jueves, 31 de agosto de 2023

Trece días (Thirteen Days, 2000). Roger Donaldson



Crisis de los misiles de Cuba. En octubre de 1962, una serie de fotografías aéreas obtenidas por aviones norteamericanos revelaron que los soviéticos estaban instalando en la isla misiles que podrían alcanzar gran parte de los Estados Unidos. Para obligar a la URSS a desmantelarlos, el presidente John F. Kennedy y sus colaboradores decidieron el bloqueo de la isla.

Aparte de lo que se piense del contenido político de la película y de lo farragoso de su desarrollo, se reconoce su dignidad en cuanto que se sitúa a favor de las soluciones civiles frente a las militares, y el excelente trabajo de cuantos componen el reparto, con mención especial para Bruce Greenwood y Steven Culp, que prestan rostro, ademanes y voz a los Kennedy. (César Santos Fontenla en ABC del 23 de marzo de 2001)

De prolijo metraje, estos “Trece días” no se hacen eternos, aunque adolecen de excesiva solemnidad y el protagonismo de Costner deriva en escenas, familiares y patrióticas, que hacia el final de la película producen hilaridad. Sin embargo, contiene elementos de interés… (Lluís Bonet Mojica en La Vanguardia del 25 de marzo de 2001)

Excelentes interpretaciones de Kevin Costner, Bruce Greenwood y Steven Culp para ilustrar aquellos trece días que hicieron contener la respiración al mundo entero. El abismo que se abría hubiera sido inevitable si aquellos hombres hubieran sido sustituidos por cualquiera de las mediocridades que nos sitian en los puestos importantes de la actualidad. Nos hubieran derribado sin conmiseración. Y lo que es aún peor. Lo hubiéramos merecido. No obstante, no solo las interpretaciones son destacables, también es el trabajo de reconstrucción de los hechos, reproducciones fieles de las cintas grabadas en las reuniones de la Casa Blanca donde se clarificaron las posturas de todos aquellos que trabajaron allí durante aquellos días. Trece días. (César Bardés en Los ojos de lobo)

Llamo a la película thriller, aunque se conozca el resultado, porque se desarrolla como tal: podemos saber que el mundo no se acaba, pero los protagonistas de este drama no lo saben, y es fácil identificarse con ellos. Tienen mucho más poder que conocimiento, y sus corazonadas y conjeturas pueden ser más útiles que las teorías de los juegos de guerra. (...) Donaldson y Costner ya trabajaron juntos antes, en "No Way Out" (1987), sobre un oficial naval asignado al Pentágono que tropieza con un encubrimiento criminal. Ese era un thriller más tradicional, con sexo y asesinatos; esta vez encuentran casi el mismo suspense en lo que es esencialmente un juego de ajedrez mortal. A la larga, la defensa nacional consiste en no volarlo todo en nombre de la defensa nacional. (Roger Ebert)

Aunque la película es un poco larga (una característica aparente de todos los vehículos de Kevin Costner), el director Donaldson (No Way Out, Dante's Peak) nunca deja que el impulso decaiga. La media hora final presenta algunos puntos débiles, que incluyen demasiado melodrama no histórico y varios discursos exagerados. (...) Ciertos aspectos fueron dramatizados para hacerlos más accesibles a los espectadores. Esto no es, después de todo, un documental. (...) El mayor desafío de Thirteen Days puede ser encontrar una audiencia. Para aquellos interesados en JFK y la Crisis de los Misiles en Cuba, es una valiosa adición a un canon cinematográfico ya completo. Después de todo, los eventos representados aquí representan uno de los períodos más tensos de Estados Unidos y, en última instancia, el mejor momento de JFK. La perspectiva que ofrece Thirteen Days es lo suficientemente diferente de otras películas sobre la Crisis que merece ser vista. (James Berardinelli en Reel Views)

Thirteen Days trata sobre cómo unos pocos hombres imperfectos más o menos salvaron el mundo. Independientemente de lo que Kennedy y estos otros hombres hayan hecho o no, este fue quizás su mejor momento, y el mundo les debe una deuda de gratitud. Si la amenaza de la Destrucción Mutuamente Asegurada parece remota y anticuada hoy en día, se debe, al menos en parte, a los hechos dramatizados en esta película. Thirteen Days es un tributo dramático adecuado a la arriesgada política que nos sacó del borde de la destrucción durante las dos semanas más volátiles de la Guerra Fría. (Steven D. Greydanus en Decent Films)

El director Roger Donaldson (Cadillac Man, Species) y su guionista David Self producen un thriller político de admirable maestría. (Samuel Blumenfel en Le Monde)

Thirteen Days se desmarca de la visión hollywoodense de la historia. Es incluso una película bastante austera, seriamente documentada en su descripción de un universo de especialistas que no buscan el heroísmo. (Frédéric Strauss en Télérama)

Un thriller político en el que los engranajes diplomáticos y militares son desmontados con fascinante meticulosidad. (Claire Vassé en Zurban)

Película estrenada en España el 23 de marzo de 2001.

Reparto: Kevin Costner, Bruce Greenwood, Steven Culp, Dylan Baker, Michael Fairman, Henry Strozier.

miércoles, 9 de agosto de 2023

La ciudad de las estrellas (La La Land, 2016). Damien Chazelle


Mia (Emma Stone), una joven aspirante a actriz que trabaja como camarera mientras acude a castings, y Sebastian (Ryan Gosling), un pianista de jazz que se gana la vida tocando en sórdidos tugurios, se enamoran, pero su gran ambición por llegar a la cima en sus carreras artísticas amenaza con separarlos.

La película va de eso, de sueños y de amores, pero Chazelle lo relata con una brillantez, con una elegancia y un talento tal en cada toma que no sólo hace soñar a los protagonistes sino que lleva su ilusión permanente a la retina de cada espectador. Si la película es una joya, enorme, en sí misma, el final es tremendo, de lo mejor visto en años. (...) Un prodigio de ternura entrañable, tan alegre y tan triste a la vez.(José Manuel Cuéllar en ABC del 13 de enero de 2017)

Chazelle tiene el detalle de ir un paso más allá y celebrar no sólo el musical, sinó el cine tout court: la broma metalingüística sobre el Cinemascope que abre la fiesta (Frank Tahslin hizo algo muy parecido en The Girl can’t help it) y la inclusión en la trama de Rebelde sin causa, una de las películas que mejor usaron ese formato, con su bello homenaje a la secuencia del planetario, multiplica el placer del espectador ante este acto de amor y de fe en la magia de la pantalla, muy especialmente materializado en esos minutos finales donde el prestidigitador Chazelle reformula su propia película. (Jordi Batlle Caminal en La Vanguardia del 13 de enero de 2017)

Todo un canto (y nunca mejor dicho) a la acción continua y al ilusionismo escénico. Una reivindicación del complicadísimo arte de conseguir que todo fluya ante la cámara siguiendo unos muy precisos patrones rítmicos y tonales, pero sin dejar de exudar tanta magia (engañosamente espontánea) como (irreal) veracidad. Estamos ante una metódica, a ratos fascinante, recuperación de la alquimia formal del musical clásico, que se afana en negar esa posmodernidad de sala de edición omnipresente en el género desde hace un tiempo. (Antonio Trashorras en Fotogramas)

No todo es agradable, certero, defendible o logrado. No es La La Land, la tierra angelina, perdón, La ciudad de las estrellas, una película redonda, conseguida, influyente, determinante. Su aroma resulta demasiado dulzón, almibarado, y algunas secuencias son demasiado prefabricadas. (...) La nostalgia puede ser buena o mala consejera, pero aquí la rememoración permanente del pasado ni se explica bien ni cala hondo. La nostalgia por el viejo cine (de nuevo Rebelde sin causa, si es que Ray representa un cine viejo, algo que va en contra de todo lógica evolutiva) o por el viejo jazz. En este sentido, el personaje de Stone gana al de Gosling: ella quiere ser un nuevo astro en el firmamento cinematográfico y aprende de todo lo que ve, y él desea que todo el mundo vuelva a tocar como lo hacían Coltrane, Monk, Mingus y Davis. Nostalgia amable, melancolía incierta, que afecta por supuesto a las relaciones entre los personajes: lo que se pudo tener y finalmente se perdió mostrado sin acritud, sin arrebato melodramático. (Quim Casas en Sensacine)

Para hacer La La Land, Chazelle ha hecho retroceder el reloj. El estilo, el enfoque, el trabajo de cámara, la paleta de colores y el punto de vista son todos directamente de la década de 1950. Los actores principales, Ryan Gosling y Emma Stone, con frecuencia pueden ser captados canalizando a Fred Astaire, Gene Kelly y Ginger Rogers. Chazelle y su director de fotografía, Linus Sandgren, adoran las tomas largas y quizás ninguna sea más ambiciosa que la de apertura: un número musical en una autopista abarrotada, donde los conductores salen de sus autos y cantan y bailan como antídoto contra la ira al volante. El amor de los cineastas por los musicales de la Edad de Oro emerge con más fuerza en números como este, pero impregna cada fotograma de La La Land. Con la excepción de algunas palabrotas (probablemente incorporadas para evitar la calificación "PG" preocupantemente dócil), no hay un elemento en esta película que no se hubiese podido encontrar en algo hecho en 1952. El escenario es moderno, pero la sensación es anticuada (y eso no es nada malo). (James Berardinelli en Reel Views)

No es tanto mirar hacia atrás con añoranza a maestros del pasado como Vincente Minnelli, Nicholas Ray, Stanley Donen y Jacques Demy (por nombrar algunos) sino aprovechar su magia, insistiendo en su modernidad y su propio clasicismo en el mismo gesto. (A.O. Scott en The New York Times)

Hemos tenido algunos musicales desde la era de Rogers & Astaire, pero pocos han intentado recuperar esa sensación de pensamiento mágico y fluido en el que los personajes se comunican con sus cuerpos tanto, tal vez incluso más, que con sus voces. Una de las muchas cosas notables de "La La Land" de Damien Chazelle es la cantidad de energía y tiempo que dedica al movimiento y la música, no solo a las letras. Las películas musicales modernas, que a menudo se basan en espectáculos de Broadway, se han centrado en gran medida en canciones que desarrollan más la trama. En la visión de Chazelle, la coreografía importa y un simple estribillo de piano puede tener más poder que una letra. Esta es una hermosa película sobre el amor y los sueños, y cómo los dos se impactan mutuamente. Los Ángeles está lleno de soñadores y, a veces, se necesita un compañero para hacer realidad su sueño. (Brian Tallerico en RogerEbert.com)

Tanto Coppola (One from the Heart) como Scorsese (New York, New York) han explorado este terreno antes, de manera bastante espléndida. Lo menos que se puede decir de Chazelle es que saca a relucir un brío cómico sostenido, socavando ingeniosamente las expectativas con una regularidad que es casi contraproducente, pero que nunca socava la integridad emocional de la pieza. Es una combinación que parece destinada a producir el tipo de éxito popular que se le escapó a Coppola y Scorsese, y con razón: Chazelle ha creado esa cosa rara, una comedia genuinamente romántica, y también una rapsodia en azul, rojo, amarillo y verde. Si su película bordea las verdades más duras que encuentras en New York, New York o Los paraguas de Cherburgo, bueno, todavía tiene sólo 31 años, y la nostalgia ya no es lo que solía ser (es mejor). (Tom Charity en Sight and Sound)

Un maravilloso tributo a la época dorada de los musicales de Hollywood, "La La Land" es también una fascinante meditación sobre la soledad del artista y su difícil relación con el mundo real. (Alain Masson en Positif)

Esta emocionante película abre una puerta y demuestra que Hollywood está al alcance de los jóvenes cineastas (Chazelle tiene 30 años) y puede revivir en medio de la década más débil de su historia. (Stéphane Delorme en Cahiers du Cinéma)

Y éste es realmente el golpe de fuerza de Chazelle: no para modernizar el género -otros, incluidos Christophe Honoré, Whit Stillman y Jon M. Chu lo han hecho con más audacia, pero probablemente con menos visibilidad-, sino para ofrecer una visión suficientemente unificadora que restaure su imagen comercial. (Jacky Goldberg en Les inrockuptibles)

Película estrenada en España el 13 de enero de 2017.

Reparto: Emma Stone, Ryan Gosling, John Legend, Rosemarie Dewitt, J.K. Simmons, Finn Wittrock.

jueves, 3 de agosto de 2023

¿En qué piensan las mujeres? (What Women Want, 2000). Nancy Meyers


Después de sufrir un accidente con un secador en la bañera, Nick Marshall, un egocéntrico publicista de Chicago, se da cuenta de que puede escuchar los pensamientos de las mujeres. Esto le permite descubrir que ellas no lo estiman tanto como él cree, pero intentará sacarle partido a este don para triunfar en la empresa.

Es, en cualquier caso, (...) comedia pura y, a su manera, pese a un final no tan acomodaticio como pudiera parecer, dura, con un toque fantástico, unos diálogos tan inteligentes como divertidos, secundarios bien definidos y mejor interpretados y un juego, en todas las acepciones posibles, de la pareja protagonista, modélico. (César Santos Fontenla en ABC del 16 de marzo de 2001)

Mel Gibson no lo hace mal: tiene madera de buen comediante, consigue que algunas escenas levanten el vuelo e incluso imita a Fred Astaire, bailando con un perchero, con un toque de distinción. Distinción, en cambio, es lo que le falta a Nancy Meyers en su puesta en escena para que esta comedia sobre la batalla de los sexos pueda codearse con los clásicos a los que pretende emular. (Jordi Batlle Caminal en La Vanguardia del 18 de marzo de 2001)

Muy flaco favor a quienes pensaran que una vez que las mujeres alcanzasen determinado estatus en Hollywood el cine masivo dejaría de perpetuar los roles de género patriarcales, o que al menos les incorporaría más variedad, porque el filme de Meyers pasa por todos los clichés sexistas atribuidos a la mujer con una determinación pasmosa. (Diana Albizu en Sensacine)

Nancy Meyers, la directora, orquesta con cierta habilidad el producto, si bien es cierto que desaprovecha las líneas argumentales más interesantes. Queda entonces una comedia endeblita, que hace sonreir alguna que otra vez, pero en la que el eterno tema de las complejas relaciones entre hombres y mujeres queda reducido a poco más que un juego de pensamientos robados en el entorno ferozmente competitivo de la empresa ultracapitalista de hogaño. (Enrique Colmena en Criticalia)

La película, escrita y dirigida por Nancy Meyers, más que fluir lo que hace es saltar de una buena escena a otra sobre las grietas de las escenas planas intermedias. (...) Aunque la película es imperfecta, no es aburrida y suele ser muy divertida, como en un baile en solitario que hace Nick en su apartamento, con Frank Sinatra cantando "I Won't Dance". (Roger Ebert)

La escena final no funciona. Claro, logra lo que se supone que debe hacer al unir todo en un paquete ordenado y enviar a todos felices a casa, pero hay algunos problemas serios de credibilidad. Además, hay una sensación de prisa en los procedimientos, como si los cineastas se dieran cuenta de que habían sobrepasado la marca de las dos horas y tuvieran prisa por terminar las cosas para que los espectadores no se inquietaran. Sin embargo, debido a que el final envuelve las cosas de una manera que cumple con las expectativas, no resta valor sustancial al mejor material anterior. La directora Nancy Meyers (...) ha creado un algodón de azúcar cinematográfico: todo azúcar y aire. Sus pocos intentos de hacer una declaración de empoderamiento a favor de la mujer son tan débiles que se pierden en la trama. Sin embargo, entiende la esencia de la fórmula y la aplica de una manera contagiosa. Dentro de un año, es poco probable que los cinéfilos recuerden What Women Want con algún grado de claridad, pero, en una era de películas en gran parte desechables y olvidables, hay formas mucho peores de pasar un par de horas. (James Berardinelli en Reel Views)

What Women Want es una comedia romántica hilarante y exitosa, con Gibson y Hunt en su mejor forma y compartiendo una gran química como estrellas. Es un entretenimiento al viejo estilo y demuestra ser un buen escaparate para Gibson, aunque, por atractivo que sea el film, dura demasiado con 126 minutos. (Derek Winnert)

Los préstamos de Nancy Meyers de una forma clásica de comedia estadounidense le dan a su película una bienvenida elegancia y despreocupación. (Samuel Blumenfeld en Le Monde)

Comedia a la vez moderna en su caracterización postfeminista de los personajes y clásica en su atención al diálogo. Todo está puntuado por una banda sonora retro que evoca los buenos viejos tiempos de las "comedias que ya no se hacen". (Christian Jauberty en Première)

Los gags se encadenan, Mel Gibson nos proporciona toneladas de ellos, pero eso pasa hasta el momento en que la película desemboca en una pesada comedia romántica. (Nathalie Piernaz en Chronic'art.com)

Película estrenada en España el 16 de marzo de 2001.

Reparto: Mel Gibson, Helen Hunt, Marisa Tomei, Alan Alda, Ashley Johnson, Mark Feuerstein, Lauren Holly, Judy Greer.

martes, 1 de agosto de 2023

El ministerio del miedo (Ministry of Fear, 1944). Fritz Lang


Tras dos años de reclusión, Stephen Neale abandona el sanatorio mental de Lembridge. Se encuentra entonces con un mundo distinto que nada tiene que ver con lo que él conocía. A su alrededor todo resulta inexplicable, sobre todo, el ser víctima de una persecución por parte de agentes del nazismo. Pero, cuando Stephen decide contarle a otras personas lo que le sucede, lo único que consigue es que piensen que está loco. Adaptación de una novela de Graham Greene. 

“Hollywood me obligó a hacer esta película sin modificar una sola palabra. No creo que sea una buena película. Está muy lejos de mis intenciones” . (Fritz Lang a Peter Bogdanovich en 1965)

Lo que hace tan especial a las mejores películas noir es su capacidad para captar la extrañeza del mundo real, esos elementos que se cuelan en la cotidianedad y que hacen que lo normal se nos revele como algo inquietante. Neale se dirige hacia Londres, pero por el camino se detiene en una pequeña fiesta parroquial de pueblo. Durante un momento el panorama se nos presenta idílico, hasta que de repente algo hace clic y todo pierde sentido. En este caso el detonante es algo tan estúpido como una tarta que gana en un concurso, que como veremos contiene en su interior secretos de estado que unos espías nazis quieren divulgar. Difícilmente puede haber un McGuffin más estúpido que una tarta ganada en una obra benéfica, pero a Fritz Lang le sirve en su propósito esencial: hacer de lo anodino e inofensivo un elemento inquietante. (El gabinete del doctor Mabuse)

Perteneciente a la tetralogía antinazi que rodó Fritz Lang estamos ante uno de los títulos más flojos de su filmografía, lastrado por un guión defectuoso, mal definido y con múltiples lagunas. Con todo, “El ministerio del miedo” resulta muy entretenida y deja escenas excelentes con una soberbia dirección, muy en la onda languiana/hitchcockiana del serial y el folletín con falso culpable de protagonista. (Cinemelodic)

El filme contiene varias escenas inolvidables, entre las que destacaría el inicio en el manicomio, con un Ray Milland absorto y envuelto en sombras mientras contempla el paso de los minutos en el reloj de pared de su habitación (¿qué terrible secreto oculta este hombre?), o la escalofriante sesión de espiritismo que tiene lugar en la mansión de la señora Bellane (Hillary Brooke). A lo que habría que sumar el magnífico pulso narrativo que Lang imprime durante todo el metraje. (Esculpiendo el tiempo)

Este thriller de 1944 representa la reunión histórica de dos maestros de la culpa católica y la paranoia, el novelista Graham Greene y el director Fritz Lang. Ray Milland, que acaba de salir de un sanatorio, encuentra que el mundo exterior supera a sus delirios cuando se topa con un elaborado complot nazi. El carácter alucinante de la escena inicial (una inocente feria rural resulta ser un nido de espías) recuerda a las películas expresionistas de Lang de los años 20, pero esta es una película más madura y controlada. Lang en su máxima expresión y pureza. (Dave Kehr en Chicago Reader)

Siéntese bien en su butaca y déjese el abrigo puesto cuando vaya a ver esta película de suspense, porque le absorbe y le empapa rápidamente. Cualquiera que haya leído las novelas recientes del Sr. Greene puede anticipar el estilo. Combina un toque de magia de hechicero con un ingenio moderno y sofisticado. Y Fritz Lang, al dirigir esta película, ha mantenido un curioso tono espectral desafinado que se insinúa a través de la narración de una historia completamente cautivadora. (Bosley Crowther en The New Yort Times del 8 de febrero de 1945)

Este es un thriller maravillosamente atmosférico, casi expresionista, repleto de momentos memorables. (Tom Milne en Time Out)

En "Ministry of Fear", el tema muy langiano es el de un hombre presunto culpable, pero inocente, que tendrá que desentrañar el misterio de la trama en que se ha visto envuelto para poder ser libre. Una historia de espionaje que comienza con la vulgar historia de un pastel de feria pero que, poco a poco, irá revelando una sucesión de pistas hasta un exitoso final con una revelación tan sorprendente como jubilosa. Siempre en tensión, la película es totalmente magistral, capaz de proponer escenas donde el tiempo parece expandirse en un ritmo sostenido globalmente, en esos momentos en que los gestos se vuelven más lentos y las miradas más concentradas. Lang, menos interesado en los movimientos de cámara que en un agudo sentido del encuadre, capta la complejidad de los temas en una transición de medio plano que se convierte en primer plano y en una luz que parece anecdótica y que luego ilumina los rostros de los personajes haciendo caer su máscara. Maravillosamente interpretada y dotada de un guión acertado e ingenioso, "Ministry of Fear" es también una soberbia película sobre la lucha contra el régimen nazi. (Kurosawa en Allociné)

El guión es de una rara sutileza, evolucionando al ritmo de una cascada de malentendidos que permiten resaltar poco a poco la psicología de los personajes y los resortes de la intriga. La puesta en escena de Lang es notablemente magistral, amoldándose a los cánones de Hollywood sin perder nada de su fuerza expresionista, especialmente a través de claroscuros de un esteticismo extravagante. Incluso el final feliz tradicional, obligatorio en este contexto, no aparece aquí como un artificio sino como algo lógico y necesario. Una verdadera obra maestra y una de las mejores películas de Lang en su etapa americana. (Maqroll en Allociné)

Una serie de secuencias emocionantes, reflejo de la angustia contemporánea del rodaje, El Ministerio del Miedo es también un modelo de construcción centrado en motivos y objetos destacados: el círculo, el sonido del bastón, las tijeras de sastre, el pastel, por supuesto. Estos elementos estructuran profundamente una película que va más allá de la mera propaganda para transformarse, gracias a una puesta en escena totalmente dominada (los encuadres, la fluidez de los travellings, la belleza del blanco y negro), en una obra coherente. No una obra mayor, sin duda, pero admirable. (A voir, à lire)

Si el Ministerio del Miedo divierte por su aspecto de película de serie y ofrece un suspense hábilmente orquestado, hay que remarcar su final. Con su torpe humor, el final parece pertenecer a una película de otro género (las comedias con Doris Day no están lejos) y no encuentra una coherencia real con el tono de la película. ¿Cómo podría haberle gustado a Fritz Lang este final fallido, eliminando toda la ambigüedad de un personaje cuyas áreas obscuras nunca dejó de explorar? Tal como está, The Ministry of Fear sigue siendo una obra maestra de Fritz Lang. ¿Y si, bajo su falsa apariencia de película menor (que no gustó a Fritz Lang), El Ministerio del Miedo revelara más que otros largometrajes los secretos más íntimos de su autor? Hay reflejos en el espejo que no podemos, no queremos ver. (Grégory Marouzé en Revus et corrigés)

Película no estrenada comercialmente en España. TVE la estrenó el 13 de noviembre de 1966.

Reparto: Ray Milland, Marjorie Reynolds, Carl Esmond, Hillary Brooke, Percy Waram, Dan Duryea, Alan Napier.