viernes, 6 de febrero de 2015

White Heat (1949). Raoul Walsh


Después de asaltar un tren que transportaba 300.000 dólares y asesinar a los maquinistas, Cody Jarret y su banda huyen con el dinero, pero son perseguidos por agentes federales que sospechan que Cody es el autor del robo. Una vez preparada una coartada perfecta, Cody se entrega a la policía y es condenado sólo a dos años de prisión; sin embargo, los agentes del Tesoro, convencidos de que fue el cerebro del asalto, le tienden una trampa.

La maestría narrativa, unida a la solvencia interpretativa de un elenco actoral bastante aceptable hacen de esta cinta una de las más prestigiosas muestras del cine de los 40 y 50...Toda una joya que con el paso del tiempo gana enteros a marchas forzadas. (Burton en Film Affinity)

A una puesta en escena sencillamente de manual, hay que añadir un impresionante sentido del ritmo que hace que las casi dos horas se pasen volando, siempre sin despegarse de la pantalla. Walsh va subiendo y bajando la intensidad de la narración de forma perfecta, dependiendo del tono de cada situación, trepidante cuando hay acción y calmado cuando prima la intimidad. Para el recuerdo, aparte de la escena ya mencionada, queda la secuencia final, un prodigio en todos los sentidos, coronada por un momento literalmente explosivo (con esa impresionante frase dedicada a su madre). (Juan Luis Caviaro en Blog de cine)

Walsh describe ese proceso de descenso a los infiernos con un detallismo absoluto, utilizando un estudiado juego de luces y sombras mediante la fotografía de Sid Hickox que puntúa con minimalismo cualquier objeto que aparezca en pantalla, reforzando simbolismos argumentales, sosteniendo en todo momento fuerza y ritmo que resulta contundente tanto en esos lapsos de persecuciones, ejecutadas con inagotable maestría, como en ese tono apagado y crepuscular que denotan los descripciones de sus personajes. En este estrato, Walsh conjuga inmediatez y panorámica para profundizar en una violencia áspera, que corroe todo su metraje con una fuerza devastadora puntuada con la solemne y ‘wagneriana’ partitura de Max Steiner. (Miguel A. Refoyo en En mundo desde el abismo)

"Cagney vuelve a demostrar sus innatas dotes de gran actor en esta vibrante entrega de intriga que supuso uno de los films más violentos del mítico Walsh (...) Llena de fuerza y energía, una de las cumbres del género." (Fernando Morales: Diario El País)
 
Título español: Al rojo vivo.
 
Reparto: James Cagney, Virginia Mayo, Edmond O'Brien, Fred Clark, Margaret Wycherly, Steve Cochran.
 
 

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