Una viuda (Marlene Dietrich), que para sobrevivir ha tenido que dedicarse a la prostitucion, es requerida por el Servicio Secreto Austriaco para que se convierta en un agente especial. Gracias a su extraordinaria belleza, la mujer descubre secretos del enemigo, salva miles de vidas y altera el curso de la guerra. Su debilidad es un agente ruso llamado Kranav (Victor McLaglen), que continuamente se burla de ella.
El argumento de la película de la Paramount parece especialmente urdido para que una actriz de las condiciones físicas de Marlene Dietrich asuma el papel literario y especioso de la dama irresistible y vampiresca –d’annunziana- que tanto se ha prodigado en la pantalla. (…) Si es sorprendente, como toda novedad, el arte de la Dietrich, no lo es menos, aunque su labor se haya consagrado anteriormente, el de Sternberg, como director de la película. Está realizada con admirable sencillez y una concepción justa y moderna del cinematógrafo hablado, dando a la palabra un valor esquemático y subordinándola a la sucesión y yuxtaposición de imágenes. La sonoridad es perfecta. El público –cosa rara en el cine- aplaudió al final de la magnífica producción de la Paramount, que es, con Las calles de la ciudad y Un reportaje sensacional, la mejor película que este año hemos visto en Madrid. (C. en ABC del 18 de noviembre de 1931)
En todo, y por todo en esta Fatalidad –apoteosis del arte de Marlene Dietrich- aquella nota sutil de vaguedad inteligente y de buen gusto, que ya advertimos en Marruecos y que es el sello inconfundible de la producción de Sternberg. (Felipe Centeno en La Vanguardia del 21 de enero de 1932)
'Fatalidad', o 'Deshonrada', la traducción de su título original, deshonrada por una rigidez que no sabe de sentimientos, ni de música, es una de las obras cumbres de esa oda al artificio que es el cine de Josef Von Sternberg (esas exquisitas sobreimpresiones...; Von Sternberg también se pinta los labios cuando hace cine), quien también firma el guión junto a Daniel N Rubin. Fue su segunda colaboración con Marlene Dietrich en la Paramount. El papel de Kranau había sido ofrecido a Gary Cooper, para repetir el éxito de 'Marruecos' (1930), pero Cooper no quería trabajar de nuevo con Von Sternberg.(El cine de Solaris)
Érase una vez un hombre que inventó la luz del cine (en estudio) para pintar sobre la pantalla el rostro de la mujer que amaba. O también: érase una vez un hombre que inventó a una mujer para pintar la luz del cine que amaba. Ese hombre era Josef von Sternberg. Esa mujer era Marlene Dietrich. Y la luz del cine era el tercer vértice del triángulo amoroso. (La escuela de los domingos)
Me quedaré con esa imagen irrepetible de las piernas de Marlene, bajo el aguacero, enfundadas en unas semi caídas y sensuales medias negras, con el pintalabios final (sin desvelar nada) y con ese saludo marcial del Jefe del Servicio Secreto Austriaco. Todo un epílogo. (Con el cine en los talones)
Dishonored es una obra maestra subestimada. Con frecuencia omitida en las listas de colaboraciones entre Dietrich y Von Sternberg, la película es absolutamente esencial para comprender la técnica artística del director y la evolución de la actriz en su estatus de icono para cada futura mujer fatal. Von Sternberg aplica una rica secuencia de capas de estilo y carácter que embellecen el atractivo deslumbrante de Dietrich como una mujer inteligente comprometida en una búsqueda mortal de más poder temporal en la forma de espionaje militar de alto secreto y empoderamiento sobre los hombres que ella manipula. La interpretación penetrante de Sternberg de las convenciones sociales muestra un claroscuro de fantasía surrealista en contraste con la realidad descarnada del destino que envuelve a su heroína, que finalmente se transforma en una mártir de su propia -y universal- feminidad. (IMDB)
Una historia de espionaje por Josef von Sternberg. El comienzo de la película, cuando Gustav von Seyffertitz como jefe de inteligencia austriaco recoge a Dietrich en la calle para convertirla en una espía de élite, es un trabajo extremadamente bueno. Pero Dietrich se eleva por encima de su director en esta película, tanto como Sternberg la sofocó mientras hacía Marruecos. Dietrich es dominante en Dishonored. Es ella quien fuerza el interés. (Variety)
Es quizás la expresión más pura de la creencia de Sternberg en el triunfo de la estética sobre la mortalidad. (Dave Kehr en Chicago Reader)
Von Sternberg convierte lo que podría haber sido poco más que un típico folletín de espionaje en otro de sus exuberantes ensayos visuales sobre la presencia humeante de Dietrich en la pantalla y su propio amor por la textura cinemática, la profundidad y la tactilidad. (James Kendrick)
Salimos del cine mudo, se nota y debemos acostumbrarnos, lo que no plantea ningún problema. Esta película inteligente es un festival de escenas, gracias al inmenso encanto y la belleza diabólica de Marlene. No se puede olvidar su actuación en el carnaval, la de una camarera de hotel en Rusia, su cara a cara con sus compañeros masculinos y la guinda del pastel en la preparación de su ejecución, probablemente la puesta en escena de la muerte más loca y magnífica de la historia del cine. Sublime. (Estonius en Allocine)
Las desventuras de una espía, inspirada en Mata-Hari, dieron pie a uno de los memorables melodramas del tándem Sternberg-Dietrich. El desmesurado romanticismo y el "glamour", presentes en todo momento, culminan en la secuencia del fusilamiento de la protagonista, uno de los incontestables momentos estelares en la historia del cine. (Fotogramas)
Película estrenada en España el 17 de noviembre de 1931 en el cine Callao de Madrid y el 18 de enero de 1932 en el cine Coliseum de Barcelona.
Reparto: Marlene Dietrich, Victor McLaglen, Gustav von Seyffertitz, Warner Oland, Lew Cody, Barry Norton.
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