif Saïs en DVDClassik)
Película estrenada en Madrid el 23 de agosto de 1976 en el cine Drugstore; en Barcelona, el 13 de septiembre de 1976 en el cine Atlanta.
Reparto: Brigitte Bardot, Michel Piccoli, Jack Palance, Georgia Moll, Fritz Lang.
En 1947, una pareja de neoyorquinos, los Moresby, viaja al norte de África en busca de experiencias que le den un nuevo sentido a su relación. Tras diez años de matrimonio, a esta sofisticada pareja la convivencia le resulta difícil. Port, un músico que lleva un año sin trabajar, busca en el desierto una fuente de inspiración y nueva savia para un matrimonio que se muere. Kit también espera un milagro que le devuelva a su marido. Por su parte Tunner, su compañero de viaje, es un joven rico y mundano, fascinado por los Moresby, especialmente por Kit. Tras un tiempo, Port decide dejar atrás el mundo moderno y a adentrarse en el Sáhara para encontrarse a sí mismo. Adaptación de la novela homónima de Paul Bowles.
No es una película corta. Es larga e intensa. Una película
con digestión. Ante ella sólo se puede ser de dos maneres, tal y como describe
Bowles, o turista o viajero. Se puede hacer turismo en “El cielo protector” y
apresurarte a volver a tu butaca cada media docena de secuencias; o sea,
salirse, que sería lo mismo que no entrar del todo. O, por el contrario, se
puede ser viajero en “El cielo protector”, vagar por la película hasta que ésta
desaparece, y aún más allá de su desaparición. (E. Rodríguez Marchante en ABC
del 5 de diciembre de 1990)
Bella visualmente, inexpresiva dramáticamente —poco, casi
nada ocurre la primera hora de proyección; las que se producen en la segunda no
son muy accesibles y propenden al anticlímax—, esta película aparece como una
visión muy exterior de un viaje muy interior. Puede que la lectura de la novela
proporcione otras pistas que lo iluminen. El cronista, desconocedor del texto,
ha de limitarse a certificar la superficialidad —muy fotogénica, eso sí, y con
bonitas canciones africanas— del conjunto, y a observar que los habituales
manierismos operáticos y ostentosos de Bertolucci se erigen más en tics que en
estilo. (José Luis Guarner en La Vanguardia del 13 de diciembre de 1990)
Adaptación de una de las novelas de Paul Bowles, en la que Bertolucci se dejó fascinar más por sus sugerencias visuales que por su complejo y desgarrado fondo. Así, el resultado tiene un evidente empaque formal, aunque el itinerario moral de los personajes quede reducido a un mero cliché. Es una típica operación de prestigio, de las que su director es un especialista, resuelta con más habilidad que talento. (Fotogramas)
Lo que sucede es que la grandilocuencia formal de Bertolucci acaba engullendo a los personajes, que no acaban de tener una autonomía fuerte, y la afectación, las ambiciones, la música subrayadora... no dejan respirar a un relato que resulta sobrecargado y demasiado extenso. Eso sí, nadie dudará de la belleza de los paisajes en los que el trío protagonista se pierde, por mucho que Bertolucci no sepa construir realmente esos procesos de búsqueda y cuestionamiento. (Bibi Ramos en Sensacine)
En el libro, la relación Port-Kit es solo uno de los muchos elementos de un drama premonitorio y surrealista, lleno de ideas sobre la vida, el amor, la amistad, los viajes, otras culturas y, por supuesto, el Sahara. Es cierto que se trata de un conjunto de cosas difíciles de transmitir en una película, pero aunque Bertolucci sigue fielmente la trama de Bowles, ha eliminado la mayoría de sus implicaciones. (Desson Howe en The Washington Post del 11 de enero de 1991)
El libro es tan completo, tan profundo y tan autónomo que deja fuera a la película. Bertolucci nos muestra los exteriores y las superficies, y quien vea esta película sin haber leído el libro podría preguntarse de qué trata. No se trata de viajeros, amantes condenados y yuxtaposiciones, eso es seguro. Se trata de intelectuales estadounidenses educados, estudiosos y algo hastiados que se enfrentan a una inmensidad de experiencias que no pueden leer ni comprender. Aquí la civilización se enfrenta a la incontestable indiferencia de la naturaleza. (...) Bertolucci ha hecho casi todo bien en esta película excepto comunicar el tema. (Roger Ebert)
Una adaptación decepcionantemente reduccionista de la primera novela de Paul Bowles. (Jonathan Rosenbaum)
¿Me gustaría más la película si Bertolucci hubiera aportado las emociones baratas de la novela? Puedes apostar que así sería. (Pauline Kael en The New Yorker)
Si ya hemos visto otros frescos históricos del cineasta, incluidas obras maestras como "El último emperador" o "1900", éste sólo puede decepcionarnos. Bertolucci en ningún momento logra hacernos percibir verdaderamente la agitación interior de los personajes. La película va pasando, las imágenes son hermosas, la música de Ryuichi Sakamoto también, se puede ver sin aburrimiento pero también sin pasión. Todo resulta demasiado fluido a pesar de haber elegido un reparto, especialmente Debra Winger, que nos da una hermosa interpretación. No es una mala película, incluso es bastante buena, pero está lejos de provocar un entusiasmo abrumador. (Plume231 en Allociné)
Una película que debe ser tomada como una verdadera obra de arte: fotografía extraordinaria, una banda sonora de primer nivel, y estamos literalmente inmersos en la magnificencia de esta región culturalmente tan diferente, con sus paisajes y esta atmósfera impresionante, hasta tal punto que la trama casi pasa a un segundo plano. Vemos una especie de búsqueda iniciática de esta pareja americana y su amigo, que nos transporta muy lejos y nos hace soñar. Es una pena que la historia no parezca más sustancial, porque hubiese sido una obra maestra. (Claude DL en Allociné)
El cielo protector (Bertolucci, 1990), basada en la novela homónima de Paul Bowles, presenta un ejemplo elocuente y original de road movie intercultural. El movimiento que yuxtapone y conecta constantemente lugares, sonidos, paisajes, rostros, ritmos, luces, caminos, cambios de escenario, viajes, experiencias de lugares desconocidos y diferencias lingüísticas constituye a la vez la forma y el contenido de la película que revela y resalta la opacidad del Otro (ya sea en la pareja, en la amistad, en la locura o incluso en el Otro étnico y cultural). Esta road movie llama al espectador a experimentar la diferencia y a desconfiar de una interpretación guiada por la necesidad de transparencia. (Silvestra Mariniello en Cinémas)
Película estrenada en España el 4 de diciembre de 1990.
Reparto: Debra Winger, John Malkovich, Campbell Scott, Jill Bennett, Timothy Spall, Eric Vu-An.
Silverado es una vieja población fronteriza del Oeste. En 1880, cuatro hombres cabalgan por el polvoriento camino que lleva a la ciudad: son los hermanos Emmett, el aventurero Paden y Mal, un duro vaquero de raza negra. Al llegar, se encuentran con un ambiente hostil. Sus principales enemigos son el sheriff y un despótico ganadero.
Silverado es, con su sello clásico, un producto original,
con fuerza propia, un ritmo narrativo envidiable y una densidad dramàtica suficiente.
Hacer un traje nuevo a base de patrones ya utilizados no es, precisamente, una
labor sencilla. (...) Lo fundamental es que Kasdan lo cuenta todo con su tiempo
y su modo preciso. No sobra realmente un fotograma, pese a la indudable
recreación con que està rodada toda la película. Kasdan sabe accentuar las
partes dramáticas de la narración, poniendo en pie unos arquetipos que resultan
doblemente cercanos: en razón de su definición en la historia y también por el
buscado reflejo de las otras cien historias anteriores. (Pedro Crespo en ABC
del 8 de diciembre de 1985)
Kasdan, aflorando las horas pasadas en los cines, ha escrito
junto con su hermano una especie de compendio de los mejores momentos del cine
del Oeste. Ya el mismo título, de resonancias hawksianas, evidencia por dónde
piensan ir estos nuevos hombres de la frontera. La ventaja del filme de Kasdan
es que no tiene ninguna pretensión de salvar el género, no tiene ninguna baza
oculta, se presenta tal como es con sus intérpretes al descubierto. (Nuria
Vidal en La Vanguardia del 8 de diciembre de 1985)
Tras permanecer varios años en un puro ostracismo, el western empezó a revivir con este estimulante film. Toda la mitología del género se dio cita en un guión brillante pero que no rehuye ninguno de los lugares comunes del género. La realización estuvo a la altura de este interesante material, consiguiendo una obra sólida y vibrante. (Fotogramas)
Silverado es muchos westerns al mismo tiempo. Lo primero que se destaca es amor por el género. Un homenaje que no solo incluye los tópicos del salvaje Oeste, sino también un deseo de mostrar los paisajes que son la marca del género. Los caballos cabalgando por la inmensidad, la belleza del vestuario y los decorados. Alejado del presente urbano, de la ciencia ficción y del cine de acción. El viejo y conocido Far West. El mito frente a nuestros ojos. Pero de la misma manera que hizo con ciertos detalles de Raiders of the Lost Ark, Kasdan se reservó un espacio para la parodia. No era fácil hacer un chiste sin humor luego del eurowestern. Sin llegar a la complejidad de los maestros, Kasdan juega al mito y al revisionismo al mismo tiempo. Están tensiones ayudan y perjudican a la película a la vez. (Santiago García en Leer cine)
¿Qué prueba esta película sobre un grupo de vaqueros unidos por el honor, esta película sobre camareros filósofos, sheriffs malvados y jóvenes pioneras con frases como "mi belleza pasará algún día, pero la tierra sólo se volverá más hermosa"? ¿Qué prueba? Que el mito del western se siente más a gusto en un ambiente de inocencia, que "Silverado" lo entiende y que en algún lugar de nuestros corazones aún puede haber recuerdos de niños y niñas que eligieron quiénes serían los buenos en el largo camino a casa desde el cine. (Roger Ebert)
''Silverado'', hábilmente montada por Carol Littleton y filmada con un estilo atrevido y amplio por John Bailey, es obra de grandes técnicos. Rara vez se pierde en la sombra de las obras más puras y profundamente morales en las que se inspira; la mayoría de las veces, sólo busca su sentido de la aventura y no intenta más. Cuando su batalla culminante tiene lugar en la típica calle principal del Oeste que clama por Gary Cooper, "Silverado" no puede evitar parecer un poco vacía. Pero cuando otros momentos menos cruciales devuelven a la pantalla esos paisajes del western que han estado ausentes durante mucho tiempo, entonces Kasdan le está haciendo un muy buen favor a su audiencia. (Janet Maslin en The New York Times del 10 de julio de 1985)
Todo esto se reduce a que "Silverado" es una película fabulosa que tiene todos los elementos para atraer a los fanáticos del oeste, pero también elementos para aquellos a quienes no les gustan los westerns. Es un gran homenaje a los westerns clásicos que no se toma a sí mismo en serio y le permite ofrecer tanto humor como acción sin que termine en una parodia. (Andy Webb en The Movie Scene)
Parece que con este western el director Lawrence Kasdan ha querido reunir todos los elementos del género sin excepción. Lamentablemente, esto va en detrimento de la historia, que es sencilla pero difícil de seguir. En esta recopilación indigerible hasta los actores, todos buenos, se eclipsan unos a otros. El único interés de la película es la presencia de Kevin Costner como un joven perro loco desbocado en una de sus primeras apariciones en pantalla, pero también de Danny Glover, Scott Glenn y Brian Dennehy que siempre está excelente como villano. Al final, “Silverado” demuestra que puedes perder el tren si intentas hacer demasiado. (Kalie en Allociné)
Silverado es un buen western, bien ejecutado, sin pausas, pero, paradójicamente, a veces tenemos la impresión de que el ritmo podría haber sido más sostenido, aunque Silverado está bien filmada, todavía le falta un cierto aliento épico, quizás también tenga el problema de demasiados personajes, como si Lawrence Kasdan no supiera realmente cómo elegir a su héroe o villano, por otro lado todos los actores son buenos y los tiroteos son convincentes. Un western agradable pero al que ciertamente le falta el pequeño toque para hacer de Silverado una gran película del género. (Amchi en Allociné)
Poco a poco, Kasdan va presentando su mundo y desarrollando una trama que, por supuesto, es común a muchos westerns. Aunque no sea un gran director, Kasdan compone algunos planos suntuosos, a veces icónicos, y sus secuencias de acción, pocas en número, están bastante bien realizadas. La psicología de los dos personajes principales y antagónicos está bien plasmada y si el ritmo es bastante irregular es porque Kasdan pone mucho cuidado en desarrollar su universo. Polvorienta, violenta, despiadada, la película sigue siendo hoy una buena película en su género, sobre todo porque la música de Bruce Broughton es perfecta y crea inmediatamente el ambiente. (This is my movies en Allociné)
Película estrenada en España el 5 de diciembre de 1985.
Reparto: Kevin Kline, Scott Glenn, Rosanna Arquette, John Cleese, Kevin Costner, Brian Dennehy, Danny Glover, Jeff Goldblum, Linda Hunt.
Tras su regreso de la batalla en la película anterior, el gran guerrero Hércules se entera de que su amante, Daianara, ha perdido la cordura. Según el oráculo de Medea, la única esperanza para Dianara es la Piedra del Olvido que se encuentra en las profundidades del reino de Hades. Hércules, con dos compañeros, Teseo y Telémaco, se embarca en una peligrosa misión para conseguir la piedra, inconsciente de que el guardián de Dianara, el rey Lico, es el responsable de su estado y planea quedarse a la chica como su esposa cuando se recupere.
Una fabulosa combinación de aventuras épicas, fantasía y terror que funciona gracias al tono profundamente cohesionado con que Bava alterna todos estos elementos, imbuyendo la narración de un sense of wonder espectacular que engolosina la mirada con su uso casi onírico del color y con una imaginación escénica constante que, llegado el punto determinante de la llegada de Hércules a las entrañas de la Tierra, logra momentos de sublime perturbación estética. (Nacho Villalba en Cine maldito)
Bava se preocupa de filmar los interiores con ese gusto cromático tan característico en su obra. Capaz de combinar colores tan diferentes entre sí, con la intención de crear una atmósfera eminentemente onírica, sin duda la característica más importante del séptimo arte. En manos de Bava es además su típica huida del realismo, de hacer olvidar argumentos y dejar impresiones visuales imperecederas gracias a su magnífica puesta en escena, siempre por delante del texto. (Alberto Abuín en Espinof)
Ante todo, Hércules es una película de Mario Bava. No es un nombre que signifique mucho para los cinéfilos convencionales, pero los fanáticos del cine italiano y/o las películas de fantasía saben que con Bava al mando, seguramente habrá muchas cosas buenas. Bava está en especial buena forma para este Hércules, ya que era su primera película en color y parece haber disfrutado la oportunidad de dejar que su cámara jugara con esta nueva paleta. Si bien muchos de los decorados (especialmente sus fondos) son bastante falsos, Bava utiliza la iluminación para crear mosaicos maravillosos, imágenes dramáticas que crean una hiperrealidad propia. El director se vuelve un poco aburrido en algunas de las escenas de diálogos, tal vez tratando de obtener todo lo que pueda en una sola toma para adaptarse a la falta de medios; pero cuando logra soltarse, la película es vívida y emocionante. (...) El guión es tonto pero contiene mucha acción y Bava lo aprovecha al máximo. (Craig Butler en All movie)
La innovadora cinematografía en color de Bava brilla por sí misma, pero se vuelve aún más impresionante cuando te das cuenta del presupuesto limitado que tenía el director. Según las notas, cuando Bava necesitaba una columna romana adicional en una toma, pegaba una cerilla con un trozo de chicle en el borde de la lente de la cámara para que pareciera una columna gigante en la toma.(Jeffrey M. Anderson en Combustible Celluloid)
Con lo que supuestamente era un presupuesto minúsculo, Bava utilizó su ingenio para encubrir las deficiencias presupuestarias haciendo uso de decorados limitados simplemente reorganizando o combinando decorados existentes para que parecieran diferentes. Además, impuso el uso de espejos para dar la ilusión de que se está viendo más de lo que realmente hay. Los fondos pintados se utilizan con el máximo efecto para complementar el mundo de pesadilla de Hades. Esto también le da al film una sensación operística mortecina y opulenta. Bava también incorpora colores y geles opacos y sombras negras lechosas para llevar a cabo su fantástica visión. (Brian Bankston en Cool Ass Cinema)
Esta película, que no pretende ir más allá de su condición de espectáculo bis, resulta mucho más agradable que muchos peplums de la época que querían ser demasiado serios. Aquí el delirio y los sueños están garantizados en un conjunto siempre entretenido y sobre todo totalmente delirante, llevado por el genio visual de un artista completo. (Virgile Dumez en Ciné Dweller)
La película reúne acción, aventuras, fantasía y humor con el resultado de una obra que prefigura el cine de zombies mucho más que perpetúa el cine de vampiros, un verdadero éxito para quienes aprecian este género del peplum, espléndido a nuestros ojos. (Guillaume Dumazer en Nawakulture)
A pesar de un presupuesto insignificante, Mario Bava, una vez más, produce una película de gran belleza, magnificada por el juego de colores cuyo secreto sólo el maestro conoce, como siempre...
Algunas tomas son surrealistas en su belleza y su huella permanece irremediablemente indeleble en la retina del espectador... Como tal, la escena perfectamente simétrica de la invocación de la Sibila da magistralmente una cualidad hipnótica a la película, elevando el desafío pictórico hasta el punto de la apoteosis. La obra, bastante simplista en cuanto al guión, encuentra su interés en una inventiva plástica bastante inusual, inherente a los hábitos de su director, ¡una vez más en estado de gracia! (Killjoy en Oh my gore)
Película no estrenada comercialmente en España.
Reparto: Reg Park, Christopher Lee, Leonora Ruffo, Marisa Belli, Mino Doro, Giorgio Ardisson, Franco Giacobini, Rosalba Neri.