viernes, 3 de junio de 2016

Il Vangelo secondo Matteo (1964). Pier Paolo Pasolini


En clave neorrealista pero sin apartarse del texto bíblico, el polémico Pasolini realiza un cercano retrato de Jesús de Nazaret.

La película explica una historia dramática, adaptada al cine en numerosas ocasiones. La narración es artesanal, imperfecta, sencilla y no artificiosa. Se dan cambios de ritmo, luz y sonido, encuadres mejorables, algunas brusquedades y precipitaciones que confieren al film un grato sabor de autenticidad y espontaneidad. De inspiración estética neorrealista, filma cámara en mano, los actores no son profesionales y el guión se extrae del texto de San Mateo, Mateo de Cafarnaúm para sus coetáneos. Se obtiene un relato de apariencia documental, como si hubiera sido rodado durante la acción. No se glorifican los hechos y no se divina al protagonista. Éste usa cabellos cortos, sin las melenas tradicionales, y es de complexión asténica en contradicción con las formas atléticas al uso. No habla con el tono melífluo de un predicador religioso, sino con la fuerza y el vigor propios de un líder obrerista. Se explica con firmeza, no exenta de cierta altanería. Contesta las preguntas con otras preguntas, parábolas o alegorías, que desconciertan a sus oponentes. Rechaza los valores asociados al poder y la riqueza. Exalta la justicia, la solidaridad, la misericordia, el perdón y la paz (sermón de la montaña). Los milagros se exponen sin alaracas, sin melodías triunfales y sin tomas espectaculares. La crueldad de la crucifixión se muestra con tomas generales y puntos de vista distantes. Para Pasolini lo importante no es el dolor del sacrificio, sino el valor de las enseñanzas. (Miquel en Film Affinity)

La ausencia de todo elemento “embellecedor” a la hora de ilustrar a Jesús como puedan ser efectos especiales elaborados para la realización de los milagros, una banda sonora épica con coros angelicales o movimientos grandilocuentes de cámara es lo que acaba confiriendo a “El Evangelio Según San Mateo” uno de sus principales logros. Los milagros consistentes en devolver a la normalidad rostros deformes o cuerpos con minusvalías son resueltos con simples cambios de planos que resultan más creíbles que cualquier efecto digital que se quiera poner de manera chapucera, mientras que momentos como el caminar de Jesús sobre las aguas, las curaciones a leprosos, el milagro de los panes y los peces o las tentaciones de “Satán” en el desierto se realizan con sencillez. Entre escenarios naturales creíbles de Italia con ciudades antiguas y paisajes desérticos que contribuyen al “Realismo” que buscaba Pasolini y una selección musical soberbia que combina pasajes de Mozart, Prokofiev o, sobre todo, Bach, así como de temas “Anacronísticos” como la “Misa Luba” o el “Sometimes I Feel Like a Motherless Child” de Odetta seremos testigos de escenas para el recuerdo rodadas como si de un pequeño equipo documental con dos o tres cámaras colocadas como buenamente pueden se tratase al más puro estilo “Cinéma Verité”. (Ultramundo)

Su visión sobre la existencia y pensamientos de Cristo, basado en el evangelio que da título a un film que Pasolini dedica al papa Juan XXIII, no es lo transgresora que podría resultar debido a la ideología del director transalpino, pero sí oferta una definición diferente y propia, siendo en su esencia un retrato fidedigno de la existencia de Jesús, probablemente y a pesar de su independencia personal y artística por la influencia de las sencillas creencias de su adorada madre (quien aparece en el fim encarnando a la Virgen María anciana), que le llevaron a interiorizar un respeto por la figura de Jesucristo. (AlohaCriticón)

Su Jesús no tiene pelo largo ni barba abultada ni ojos azules como el de Franco Zeffirelli. Sus rasgos son occidentales, pero toscos, como los de los demás protagonistas del filme. A pesar de su ateísmo, Pasolini reivindicaba la figura de un Cristo popular y resistente, con un discurso sin grises: ataca a todo aquel que ose ponérsele en el camino de su misión, pero más como hombre que como una entidad divina. No quiere ser un mártir: quiere transmitir su mensaje sin importarle las consecuencias. Sus duros debates con el Sanedrín bosquejan una personalidad fuerte, llamada a ser el portavoz de la salvación de los hombres. Los primerísimos planos de su rostro demuestran la importancia que le da Pasolini a la palabra y las expresiones de este Cristo. Es un líder que no necesita de la majestuosidad de sus milagros ni de la condescendencia con el prójimo. Sí necesita que su mensaje sea escuchado y tomado como la única verdad, afín a una desobediencia civil y revolucionaria. (Cine para sentir)

Rodada con cámara en mano y actores no profesionales, está escenificada en paisajes áridos, siguiendo las claves del cine neorrealista. La narración no tiene artificios, es sincera y contemplativa, aunque algo irregular al insertar, entre la representación de pasajes del Evangelio, largos discursos de Jesús frente a la cámara. La mirada de Pasolini es humana, ahonda en el compromiso con la justicia del Maestro, pero carece de la trascendecia que aporta la fe. (Camino de Emaús)

"Obra sencilla y vorazmente sincera, rodada con una simplicidad extrema." (Luis Martínez: Diario El País)
 
 "Personalísima visión de la vida de Jesucristo que se aparta de las habituales recreaciones que se han realizado del fundador del Cristianismo." (Fernando Morales: Diario El País)
 
Esta versión de la vida de Cristo tuvo en su momento una gran polémica, al considerarse que no podía esperarse nada bueno de un director que se declaraba agnóstico, homosexual y marxista. Sin embargo, sus resultados ofrecen una de las miradas más penetrantes que el cine haya ofrecido sobre la figura humana de quien, para muchos, es Dios. Al margen de toda consideración teológica, es también un film de extraña belleza. (Fotogramas)

Película estrenada en España en 1965.

Título español: El Evangelio según San Mateo

Reparto: Enrique Irazoqui, Margherita Caruso, Susanna Pasolini, Marcello Morante, Mario Socrate, Settimio Di Porto, Alfonso Gatto, Luigi Barbini. 




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