Thomas Crown (McQueen), un millonario de Boston, un hombre que se ha hecho a sí mismo, se aburre de la vida que lleva. Para huir de la rutina, prepara un golpe perfecto: robar un banco y marcharse después a Brasil. Reúne a un grupo de delincuentes, deposita tres millones de dólares en un banco suizo y da el golpe sin dejar pistas. De esclarecer el caso se ocupará una investigadora de una compañía de seguros (Dunaway).
Steve McQueen se adapta al papel con facilidad y aplomo, en una película que transporta a los espectadores a un mundo exótico con estilo y atractivo sexual. (Rotten Tomatoes)
Sin duda, ahora está anticuada, y los gráficos multipantalla no tendrán ningún sentido en una versión de video de pantalla completa, pero esta película de atracos protagonizada por Steve McQueen y Faye Dunaway se consideraba algo muy interesante en 1968. (Jonathan Rosenbaum)
Posiblemente la película del año con menos trama, menos guión y más fotografía. Lo que no quiere decir que no sea agradable para la vista. (Roger Ebert)
Lo que le da vida a esta birria, lo que la hace entretenida es claramente que el director, Norman Jewison, y algunos de los involucrados, sabiendo por supuesto que estaban trabajando en un guión tonto y superficial, aprovecharon la oportunidad para pasar un buen rato con él. (Pauline Kael)
Un thriller romántico ingenioso y tonto, con Dunaway como una investigadora de seguros que se enamora de McQueen, el promotor inmobiliario llevado a cometer un atraco a un banco por aburrimiento. Mucho 'significado' obvio (la pareja jugando al ajedrez; simbólico, ¿no?), muchas imágenes brillantes (cortesía de Haskell Wexler) fragmentadas a la moda en interminables tonterías de pantalla dividida, y poco interés real. (Time Out)
El guión, firmado por Alan Trustman (quien luego coescribirá Bullitt), es absolutamente inverosímil pero la intención era obviamente crear situaciones de tensión sensual entre dos actores conocidos. Su película es un producto puramente comercial y llamativo. (L'oeil sur l'écran)
La película está concebida ante todo como un entretenimiento elegante, cautivador e inteligente. Comedia, suspense, sensualidad, Norman Jewison juega con las emociones del espectador, sin perder nunca de vista la unidad de su película. Domina su producción de principio a fin, jugando a la perfección con la temporalidad, por ejemplo, como en la escena del robo que merece figurar entre los mayores logros del género: una escena que se alarga, en completo silencio, para establecer el suspense, luego la aceleración del ritmo y la aparición de la música cuando se pasa a la acción. Visualmente, la película es notable. Norman Jewison adopta una realización de gran modernidad, haciendo un uso muy exitoso de la técnica de la pantalla dividida. Su cámara es ligera, atrevida en sus movimientos. (Hervé Aubert en Lemagducine.fr)
La puesta en escena, que causó sensación en su momento, cede a efectos de moda, en particular la pantalla dividida en varias partes. Un "truco" hoy desfasado. Como el lado amoral del desenlace, que también parece artificial. Sin embargo, es su aspecto llamativo lo que da encanto a esta película. También está la música envolvente de Michel Legrand y los hábiles giro del guión. Y, sobre todo, Norman Jewison, como Alfred Hitchcock, pone al mismo nivel el suspense detectivesco y el suspense erótico. Así, la partida de ajedrez entre Steve McQueen y Faye Dunaway es un gran momento: los movimientos sobre el tablero simbolizan los conflictos (de dinero pero también de amor) que animan a los jugadores. El enfrentamiento de las dos estrellas se convierte entonces en un muy atractivo juego del gato y el ratón. Una película superficial, sin duda, pero muy entretenida. (Philippe Piazzo en Télérama)
Película estrenada el 13 de noviembre de 1968. en Barcelona el 4 de noviembre de 1968 en los cines Fantasio, Astoria i París; en Madrid, el 16 de noviembre de 1968 en los cines Gran Vía, Canciller, Infante y Roxy B.
Reparto: Steve McQueen, Faye Dunaway, Paul Burke, Jack Weston, Yaphet Kotto, Todd Martin.
McQueen, que nunca fue un actor descollante, tiene aquí un papel de esos que le van bien y Dunaway, está muy glamourosa.
ResponderEliminarRecuerdo la escena de la partida de ajedrez, toda una parábola del juego de la seducción que, al final, sigues con una sonrisa en la boca.
La película es sobre todo, entretenimiento de buen nivel.