Deseando amar (In the Mood for Love, 2000). Wong Kar-Wai
Hong Kong, 1962. Chow, redactor jefe de un diario local, se muda con su mujer a un edificio habitado principalmente por residentes de Shanghai. Allí conoce a Li-zhen, una joven que acaba de instalarse en el mismo edificio con su esposo. Ella es secretaria de una empresa de exportación y su marido está continuamente de viaje de negocios. Como la mujer de Chow también está casi siempre fuera de casa, Li-zhen y Chow pasan cada vez más tiempo juntos y se hacen muy amigos. Un día, ambos descubrirán algo inesperado sobre sus respectivos cónyuges.
La película abunda en momentos de sensualidad inefable, asociados
casi siempre a Maggie Cheung y al suave
fru fru de sus imposibles vestidos, como ese movimiento de cámara que sube por
su brazo hasta llegar a la perfecta máscara trágica de su rostro en la esquina
desolada de una calle. Pero el mayor milagro es el trabajo de Wong, que aborda
un tema tan manido recurriendo a todo tipo de juegos de estilo (ralentís, etc.)
y reinventa la frescura del cine desde el artificio: consigue que miremos esta
historia vieja como el mundo tan deseantes y expectantes como su infeliz pareja
de amantes. (Antonio Weinrichter en ABC del 16 de febrero de 2001)
El poderoso y personal estilo visual del director de “Fallen
angels”, que sería erróneo contemplar como un simple ejercicio manierista, comparece
aquí con inusual vigor. mparece aquí con inusual vigor. En algunas escenas,
Wong Kar-Wai convierte la ralentización, hoy un burdo subrayado, en prodigiosa
metáfora del instante furtivo, convertido en eternidad para la memòria. (...)
Wong Kar-Wai logra la proeza de plasmar –mediante imágenes de enorme
creatividad, algunas inolvidables– una historia de amor enloquecido que halla
también adecuada equivalencia en la prodigiosa banda sonora. (...) No se
pierdan esta película: ofrece pasión y exige la pasión cómplice del espectador.
(Lluís Bonet Mojica en La Vanguardia del 18 de febrero de 2001)
Es en este plano formal donde In the Mood for Love sí deviene experiencia limítrofe, gracias a un grado de estilización que alcanza a veces la pura abstracción escénica (resoluciones de escenas únicas, planos que atentan contra el sentido común narrativo y, sobre todo, el fuera de campo, elipsis que son casi saltos mortales dentro del flujo del relato...). In the Mood for Love no es, por tanto, otra arrebatadora película sobre el amor, sino una calculada y obsesiva investigación audiovisual sobre los códigos escénicos que el cine ofrece para materializar precisamente dicho sentimiento (ese mood...) en pantalla; un ensayo de laboratorio movido por la reflexión y la autoconsciencia representativa que niega, una a una, toda fórmula capaz de convertir una obra así en pura papilla-ficción. (Fotogramas)
Sus vidas están tan amuralladas como sus estrechos cuartos. Tienen más dinero que lugares donde gastarlo. Todavía vestida para la oficina, ella sale corriendo a un callejón lleno de gente para comprar fideos. A veces se encuentran en la escalera sucia. A menudo está lloviendo. A veces simplemente hablan en la acera. Los amantes no se dan cuenta de dónde están, no se dan cuenta de que se repiten. De todos modos, no es repetición, es consuelo. Y cuando te contienes y hablas en código, ninguna conversación es aburrida, porque los espacios vacíos están llenos de tus deseos. (Roger Ebert)
Una versión hollywoodense de esta película tendría un final radicalmente diferente, que satisfaría la fórmula romántica estándar, aunque traicionaría el material y los personajes. La película de Wong es tan anti-Hollywood como una película puede serlo. Es lenta, no es complaciente, permite que los personajes respiren y, al final, tiene un impacto. In the Mood for Love es un poderoso estudio del anhelo que utiliza técnicas de cámara innovadoras, música evocadora (violines tristes) y sólidas actuaciones para sumergir al público en el estado de ánimo de los personajes: un deseo conmovedor y desesperado por algo que ninguno de los dos puede encontrar el coraje de expresar. (James Berardinelli en Reel Views)
WKW siempre ha sido un director difícil de atrapar en el acto de ser profundo, y In the Mood for Love es tan seductoramente hermosa que sería fácil descartarla como pura fachada. Sin embargo, la esencia del arte de Wong reside en la disyunción entre el atractivo de las superficies de su mundo y el anhelo, la decepción y el fracaso que se esconden debajo. La película puede atraernos con su opulencia estilística, pero nos atrapa con nuestro deseo (desesperado) de ver a Leung y Cheung felices juntos, un sentimiento complicado muy bien capturado en el título chino, que se traduce como "Algo así como los momentos más hermosos". (John Powers en The Criterion Collection)
La puesta en escena es deslumbrante. Hasta el punto que uno se vería tentado a recordar sólo esto (...). Pero al elogiar demasiado la forma, terminaríamos perdiendo de vista lo esencial: una emoción que no puede reducirse a una experiencia estética. (Philippe Rouyer en Positif)
La película exalta la nostalgia de un presente onírico imposible de conquistar, y lo ilumina en tono elegíaco con imágenes y melodías susurradas. (Olivier Joyard en Cahiers du Cinéma)
Hoy en día, nadie mejor que Wong Kar-Wai filma esta hemorragia silenciosa de tiempo y energía vital, este flujo inexorable de la existencia que pasa sin dejar asidero. (Jean-Marc Lalanne en Libération)
Una maravilla de estilo, elegancia y sutil emoción que confirma el lugar dominante en Asia de su autor y director Wong Kar-Wai quien, con una decena de películas, ha logrado un dominio excepcional de la escritura cinematográfica. (Daniel Toscan du Plantier en Le Figaro Magazine)
Puesta en escena en un tono sensual y puntillista (...), la película evoca un grabado donde las estrellas chinas Maggie Cheung y Tony Leung (...) parecen resucitar las sublimes y lánguidas figuras del amor cortés. (Jacques Mandelbaum en Le Monde)
Película estrenada en España el 16 de febrero de 2001.
Reparto: Tony Leung, Maggie Cheung, Rebecca Pan, Siu Ping-Lam, Mama Hung, Chan Man-Lei, Koo Kam-Wah.
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