Macon Leary (William Hurt), un escritor de guías de viajes para hombres de negocios, acaba de sufrir un terrible golpe al morir su hijo en un accidente. Su abatimiento y apatía son tales que su universo personal y familiar se desmorona, y su mujer decide abandonarlo. Un día conoce por casualidad a la extravagante Muriel (Geena Davis), una joven con un carácter, una educación y unas circunstancias personales que, a primera vista, la hacen diametralmente opuesta a él; sin embargo, a su lado, Macon va recuperando poco a poco las ganas de vivir.
La historia se centra en la vida interior del protagonista, los problemas personales que le afectan, el progresivo desmoronamiento moral que padece, la apatía y la falta de capacidad de tomar decisiones que le caracterizan. Explora sus deseos de soledad, su insano aislamiento y las consecuencias de todo ello. Cuenta sólo con la compañía del perro Edward, la máquina de escribir, el trabajo y sus viajes. El drama de Macon suma a las causas externas o sobrevenidas la debilidad personal y la escasez de habilidades para afrontar el desánimo y el dolor. La irrupción en su mundo de nuevas oportunidades produce en su interior un impacto inesperado y no deseado, que da lugar a nuevos temores y mayores inseguridades. La opción que se le plantea es aceptar la desgracia, asumiendo que, pese a todo, su felicidad es todavía posible. Inseguro por naturaleza y poco dado a tomar decisiones, Macon se enfrenta a una situación que le supera y desborda. (Miquel en Film Affinity)
"Una obra modesta y sencilla (...) un personaje anticlimático al
que Kasdan dignifica con la mirada de un director tan atento como
arriesgado. Sin miedo a abrazar el melodrama, Kasdan sortea la
sensiblería con increíble precisión. Una maravilla." (Miguel Ángel Palomo: Diario El País)
El dolor expresado en la película es sordo, profundo y callado. No hay
gritos ni alaridos, no hay locura más allá de aceptar la propia locura
que es la vida, no hay desgarro emocional. Por eso quizás El turista
accidental cala tan hondo porque consigue conectar con cómo expresamos
la desolación en la vida real. (TCM)
Hay muchas secuencias especiales en “El turista accidental”, pero
me quedo con ésta: Macon ha sido abandonado por su mujer y convive con
el perro. El animal es cada vez más agresivo e intratable. De hecho,
provoca un accidente que tiene como resultado que Macon se rompa la
pierna. A Macon ni siquiera le gusta el perro. Para todos, incluidos sus
hermanos, el animal es sólo un incordio. ¿Por qué no se deshace de él?
le preguntan. Macon no contesta. Mira al perro, y sobre esa imagen
entra un flash-back del animal unos meses antes, jugando a la pelota con
su hijo. Volvemos al presente. Macon no necesita decir nada.
Simplemente, niega con la cabeza. Sabes que nunca se librará de ese
perro porque le recuerda a su hijo, porque tal vez es lo último que le
une a él. Y la forma de contarlo ha sido limpia, emocionante y sutil.
Hace falta mucho talento y un actor como William Hurt para que funcione. (Algunas cositas buenas)
Adaptación de una novela de Anne Tyler que, sobre el papel, no carecía
de posibilidades. Kasdan se equivocó en el enfoque de la narración,
convirtiendo un itinerario moral en un simple melodrama familiar y
confundiendo el intimismo con la sensiblería. Estos errores limitan
terriblemente los resultados, pero debe reconocerse que este equívoco
material está manufacturado con pericia. (Fotogramas)
Película estrenada en España el 17 de marzo de 1989.
Título español: El turista accidental.
Reparto: William Hurt, Kathleen Turner, Geena Davis, Amy Wright, Bill Pullman.
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