martes, 14 de agosto de 2018

Den skaldede frisør (Love Is All You Need) (2012). Susanne Bier



Dos familias se reúnen en la localidad italiana de Sorrento para asistir a una boda. Philip, un hombre de negocios dedicado a la venta de verduras, e Ida, una mujer enferma de cáncer que ha perdido el pelo y ha dejado a su marido son los protagonistas.

"La trivialidad, que podría ser su cara más reprochable, es precisamente lo que le otorga a esta película su envoltorio más encantador (...) Una comedia amable que no oculta su dureza ni se avergüenza de sus ternuras." (Oti Rodríguez Marchante en ABC)

Si las últimas películas de Susanne Bier eran melodramas para espectadores que jamás reconocerían necesitar un culebrón, Amor es todo lo que necesitas es una purísima comedia romántica para quienes afirman repudiar a Jennifer Anniston o a Sandra Bullock sin asumir que necesitan la droga sentimental que ambas divas suministran. Pero sería injusto negar que la (mecánica) trama del último trabajo de Susanne Bier se levanta, esquivando el peligro de los arquetipos, sobre un reconocible —y sensible— material humano: la escena en la que Pierce Brosnan cubre el cuerpo desnudo, recorrido por las huellas de la lucha con su enfermedad, de la Dyrholm no es el tipo de material que uno encuentra en una comedia romántica al uso. (Jordi Costa en El País)

"El principal problema: lo previsible y gastados que lucen cada uno de los resignados argumentos. Eso sí, la gracia con la que están dibujados los personajes ayuda." (Luis Martínez en El Mundo)

La película se plantea, desde su misma gama cromática, como apuesta vitalista por un sentimiento entendido como valor absoluto, como algo, en definitiva, más poderoso que la razón.
Bier no transgrede el género, pero sí que coloca en su centro algo desgraciadamente poco habitual: vida y verdad, encarnada en esa Trina Dyrholm que es personaje orgánico y matizado y no arquetipo. El buen timing cómico que la Bier revela con el eficaz plano de un Pierce Brosnan contemplando sus patillas en el retrovisor o el enervante personaje que compone Paprika Steen, una veterana del Dogma, demuestran que a la cineasta danesa no le ha sentado del todo mal probarse este traje ligero tras tanto melodrama. (Jordi Costa en Fotogramas)

Al final, la sensación es pareja a la encontrada en otros films de la directora: ella y su guionista están tan ensimismados en añadir puntos de conflicto al guión que se olvidan de los personajes. Eso importa menos cuando se juega con caricaturas (la tía egocéntrica y neurótica de la genial Paprika Steen, otra actriz formada en la escuela Von Trier-Vinterberg), pero resta todo atisbo de naturalidad a la historia de romanticismo terapéutico principal. Que, sin embargo, en última instancia puede concluirse que funciona. Pero más por el esforzado trabajo de un cuidado reparto y los clichés con los que el espectador va reencontrándose que por un trabajo cinematográfico preciso. (Daniel Partearroyo en Sensacine)

Sin ser una de sus películas más intensas, ‘Amor es todo lo que necesitas’ resulta un film muy bien mesurado que sabe condensar momentos divertidos con una realidad dramática, en un relato sobre segundas oportunidades. Una cinta verdaderamente agradable y auténtica, con historias de amor más cercanas y alejadas del estereotipo de pareja joven que se enamora, para mostrar unos personajes genuinos a los que la vida empuja a cambiar. (Miriam Figueras en Espinof)

Aunque logra hacer reír en ocasiones, tiene un trasfondo de drama que da pie a la reflexión sobre las relaciones familiares, la enfermedad, la infidelidad y la necesidad del amor. Viene a ser como si la realizadora quisiera demostrar que su dominio de la realización da de sobra para rodar secuencias de comedia, pero no desea olvidar que la vida también es trágica. (Decine21)

Lo que es notable es cómo la película de la Sra. Bier, en danés e inglés, encuentra belleza en sus momentos tranquilos, que son muchos y cercanos. (Joe Morgenstern en Wall Street Journal)

La puesta en escena lucha por encontrar su ritmo y su forma. (Pierre Eisenreich en Positif)

Una comedia romántica conmovedora, bellamente escrita y finamente interpretada. (Sandrine Marques en Le Monde)

Película estrenada en España el 21 de diciembre de 2012.

Título español: Amor es todo lo que necesitas.

Reparto: Trine Dyrholm, Pierce Brosnan, Kim Bodnia, Paprika Steen, Sebastian Jessen, Molly Blixt Egelind.


viernes, 10 de agosto de 2018

The Collector (1965). William Wyler


Freddie Clegg, un empleado del Banco de Londres, es un hombre introvertido y triste que se dedica a coleccionar mariposas. Su vida cambia bruscamente cuando le toca la lotería, pues entonces decide secuestrar a Miranda Grey, una joven estudiante de arte por la que se siente atraído desde hace tiempo. Compra una casa en las afueras de Londres y retiene a la chica en el sótano un mes. Durante ese tiempo afloran en los dos personajes sentimientos encontrados.

El coleccionista es la obra de un maestro. La brevedad del tema se vería incapaz de abastecer el largo curso de la película si no fuera por la serie de matices que Wyler ha ido pegando como un festón de singularidades estremecedoras a la orilla de una misma y obsesionante situación. (G.E. en ABC del 22 de diciembre de 1965)

Todo el film es un ejercicio de estilismo artístico, a un mismo tiempo simple y sabio, complicado y escueto. No hay un solo instante de desfallecimiento o de desvío en esa rectilínea trayectoria que se ha trazado Wyler para mantener la emoción en este oscuro drama de la obsesión morbosa y criminal. (A. Martínez Tomás en La Vanguardia de 19 de enero de 1966)

El tímido y complicado coleccionista siente por la chica el mismo amor que por las mariposas: poseerlas para contemplarlas en una vitrina, para admirarlas; quizá por eso, para dar juego a la etimología, la joven responde al nombre de Miranda. Freddie sustituye la vitrina por el sótano de la casa, y Wyler no aparta la cámara de esos cuatro muros y de los dos personajes, enfrentados en un loco encuentro. La claustración física y la incertidumbre sobre el desenlace de la historia son subrayados por la indefinición fotográfica de los contornos, por la deliberada elección de colores sucios que acentúan la existencia subterránea de la pareja. (...) Mientras la primera parte del filme se sostiene gracias a la ambigüedad del maníaco, ilusionado con la posibilidad de ser amado, Wyler recurre, cuando avanza la segunda parte, a los clichés comerciales, con un final poco convincente. (El País)

La evolución de Frederick hace que ya de forma diáfana hacia el ecuador del film, podamos catalogar su personalidad como de psicópata, un psicópata edulcorado, amable, vulnerable, pero psicópata al fin y al cabo, siendo el leit motive de su actuación no el infringir daño sobe su victima, sino satisfacer sus deseos a cualquier precio. La psicosis va in crescendo, mostrándose al final como un ser sin ningún tipo de remordimiento ni escrúpulo, amoral, abyecto, eclosionando de forma abrupta, brutal, el monstruo que anidaba en su interior. Pudiéndose afirmar que el film termina en los albores de una película actual de la temática. (AlohaCriticón)

La sorpresa ante el visionado de El coleccionista es constatar cómo Wyler incorpora con extraordinaria elegancia toda una serie de recursos y elementos que se dirían ajenos a su estilo (o al menos no definitorios del mismo) sin caer en ningún momento en vicios formales tan característicos de la época (los infumables zooms, por citar uno de los más recurrentes) o en piruetas narrativas destinadas a obtener el beneplácito del público ávido de artificios más bien cuestionables. (Cinema esencial)

El film, referente obligado del posterior cine de psicópatas, logra superar inconvenientes como su aire claustrofóbico, o el reducirse en la práctica al tencontén entre los dos protagonistas. Hay además buenos momentos de suspense, como la inesperada visita de un vecino. Terence Stamp y Samantha Eggar están magníficos, y ambos fueron premiados por su interpretación en el Festival de Cannes. En el capítulo de los Oscar, tuvo tres nominaciones, para el director, el guión y la actriz. (Decine21)

Adaptación de una novela de John Fowles con un planteamiento similar al de "Átame", aunque con un tratamiento muy distinto. La situación límite del secuestro pasional está llevada hasta sus últimas consecuencias dentro de una tónica racionalista. Tiene sentido de la tensión, pero no siempre conserva el deseable sentido del ritmo. (Fotogramas)

Película estrenada en España el 20 de diciembre de 1965.

Título español: El coleccionista.

Reparto: Terence Stamp, Samantha Eggar.



miércoles, 1 de agosto de 2018

Conviction (2010). Tony Goldwyn



Betty Anne Waters es un ejemplo de estoicismo, solidaridad y entrega. En 1983, su hermano Kenny fue condenado a cadena perpetua por un asesinato que no cometió. Por aquel entonces, Betty Anne, que trabajaba como camarera en un bar, era una mujer de 28 años divorciada y con dos hijos. Completamente convencida de la inocencia de su hermano, se puso a estudiar derecho y cuando terminó la carrera se convirtió en su representante legal para luchar por conseguir su exculpación.

Estamos, pues, ante una película de la estirpe de «Erin Brokovich», aunque sin el sano escepticismo de Soderbergh y con el almibarado añadido de una relación fraternal más grande que la vida. Una película que se limita a ilustrar su tesis obviando lo más importante: que seis meses después de ser liberado, Kenny Waters murió de la forma más absurda. (Sergi Sánchez en La Razón)

"Hilary Swank busca su 'Pena de muerte' y le sale un telefilme. (...) Si queda algo por encima de la media es por el empeño de Swank (...) algunas actuaciones aisladas y el clásico ritmo adictivo de las películas de abogados" (Manuel Piñón en Cinemanía)

Mostrar las fisuras del sistema judicial y el derrumbe del entorno familiar de la protagonista constituyen los ejes de una historia para cuya convicción habría necesitado el oficio de grandes directores del pasado como Arthur Penn o Richard Brooks, de talante liberal, que denunciaron el hecho de que la justicia, sin dinero, no siempre es igual para todos. (Lluís Bonet Mojica en La Vanguardia)

El largometraje se salva de la linealidad y la neutralidad precisamente por los momentos de flashbacks que tiene. Incluso nos llegamos a encontrar con flashbacks de segundo grado; uno dentro de otro, al más puro estilo ‘Origen’ (2010) o ‘Nivel 13’ (1999), pero esta vez sin sueños de por medio. Éstos otorgan el peso merecido a la pareja protagonista y disponen el lienzo sobre el que van a trabajar sus (esto sí) solventes actores. (María Jesús Pérez Girón en La huella digital)

"No hay rostros ni cuerpos en la película de Goldwyn, y por lo tanto no hay conflicto. Todo aparece en el mismo nivel, sin rugosidades ni pliegues".(Carlos Losilla en Cahiers du Cinéma España)

La narración de Goldwyn parece funcionar mejor cuando sigue fórmulas preestablecidas (el montaje durante el que Betty Anne descubre la existencia de las pruebas de ADN que formarán una parte vital de su alegato) que cuando intenta una alternancia entre líneas temporales con flashbacks que recuerdan la infancia de los dos hermanos mientras los distintos juicios tienen lugar. Es decir, cuanto más se parece a un telefilm de lujo con grandes intérpretes, menos irritante resultan sus manipulaciones emocionales. (Diana Albizu en Sensacine)

La historia genera ese tipo de urgencia que sentimos cuando un personaje obviamente tiene razón y se enfrenta a la estupidez y la mezquindad. Entrega. (Roger Ebert)

Betty Anne Waters endulza la verdadera historia en la que se basa, y el director Tony Goldwyn conecta diligentemente los puntos del guión de Pam Gray. (Peter Travers en Rolling Stone)

La calidad de la actuación es constantemente alta y la energía crepitante del Sr. Rockwell contribuye en gran medida a compensar el tono predominantemente serio de la película. (Joe Morgenstern en Wall Street Journal)

Aunque eficaz, la puesta en escena parece teledirigida, los trémolos de piano anuncian hasta los cambios de lugar. (Eithne O'Neill en Positif)

La película se ve sin disgusto, pero sin pasión, debido a una puesta en escena impersonal. (Christophe Carrière en L'Express)

Conviene reivindicar una película que, como el cine clásico de Hollywood, se preocupa de contar bien una pequeña historia, perdida en la América profunda, confundida con otros tantos relatos criminales parecidos. Si queremos y tenemos cultura cinéfila rica y exigente, podemos encontrarle ecos de Yo creo en ti (Henry Hathaway, 1948) o A sangre fría (Richard Brooks, 1967), pero es mejor valorarla por su seriedad, educación y crudeza fuera de modas catódicas. (Pere Vall en Fotogramas)

Película estrenada en España el 15 de julio de 2011.

Título español: Betty Anne Waters.

Reparto: Hilary Swank, Sam Rockwell, Minnie Driver, Melissa Leo, Juliette Lewis, Peter Gallagher.