Inglaterra, Edad Media. Macbeth es un noble caballero escocés. Un día, después de una batalla en la que se gana el favor del monarca, encuentra a tres brujas que le profetizan que algún día llegará a ser Rey. Después del cumplimiento de otras dos profecías formuladas por las brujas, inevitablemente Macbeth se pregunta cómo podrá cumplirse la tercera, ya que el Rey Duncan todavía esta vivo y, además, tiene dos hijos que pueden heredar el trono. En realidad, en cuanto Macbeth escuchó la profecía, la idea del asesinato de Duncan no dejó de rondar por su mente, aunque, al principio la rechazó. Sin embargo, su mujer, cuya ambición y voluntad de poder es más fuerte que la suya, intentará incitarlo a cometer el crimen.
En 1947, Orson Welles comenzó a promover la idea de llevar un drama de Shakespeare a la pantalla cinematográfica. Al principio se trató de despertar el interés de los inversores de una adaptación de Otelo, pero fue incapaz de conseguir apoyo para el proyecto. Trabajando en equipo con el productor Charles K. Feldman, Welles logró convencer a Herbert Yates, el fundador y presidente de Republic Pictures, de la perspectiva de crear una versión cinematográfica de Macbeth. Yates estaba tratando de elevar el nivel de su estudio, que producía westerns de Roy Rogers y otras características de bajo presupuesto, en un estudio de prestigio. Republic ya había intentado presentar films de excéntricas características, entre ellas Celos de Gustav Machatý (1945) y el Espectro de la Rosa de Ben Hecht (1946), así que tener un artista creativo de la estatura de Welles fue considerado como un golpe de efecto artístico.
La escenificación no vacila ante los efectos grandilocuentes y fantásticos, en una decoración de castillo medieval de cartón piedra sobre un plató de estudio. El mismo Welles abre los ojos desmesuradamente y las profundidades de campo para dar a las escenas de locura un expresionismo mudo que parece una respuesta a Iván el Terrible de Serguei Eisenstein. Estas decoraciones rugosas, salvajes y expresionistas, así como estos efectos cinemtográficos grandiosos (picado, contrapicado y profundidad de campo), evitan a la película caer en el academicismo de las lecturas habituales de Shakespeare, sobre todo las de Laurence Olivier. Las escenas de locura, gracias a la interpretación de Jeanette Nolan (Lady Macbeth) -entre las cuales la escena de la mano- están particularmente conseguidas así como la escena final del bosque en marcha.
En el estreno americano, Republic probó la película en varios cines. La reacción crítica fue abrumadoramente negativa, con quejas sobre la decisión de Welles de hacer hablar a sus actores con acento escocés y por su decisión de meter el texto de Shakespeare comprimido en un film de 107 minutos. Después de su estreno inicial, Republic hizo que Welles cortara dos rollos del film y le ordenó que gran parte de la banda sonora fuese grabada de nuevo con los actores hablando con sus voces normales y no imitando el acento escocés que Welles pedía inicialmente. La nueva versión fue reestrenada por Republic en 1950. Aunque la reacción crítica aún no apoyó la película, ésta le proporcionó unos pequeños beneficios al estudio.
La versión mutilada de Macbeht estuvo en circulación hasta 1980, cuando la versión original sin cortes con acento escocés en los diálogos fue restaurada por el Archivo del Cine y la Televisión de la UCLA y la Folger Shakespeare Library . La opinión crítica sobre la película había mejorado drásticamente desde su lejano estreno y muchos consideraban el film como uno de los más notables de Orson Welles.
Primera adaptación cinematográfica de un texto de Shakespeare por parte del genio Welles -tras haber realizado varios montajes teatrales de las obras del escritor inglés. Rodada en apenas un mes y con reducido presupuesto, fue en su día un fracaso de crítica y público. (Film Affinity)
"Obra maestra que da cuerpo a las palabras del autor con una apabullante sensación de realidad. Un Macbeth atormentado y espectral: nunca su tragedia tuvo en el cine tanto rigor, tanta fuerza física y visual. Tampoco fue nunca tan radicalmente amarga" (Miguel Ángel Palomo: Diario El País)
La siempre enriquecedora combinación de los talentos de Shakespeare y Welles dio como fruto una versión donde la economía -tanto de medios como de recursos expresivos- se convierte en baza fundamental. A partir de esta simplificación logra sacarse a la superficie toda la complejidad de la obra adaptada, con una potencia que no siempre ha sido comprendida. (Fotogramas)
Reparto: Orson Welles, Jeanette Nolan, Dan O'Herlihy, Roddy McDowall, Edgar Barrier, Alan Napier.
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