Un hombre (Robert Redford) que se ha escapado de la cárcel vuelve a su pueblo, pero sus vecinos, gentes absolutamente degradadas, emprenden contra él una auténtica cacería como si se tratara de una diversión más. Sólo el sheriff (Marlon Brando), un hombre integro y cabal, tratará de evitar su linchamiento.
Arthur Penn dirigió este melodrama atmosférico con un pedigrí estelar (con guión de Lillian Hellman y basado en una obra de Horton Foote) y una historia de producción accidentada. Penn luego repudió la película, y se quejó de que el productor Sam Spiegel interfería constantemente durante la producción y luego lo excluía de la sala de montaje. "Nunca he hecho una película en condiciones tan indescriptibles", dijo Penn. "Estaba limitado a mover a los actores como si fueran caballos".
"Aunque su rodaje fue de lo más complicado debido a las diferencias entre director, guionista y productor, un impresionante drama claustrofóbico a vueltas con la miseria de una sociedad podrida."
(Fernando Morales: Diario El País)
Lo que sí ha conseguido absolutamente Arthur Penn ha sido una película importante. Porque dar forma y vibración a esta historia terrible, mantener la tensión angustiada del espectador durante dos horas largas, es artísticamente un gran acierto. Por otra parte, la realización es de una belleza trágica, sobrecogedora. La impresión que deja en el ánimo de los espectadores desazona a la par que conmueve. (A.M.T. en La Vanguardia del 20 de diciembre de 1966)
Si en un principio creemos hallarnos ante un alegato demagógico contra la “high society” industrial de una ciudad de Texas, bien pronto estos temores se desvanecen porque la acusación es más amplia. Con pequeñas acciones, que adquieren categoría de símbolos (…), la autora del guión, que es la veterana Lillian Helman, y Arthur Penn, en una técnica directa y sobria, nos van facilitando las claves del problema: la población está corrompida, y los pocos habitantes conscientes de ello son impotentes para cambiar la situación. Lo que se está preparando, sin que nadie lo sepa porque va a desencadenarlo la presencia de un hombre que se ha fugado de la cárcel y al que muchos temen, es el asesinato de la Ley. La sociedad, amodorrada, no sabe que con ello va a suicidarse. La Ley es la verdadera víctima de esta “jauría humana”, que atentará contra el orden y la justicia con la misma ligereza con que se divierten en el fin de semana. (Martínez Redondo en ABC del 24 de diciembre de 1966).
'La jauría humana' es una de las películas más perturbadoras del cine americano de los sesenta, y su director, Arthur Penn, es uno de esos realizadores que con una mirada limpia observan hechos repugnantes. (...) Viéndola hoy, sus imágenes resultan igual de perturbadoras, de mareantes, de insoportables. En su momento, fue un sonoro fracaso y un escándalo. La América del buen rollismo de los sesenta no podía tragar este puñetazo en el estómago, que indagaba con ferocidad en la oscura América Profunda de mitad de siglo. Y su impactante violencia, que ahora no sorprende tanto, dejó a los críticos estupefactos y provocó que escribieran auténticas barbaridades sobre ella. (Adrián Massanet en Espinof)
A pesar de los problemas de producción que sufrió el film, éste permanece como una fresca, acerada visión sobre una sociedad que arrastra sus pies en arenas movedizas, en donde todas las intrahistorias parecen sujetas por alfileres a punto de desprenderse. (...)
El período de finales de los 60, con sus amplitudes y esperanzas libertarias, especialmente sexuales, es avistado también con perspicacia mediante intercambios, deseos pedófilos, guateques llenos de deseos orgiásticos, revólveres liberadores…
Escenas magníficas como la del apaleamiento del sheriff son parte destacada de un título infravalorado, antirracista y anticlasista, conducido con buen pulso por parte de un Arthur Penn en plena forma. (Antonio Méndez en AlohaCriticón)
La Jauría Humana es un auténtico puñetazo en el estómago, un film cruel y nihilista a la vez que profundamente pesimista y desesperanzado. Los personajes son egoístas, o estúpidos, o avariciosos o todo eso a la vez. Y las únicas personas de este microcosmos que resultan algo positivas son todas desgraciadas e infelices y no les espera un final satisfactorio. No se deja títere con cabeza. (El gabinete del doctor Mabuse)
Precediendo a Bonnie y Clyde por un año, el drama de Arthur Penn en una ciudad pequeña, ostentando un reparto de primera clase (Brando, Redford, Jane Fonda) es una película por excelencia que apunta a la temática y la dirección tonal que Hollywood tomaría a finales de los años sesenta. (Emanuel Levy)
Adaptación de una novela de Horton Foote, en la que se desarrolla una historia de suma violencia ambientada en la América profunda. Todas las frustraciones de una pequeña localidad sureña, dominada por el caciquismo, los prejuicios sociales y el racismo, saldrán a la luz a partir de un mínimo pretexto y darán pie a una explosión de bajos instintos. Todo ello está narrado con gran precisión y apoyado en un excelente reparto, que se completa con Janice Rule, Martha Hyer, Robert Duvall y Miriam Hopkins. (Fotogramas)
Película estrenada en España el 16 de diciembre de 1966.
Reparto: Marlon Brando, Jane Fonda, Robert Redford, E.G. Marshall, Angie Dickinson, Janice Rule, Miriam Hopkins, Martha Hyer, Robert Duvall, Richard Bradford, Henry Hull, Diana Hyland, Jame Fox.