Dorian Gray (Hurd Hutfield) es un joven aristócrata muy atractivo que
vende su alma al Diablo a cambio de la eterna juventud. Gracias a una
invocación consigue que sea el retrato que le ha hecho su amigo Basil
Hallward (Lowell Gilmore) el que sufra el proceso natural del
envejecimiento.
El film suma drama, fantasía, horror, suspense y romance. Hasta el
presente, es la mejor adaptación al cine de la novela del irlandés Oscar
Wilde, una de sus obras más conocidas y celebradas. El tema que
desarrolla se inspira en la figura de Fausto. La película presenta una
cuidada ambientación, recargada y artificiosa, que evoca la máscara tras
la que Dorian Gray oculta sus secretos y sus sentimientos atormentados.
El cuadro del protagonista, pintado en plena juventud, se transforma en
un segundo cuadro, obra de concepción exageradamente expresionista de
Iván LeLorraine Albright (1897-1983), que se conserva en el Instituto de
Arte de Chicago. Las imágenes de ambas telas (una sola en la ficción)
se presentan en color (technicolor). (Miquel en Film Affinity).
Excelente adaptación de la famosa novela de Oscar Wilde, en la que su
director demostró tanto su refinamiento formal como su capacidad para
crear atmósferas inquietantes. Constituye no sólo una perfecta
ilustración del texto sino también una fábula moral que funciona al
margen de su referente literario. (Fotogramas)
Título español: El retrato de Dorian Gray.
Reparto: Hurd Hatfield, George Sanders, Angela Lansbury, Donna Reed.
Dos jinetes llegan a Dodge City persiguiendo a un hombre. Es el Día de
la Independencia, y la gente se arremolina en torno al premio del
concurso de tiro, un rifle único: el Winchester 73. Lin McAdam, uno de
los forasteros, gana el concurso y consigue el rifle, pero su
contrincante Dutch Henry Brown se lo roba y huye. El rifle pasa a manos
de un traficante de armas, luego a un jefe indio y más tarde a un
forajido. Mientras tanto, continúa la persecución.
El film desarrolla un relato de odio, persecución y venganza, más bien
propio del cine negro. Largometraje nº 19 de Mann, es el tercer western
de su ciclo de 11. La narración se estructura en forma de itinerario
circular y se apoya en dos hilos conductores: el seguimiento de un rifle
Winchester 73 que cambia de manos sucesivamente y la persecución
implacable del pistolero Brown por el obsesivo McAdam. La variedad de
episodios confiere a la obra un aire de grata complejidad y atractiva
densidad. La narración es fluida, está dotada de buen ritmo y se
beneficia de la eficacia expositiva de Mann. Los episodios incorporan
motivos característicos del género: competición de tiro, ataque indio,
intervención de la Caballería, etc. Se dedican referencias a iconos del
Oeste: Dodge City, general Custer, Wyatt Earp, Caballo Loco, etc. (Miquel en Film Affinity).
Un encargo algo cogido por los pelos -la réplica a un producto Warner de
aquel mismo año: "Colt 45"- donde Mann demostró ampliamente su talento,
enriqueciendo una historia bastante plana hasta límites importantes. Es
uno de estos films que conjugan la solidez narrativa y la inspiración
casi lírica. Entre los actores secundarios aparecen Rock Hudson y Tony
Curtis. (Fotogramas)
Reparto: James Stewart, Shelley Winters, Dan Duryea, Stephen McNally.
Frank Galvin (Paul Newman), un maduro abogado en decadencia, es un
adicto al alcohol que sobrevive gracias a pequeños y rutinarios
trabajos. Un antiguo socio le recuerda el caso, todavía sin resolver, de
un error médico cometido en un hospital y del que Galvin se había
ocupado. No es nada fácil para él trabajar de nuevo de forma
profesional, pero su tesón es tal que no tarda en averiguar que puede
ganar el caso. Es entonces cuando empieza a recibir ofertas económicas
para arreglar el asunto sin ir a juicio. Pero Galvin está dispuesto a
jugárselo todo, tanto para conseguir una importante indemnización para
los familiares como para rehabilitarse como abogado y como persona.
Inteligente melodrama judicial, en el que David Mamet adaptó una novela
de Barry Reed en un guión tan hábil como incisivo. Frente a las
excelentes interpretaciones, la realización es lo más endeble del
producto. Lumet optó por su registro más apagado, dejando de lado el más
vibrante que ha presidido sus mejores films, imprimiendo un ritmo más
bien cansino y una formulación dentro de los límites de lo convencional. (Fotogramas).
Título español: Veredicto final.
Reparto: Paul Newman, Jack Warden, Charlotte Rampling, James Mason.
Tras la Segunda Guerra Mundial (1939-1945), el padre de Alicia Huberman,
un espía nazi, es condenado por traición contra los Estados Unidos.
Después del juicio, Alicia da una fiesta en la que aparece un apuesto
desconocido llamado Devlin. Se trata de un agente de los servicios de
Inteligencia que reclama su colaboración para atrapar a Alexander
Sebastian, el cerebro de los nazis en Brasil. Al principio se muestra
reacia, pero finalmente accede, sobre todo, porque se ha enamorado del
atractivo agente americano. Una vez en Brasil, Alicia se gana la
simpatía de Sebastian y se va a vivir a su casa. Pero su implicación en
el asunto acaba poniendo en peligro su vida.
Obra maestra del género de espionaje, en su época fue ya un gran éxito
de taquilla. Maravillosa pareja protagonista acompañados de un soberbio e
inquietante Claude Rains que fue nominado al Oscar al mejor actor
secundario.(Film Affinity)
En su recomendable libro sobre Hitchcock, Truffaut entroniza a esta
película como una de sus favoritas, junto con “Vértigo”, por su lograda
atmósfera de ‘sueño filmado’, por llevar a la quintaesencia el
aprovechamiento dramático del B&N y por conseguir, en su increíble
estilización y sencillez, el máximo de efectos con el mínimo de
elementos, con el mínimo de violencia. (Archilupo en Film Affinity).
Uno de los films más prodigiosos de su director, que sigue sorprendiendo
para renovar constantemente las claves de su propia intriga. Basándose
en un relato de espionaje, en el que se mezcló una historia de amor de
perfiles algo turbios, consigue una impecable estructura tanto en el
nivel mecánico como en el de las sugerencias. En su magistral ritmo se
integran memorables secuencias, como la de las llaves o la escapada
final.(Fotogramas)
Título español: Encadenados.
Reparto: Ingrid Bergman, Cary Grant, Claude Rains, Louis Calhern.
"No hay una soledad más profunda que la del samurai, a no ser quizás la del tigre en la jungla..." (Bushido: El libro de los samurai).
La historia de un hermético y frío asesino a sueldo, interpretado por
Alain Delon. Es una de las obras más notables del cine negro francés.
"La cima de Jean Pierre Melville, un modelo de cine negro (...) de
una desnudez formal llevada al límite que se traduce en una oleada de
resonancias dramáticas." Miguel Ángel Palomo: Diario El País
La estilización del relato, su desnudez y esencialidad, le dan un aire
abstracto, intemporal y categórico, que eleva su nivel de consideración e
interés. El personaje principal, construido con riqueza de matices y
bien definido, vive en una situación de extrema soledad, acepta su
destino con serenidad y dignidad casi religiosas, hace su trabajo con
pretensiones de perfección y se sitúa ante la eventualidad de su muerte
con una serenidad insólita y un enorme autocontrol psíquico y emocional.
Encarna el sentido del honor y de la dignidad, a la manera del samurai
japonés. Al mismo tiempo encarna al superhombre de Nietzsche. No hay
lugar en su espíritu para los sentimientos humanos. Su figura austera,
silenciosa, distante, rigurosa y trágica, ha servido de modelo a
numerosas réplicas e imitaciones posteriores.(Miquel en Film Affinity)
Seguramente el mejor film de su director, en el que convirtió una ignota
ìnovela de Joan McLeod en un obsesivo ejercicio estilístico que gira en
torno a la soledad. Resuelto con una estética tan fría como la
interpretación de su protagonista, sus imágenes desprenden una extraña y
desazonante belleza que conjuga perfectamente con su desencantado
discurso. Su admirable sentido de la atmósfera redondea la probidad de
sus resultados. (Fotogramas)
Título español: El silencio de un hombre.
Reparto: Alain Delon, François Périer, Nathalie Delon, Cathy Rosier.
François es un joven profesor de lengua francesa en un instituto
conflictivo, situado en un barrio marginal. Sus alumnos tienen entre 14 y
15 años, y no duda en enfrentarse a ellos en estimulantes batallas
verbales; pero el aprendizaje de la democracia puede implicar auténticos
riesgos. Al comenzar el curso, los profesores, llenos de buenas
intenciones, deseosos de dar la mejor educación a sus alumnos, se arman
contra el desaliento. Pero la abismal diferencia de cultura y de actitud
chocan violentamente en las aulas, que no son más que un microcosmos de
la Francia contemporánea. Por muy divertidos que sean a veces los
alumnos, sus comportamientos pueden cortar de raíz el entusiasmo de un
profesor. La tremenda franqueza de François sorprende a sus alumnos,
pero su estricto sentido de la ética se tambalea cuando los jóvenes
empiezan a no aceptar sus métodos.
"Todo un prodigio de montaje que recoge con elegante precisión los
pormenores de una batalla dialéctica y vital sin solución (...) una
propuesta verdaderamente atípica, formalmente valiente, dramáticamente
hipnótica y temáticamente imprescindible. (...)." (Alberto Bermejo: Diario El Mundo)
Ya iba siendo hora de que una película sobre el universo escolar fuera
mucho más que una película didáctica. No podíamos esperar menos de
Laurent Cantet, que en su espléndida Recursos humanos (1999)
demostró que podía examinar la dinámica de grupo para diseccionar a su
vez los mecanismos de poder que pone en funcionamiento y sus efectos
sobre el tejido social. Es en ese sentido que el aula donde se
desarrolla La Clase es, también, mucho más que un aula: es la Francia
que nos espera, con toda su multiculturalidad, que se adapta a duras
penas a un sistema que le resulta ajeno, y con ese profesor que quiere
ser amigo de sus alumnos y que, finalmente, acaba por ser devorado por
la institución. No hay epifanías de buen rollo ni vidas de santos ni
alumnos iluminados que encuentran el camino a seguir. Cantet desea que
entendamos la complejidad de lo que ocurre entre esas cuatro paredes y
ese montón de pupitres, y sabe que solo puede transmitírnosla
convirtiendo la clase en un taller de interpretación. Es entonces cuando
la película se transforma en el documental de su propio rodaje, y es
entonces cuando explica, sin ánimo pedagógico, la verdad que nace del
proceso colectivo de hacer cine. (Sergi Sánchez. Fotogramas)
"Considero que, ante todo, la clase es una acertada radiografía de lo que
sucede hoy en día en las aulas. Al contemplarla, uno aprecia lo lejos
que quedan otras visiones mucho más utópicas, aunque también necesarias
(El club de los poetas muertos), o ingenuas y poco realistas (Mentes
peligrosas). Aquí, uno tiene la sensación de que la cruda realidad se ha
colado en la pantalla, con esos alumnos que cuestionan continuamente la
labor del docente, con los conflictos que origina lo que ofrece el
sistema y lo que los alumnos esperan de él, etc.
Se trata de un bocado amargo, que ni siquiera utiliza la música para
endulzar el producto, y con una sensación claustrofóbica originada,
entre otras cosas, por la utilización del centro educativo como único
espacio del film." (Chemantico en Fotogramas)
Título español: La clase.
Reparto: François Bégaudeau, Frédéric Faujas, Patrick Dureuil.
Alfred Kralik es el tímido jefe de vendedores de Matuschek y Compañía,
una tienda de Budapest. Todas las mañanas, los empleados esperan juntos
la llegada de su jefe, Hugo Matuschek. A pesar de su timidez, Alfred
responde al anuncio de un periódico y mantiene un romance por carta. Su
jefe decide contratar a una tal Klara Novak en contra de la opinión de
Alfred. En el trabajo, Alfred discute constantemente con ella, sin
sospechar que es su corresponsal secreta.
Magistral comedia romántica en la que una joven dependienta
mantiene un romance anónimo por correspondencia con un hombre que
resulta ser el jefe de personal de la tienda, con quien se lleva
terriblemente mal. En 1998 Tom Hanks y Meg Ryan protagonizaron un
moderno remake -la correspondencia epistolar fue sustituida por
Internet- en "Tienes un e-mail" (You've Got Mail, 1998) de Nora Ephron. (Film Affinity)
"Parece sencillo, pero sólo si lo hace Lubitsch. (...) un tierno
juego de enredos (...)Un aluvión de frescura y vitalidad. (...) una
película imprescindible." Miguel Ángel Palomo: Diario El País
Deliciosa comedia sentimental que se basa en una situación de equívoco arquetípica: un hombre y una mujer mantienen una agradable
correspondencia ignorando sus respectivas personalidades. En esta
ocasión, Lubitsch cambió la mordacidad por un tono más sensible. Como
sucede casi siempre en la obra de este director, la maquinaria
dramática funciona con una perfección casi milimétrica. Años más tarde
sería objeto de un remake: "Tienes un E-Mail". (Fotogramas)
Título español: El bazar de las sorpresas.
Reparto: Margaret Sullavan, James Stewart, Frank Morgan, Joseph Schildkraut.
En plena Segunda Guerra Mundial (1939-1945), un anciano militar
británico rememora su larga y excitante vida. Su larga amistad con un
colega alemán o su desobediencia a las ordenanzas para ayudar a una
bella compatriota en apuros sólo son dos episodios de una experiencia
personal inolvidable.
Antes de la majestuosidad cromática de dos clásicos indiscutibles como
Narciso Negro y Las zapatillas rojas, el dúo formado por Michael Powell y
Emeric Pressburger rodó este delicioso ejercicio de estilo que no se
molesta en ocultar su naturaleza de obra coyuntural destinada a teorizar
(con inusitada sensibilidad) sobre la necesidad del combate bélico
cuando las circunstancias así lo exigen, pero siempre contemplado desde
un punto de vista humanista y atendiendo a valores hoy tan caducos como
son el honor, el valor y el respeto al prójimo. Esto puede sonar muy
conservador o reaccionario, pero conviene insistir en que la película
está rodada en 1943, justo en plena Segunda Guerra Mundial, por lo que
la pertinencia de su muy complejo discurso resulta innegable. (Film Affinity)
La amistad de un militar inglés y otro alemán que se desarrolla en un
período de cuarenta años (1902-1943). Partiendo de uno de estos
planteamientos tan caros al cine británico, va adecuando la progresión
narrativa a los acontecimientos históricos, alternando el registro
dramático con el irónico. Los resultados son brillantes, pero no
consiguen evitar una tendencia al exceso, sobre todo en su desmesurada
duración. (Fotogramas)
Título español: Coronel Blimp.
Reparto: Roger Livesey, Anton Walbrook, Deborah Kerr.