lunes, 18 de marzo de 2024

El cielo protector (The Sheltering Sky, 1990). Bernardo Bertolucci


En 1947, una pareja de neoyorquinos, los Moresby, viaja al norte de África en busca de experiencias que le den un nuevo sentido a su relación. Tras diez años de matrimonio, a esta sofisticada pareja la convivencia le resulta difícil. Port, un músico que lleva un año sin trabajar, busca en el desierto una fuente de inspiración y nueva savia para un matrimonio que se muere. Kit también espera un milagro que le devuelva a su marido. Por su parte Tunner, su compañero de viaje, es un joven rico y mundano, fascinado por los Moresby, especialmente por Kit. Tras un tiempo, Port decide dejar atrás el mundo moderno y a adentrarse en el Sáhara para encontrarse a sí mismo. Adaptación de la novela homónima de Paul Bowles.

No es una película corta. Es larga e intensa. Una película con digestión. Ante ella sólo se puede ser de dos maneres, tal y como describe Bowles, o turista o viajero. Se puede hacer turismo en “El cielo protector” y apresurarte a volver a tu butaca cada media docena de secuencias; o sea, salirse, que sería lo mismo que no entrar del todo. O, por el contrario, se puede ser viajero en “El cielo protector”, vagar por la película hasta que ésta desaparece, y aún más allá de su desaparición. (E. Rodríguez Marchante en ABC del 5 de diciembre de 1990)

Bella visualmente, inexpresiva dramáticamente —poco, casi nada ocurre la primera hora de proyección; las que se producen en la segunda no son muy accesibles y propenden al anticlímax—, esta película aparece como una visión muy exterior de un viaje muy interior. Puede que la lectura de la novela proporcione otras pistas que lo iluminen. El cronista, desconocedor del texto, ha de limitarse a certificar la superficialidad —muy fotogénica, eso sí, y con bonitas canciones africanas— del conjunto, y a observar que los habituales manierismos operáticos y ostentosos de Bertolucci se erigen más en tics que en estilo. (José Luis Guarner en La Vanguardia del 13 de diciembre de 1990)

Adaptación de una de las novelas de Paul Bowles, en la que Bertolucci se dejó fascinar más por sus sugerencias visuales que por su complejo y desgarrado fondo. Así, el resultado tiene un evidente empaque formal, aunque el itinerario moral de los personajes quede reducido a un mero cliché. Es una típica operación de prestigio, de las que su director es un especialista, resuelta con más habilidad que talento. (Fotogramas)

Lo que sucede es que la grandilocuencia formal de Bertolucci acaba engullendo a los personajes, que no acaban de tener una autonomía fuerte, y la afectación, las ambiciones, la música subrayadora... no dejan respirar a un relato que resulta sobrecargado y demasiado extenso. Eso sí, nadie dudará de la belleza de los paisajes en los que el trío protagonista se pierde, por mucho que Bertolucci no sepa construir realmente esos procesos de búsqueda y cuestionamiento. (Bibi Ramos en Sensacine)

En el libro, la relación Port-Kit es solo uno de los muchos elementos de un drama premonitorio y surrealista, lleno de ideas sobre la vida, el amor, la amistad, los viajes, otras culturas y, por supuesto, el Sahara. Es cierto que se trata de un conjunto de cosas difíciles de transmitir en una película, pero aunque Bertolucci sigue fielmente la trama de Bowles, ha eliminado la mayoría de sus implicaciones. (Desson Howe en The Washington Post del 11 de enero de 1991)

El libro es tan completo, tan profundo y tan autónomo que deja fuera a la película. Bertolucci nos muestra los exteriores y las superficies, y quien vea esta película sin haber leído el libro podría preguntarse de qué trata. No se trata de viajeros, amantes condenados y yuxtaposiciones, eso es seguro. Se trata de intelectuales estadounidenses educados, estudiosos y algo hastiados que se enfrentan a una inmensidad de experiencias que no pueden leer ni comprender. Aquí la civilización se enfrenta a la incontestable indiferencia de la naturaleza. (...) Bertolucci ha hecho casi todo bien en esta película excepto comunicar el tema. (Roger Ebert)

Una adaptación decepcionantemente reduccionista de la primera novela de Paul Bowles. (Jonathan Rosenbaum)

¿Me gustaría más la película si Bertolucci hubiera aportado las emociones baratas de la novela? Puedes apostar que así sería. (Pauline Kael en The New Yorker)

Si ya hemos visto otros frescos históricos del cineasta, incluidas obras maestras como "El último emperador" o "1900", éste sólo puede decepcionarnos. Bertolucci en ningún momento logra hacernos percibir verdaderamente la agitación interior de los personajes. La película va pasando, las imágenes son hermosas, la música de Ryuichi Sakamoto también, se puede ver sin aburrimiento pero también sin pasión. Todo resulta demasiado fluido a pesar de haber elegido un reparto, especialmente Debra Winger, que nos da una hermosa interpretación. No es una mala película, incluso es bastante buena, pero está lejos de provocar un entusiasmo abrumador. (Plume231 en Allociné)

Una película que debe ser tomada como una verdadera obra de arte: fotografía extraordinaria, una banda sonora de primer nivel, y estamos literalmente inmersos en la magnificencia de esta región culturalmente tan diferente, con sus paisajes y esta atmósfera impresionante, hasta tal punto que la trama casi pasa a un segundo plano. Vemos una especie de búsqueda iniciática de esta pareja americana y su amigo, que nos transporta muy lejos y nos hace soñar. Es una pena que la historia no parezca más sustancial, porque hubiese sido una obra maestra. (Claude DL en Allociné)

El cielo protector (Bertolucci, 1990), basada en la novela homónima de Paul Bowles, presenta un ejemplo elocuente y original de road movie intercultural. El movimiento que yuxtapone y conecta constantemente lugares, sonidos, paisajes, rostros, ritmos, luces, caminos, cambios de escenario, viajes, experiencias de lugares desconocidos y diferencias lingüísticas constituye a la vez la forma y el contenido de la película que revela y resalta la opacidad del Otro (ya sea en la pareja, en la amistad, en la locura o incluso en el Otro étnico y cultural). Esta road movie llama al espectador a experimentar la diferencia y a desconfiar de una interpretación guiada por la necesidad de transparencia. (Silvestra Mariniello en Cinémas)

Película estrenada en España el 4 de diciembre de 1990.

Reparto: Debra Winger, John Malkovich, Campbell Scott, Jill Bennett, Timothy Spall, Eric Vu-An.


1 comentario:

  1. Viajeros que llevan sobre sus hombros el precio de su propio dolor y navegan entre dos mundos, el occidental, del que se muestran cansados, y el africano, que les fascina pero del que se sienten ajenos

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